The Foreigner: ¡Arriba los “seniors”!
Ngoc Minh Quan (Chan) es un exmiembro de las fuerzas especiales norteamericanas en Viet Nam y ahora tiene un restaurante chino en Londres. Su hija Fan va a ir a un baile y quiere ir a una tienda a comprar un traje que le gusta. Mientras él espera, alguien detona un bomba que mata a los que están en la tienda, incluyendo a Fan. Deprimido, pero con ansias de venganza, Quan acude a Scotland Yard para que el encargado de resolver el crimen, el comandante Richard Bromely (Ray Fearon), le dé información sobre los terroristas. Bromely es la cabeza de la sección de contraterrorismo y, aunque está conmovido por la pena que embarga a Quan, rechaza una especie de soborno que este le quiere dar (£20,000, que no es cáscara de coco) y le confiesa que no tiene idea de quiénes son los perpetradores del ataque. Como buen servidor público, Bromely rechaza la oferta. Se ha anunciado que un grupo terrorista que se hace llamar el “auténtico ejército revolucionario irlandés” (“authentic IRA”) , se ha responsabilizado del ataque. Como Bromely no le puede dar los nombres de los terroristas, Quan va a Belfast a ver a Liam Hennesy (Brosnan) el ministro diputado de Irlanda quien en sus años mozos fue líder del IRA provisional. Por ese hecho, Quan deduce que el ministro debe saber los nombres del (los) asesinos.
La trama comienza a llevarnos por unos laberintos dignos de Dédalo, ejemplos sin duda de los enredos a los que le “inteligencia” global tiene que exponerse, clarificar y resolver de día a día en el fatal juego del terrorismo. En el centro del pajar que es Belfast y Londres, los grupos de la ley comienzan a buscar la aguja que resulta ser Quan y los cinco alfileres que pusieron la bomba, que nadie parece saber exactamente quiénes son.
Es un deleite ver este grupo de actores ingleses e irlandeses hacer patente las tensiones que han existido desde tiempos inmemoriales entre los habitantes de Irlanda y los británicos, y de mostrar nuevamente —siempre se nota— la importancia que tiene haber estudiado teatro para hacer escenas íntimas (no me refiero a sexuales) en que los personajes tienen que abordar temas tan shakesperianos como lo son la venganza y la traición.
El guión de David Marconi es dinámico y fascinante, y la dirección de Martin Campbell muestra su experiencia adquirida dirigiendo filmes de James Bond (“GoldenEye”, 1995, en el que trabajó con Brosnan; “Casino Royale”, 2006). Las secuencias de acción son de una precisión coreográfica que mantiene su duración a un mínimo (atención Denis Villeneuve) y que están ayudadas por la edición de Ángela M. Catanzaro, con quien no estoy familiarizado, pero que a juzgar por su ejecutoria en esta cinta volveremos a ver su trabajo. Ayuda a todo el ensamblaje la música estupenda de Cliff Martínez (en antaño baterista de los “Red Hot Chili Peppers”).
A los 64 años Pierce Brosnan es el perfecto político “cool”, pero “cool” a lo “país viejo”. Como irlandés que es no necesitó de un instructor de acentos para darle esa peculiar entonación de los que proceden del país de los tréboles de buena suerte. Su actuación en este filme es de alto nivel y merece los mejores elogios. Algo de lo que aquí demuestra estuvo a clara vista en el filme de Roman Polanski “The Ghost Writer” (2010). Es evidente que hay que buscarle otros vehículos en que el talento de este actor —a quien se subestima por haber sido Bond en cuatro películas— se manifieste de lleno.
Jackie Chan es un fenómeno de las artes marciales y de los trucos de acción, lo cual está en evidencia en la presente cinta. Pero en esta Chan nuestra que puede mostrar emociones más complejas que las que ha desplegado en sus películas de acción/comedia. Siendo este su único filme que demanda una actuación dramática podemos decir que lo hace muy bien y, además, es muy convincente en su escenas con Brosnan y con su amiga Kei Lam (Liu Tao).
El filme es evidencia de cómo cambian los tiempos: dos sexagenarios que aún llevan la voz cantante en películas de acción. Lo más interesante y sutil es que a cada paso hay señales del placer que puede ser la venganza. En este filme que no perdona un tipo que le quiere robar un estacionamiento al héroe dura poco. El tema es perfecto para dos envejecientes estupendos. ¿Son los genes, el ejercicio, o la buena dieta? En una película llena de secretos. Solo los muy cerca a cómo se filmó el filme saben el secreto.