Tan sagrado como profano
Cristina Lucas en el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico
Cuentan que Miguel Ángel, cuando terminó la escultura de su famoso Moisés, le golpeó en la rodilla y le ordenó: “Habla”. Podemos imaginar ese momento en el que el gran artista, el incuestionable, el genio, el gigante Buonarotti, comprende que ha sacado del mármol una imagen tan fenomenal que, creyéndose dios mismo, le impera a hablar. Sin duda se trata de un momento dramático, tanto, que contiene la esencia de la idea de arte que tenía el propio Miguel Ángel: un don divino que permite que el artista otorgue vida a la piedra. Si esta escena no hubiera ocurrido en el siglo XVI y hubiera ocurrido en el siglo XXI, registrada con una cámara, se trataría de una magnífica performance.
Habla es el proyecto más difícil al que se ha enfrentado Cristina Lucas en su carrera, según ella misma confirma. La artista parte del punto donde lo dejó Miguel Ángel y continúa golpeando la escultura del Moisés. Efectivamente, Moisés debe hablar, debe hablarnos a todos nosotros, porque él habló con dios y, desde ese instante seminal, se construyó el mundo del pensamiento monoteísta que heredó occidente. Cristina Lucas se arroga el derecho de seguir preguntándole a Moisés y al mismo tiempo establece un diálogo duro, violento, agotador y casi imposible con el pasado del arte, con la obra de arte icónica y magnífica y con el artista hombre, padre, maestro, genio cuyo nombre escribimos con letras de oro en la historia del arte universal. Cristina, mujer, artista contemporánea, frágil en apariencia, toma un martillo enorme y sube desde la rodilla hasta la cabeza de la escultura mientras la destroza. Matar al padre, que diría Freud.
Iluminaciones profanadas, es la exposición que se presenta hasta el 18 de marzo en el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, en la que pueden verse varios vídeos y fotografías cuyo hilo conductor es el arte mismo. Cristina Lucas, española que expone por primera vez en Puerto Rico, nos invita a preguntarnos sobre el artista, la creación, la obra de arte y el arte, como una forma estructural del pensamiento que construye el mundo. Preguntas en las que subyace un planteamiento feminista sobre el papel de las mujeres a lo largo de la historia del arte, sus imágenes y sus narrativas.
Desde el nacimiento del cristianismo como religión oficial del imperio, la iglesia ha sido en occidente la que ha ejercido el patronazgo principal del arte. Entramos en cualquier iglesia europea y asistimos a un espectáculo artístico que pasa por todas las épocas y estilos. En el video Más luz, Cristina Lucas, niña educada en colegio de monjas y, por lo tanto dentro del canon católico, se pregunta en devota confesión por qué la iglesia hoy le ha dado la espalda al arte y a los artistas. ¿Dónde están los tiempos gloriosos de Miguel Ángel y el papa Julio II? ¿Dónde están hoy en día la agonía y el éxtasis que producían los vínculos aparentemente indisolubles y eternos entre el arte y la religión?
Los museos están plagados de desnudos que los espectadores contemplan con respeto, admiración y sin atisbo de escándalo. El cuerpo masculino y, especialmente, el femenino, es objeto de representación, avalado por todas las instituciones artísticas, siempre y cuando responda a las convenciones. Con la serie Desnudos, Cristina Lucas documenta varias acciones realizadas en diferentes museos del mundo, en las que un actor se desnuda delante de una pintura de un desnudo. Hombres y mujeres sorprenden a los guardias y a los espectadores, con sus cuerpos expuestos, provocando el disgusto, el escándalo, la intervención inmediata de la autoridad. Magníficas fotografías que nos preguntan qué es lo que queremos mirar, cómo lo miramos y qué hace que nos sintamos cómodos o incómodos, cuánta realidad estamos dispuestos a tolerar y cuántos subterfugios necesitamos para mirarla. La serie pregunta, además, cuándo el cuerpo y su exposición se consideran ilegales.
Una de las pinturas más famosas de Courbet, El origen del mundo, es el primer plano de una vulva: el título es totalmente sugerente, la vagina como principio de todo. En referencia a esta pintura, Big Bang es un video colocado en el techo, que obliga al espectador a mirar desde abajo, en el que vemos una mujer que pinta con un pincel metido en su vagina. La creación del mundo, la creación artística, las mujeres artistas, las mujeres creadoras que construyen el mundo, vistas de manera poderosa y provocadora al mismo tiempo.
La historia de la pintura está plagada de obras que narran de manera heroica la historia de los pueblos vencedores, la épica de la conquista de la libertad tiene uno de sus cuadros más famosos en La libertad conduciendo al pueblo, de Delacroix, joya de la corona del museo del Louvre y referencia imprescindible para aludir a la aspiración de los pueblos hacia la libertad. Una alegoría sobre el preciado bien, encarnado por una mujer-escultura, semidesnuda como una diosa griega, que da aliento a la batalla y sentido al símbolo de la patria. Con el video La liberte raisonnée, Cristina Lucas realiza una impecable respuesta a esta obra, recreando la escena de Delacroix de forma meticulosa, pero con un elemento añadido: la narrativa no está congelada en un segundo, sino que la escena continúa y los protagonistas corren y corren guiados por una figura femenina que deja de ser una alegoría de la libertad, deja de ser una diosa griega para convertirse ante nuestros asombrados ojos en una mujer en medio de una guerra, en mitad de una espiral caótica que deja al espectador reflexionando sobre una narrativa a la que se le ha dado un giro inesperado y de consecuencias catastróficas.
Esta extraordinaria exposición, curada por Gerardo Mosquera, termina con Abstraction Licking un video inteligente cargado de humor y crítica hacia una de las ciudades más progresistas de Europa: Amsterdam. En una conocida pintura de Piet Mondrian, paradigma de la organización espacial racional y reticular, las líneas se convierten en barras donde bailan siluetas de chicos y chicas, ventanas del barrio rojo que nos invitan a jugar y donde no nos pasa desapercibida la tensión entre el pensamiento cartesiano de una imagen y la exposición de los cuerpos en un ritmo lúdico, concupiscente e inevitablemente sensual.
Iluminaciones profanadas es una exposición de gran calado conceptual y estético que nos permite a los espectadores de Puerto Rico acercarnos a la artista Cristina Lucas en el contexto de una curaduría coherente e inteligente. El Museo de Arte Contemporáneo es un espacio perfecto para el encuentro con estas obras llenas de preguntas pertinentes que dan luz a estos tiempos de incertidumbre.
Iluminaciones profanadas estará en exhibición hasta el 18 de marzo en la Sala Julio Rosado del Valle del Museo de Arte Contemporáneo.