The Return
Ralph Fiennes (Odiseo) es un actor fenomenal. Solo hay que recordarlo en Schindler’s List (1994) como el demente asesino nazi Amon Göth, para reconocer la gama de emociones que es capaz de trasmitir. En la estupenda Conclave, su más reciente interpretación, se convierte ante nuestros ojos en un Cardenal de la iglesia católica que tiene que descifrar las conspiraciones de los que pretenden ascender a ser Papa. Nuevamente su actuación nos hace creer que, sin duda, reside en el Vaticano y sabe dónde están los villanos.
En este filme su Odiseo va ganando fuerza después de ser encontrado en la orillas de Ítaca, su tierra natal, a la que vuelve después de veinte años. Ha estado ausente por su participación en la Guerra de Troya y es evidente que ha sufrido mental y físicamente por sus experiencias en combate.
Poco sabe el extranjero que, sin quererlo, su esposa Penélope (Juliette Binoche) es básicamente una prisionera en su propio palacio. Existe una manada de pretendientes que exigen que elija un nuevo esposo. No solo la quieren a ella y el trono, sino sus riquezas. Peligra la vida de su hijo Telémaco (Charlie Plummer) porque los hombres que pretenden a su madre lo ven como un escollo a sus planes. De primera intención, Odiseo mantiene su identidad secreta, pero su perro lo reconoce al instante y, al hacerlo, desvela quién es el “forastero” que el mar lanzó a las orillas de la isla.
En toda esta parte de la historia nos percatamos de que aún en la antigua Grecia se sufría de desorden postraumático. El regreso de Odiseo está condicionado por esa situación y, conociendo por lo que le cuentan la situación de su esposa y su hijo, se mantiene, por así decirlo, en las sombras. Según va conociendo mejor el predicamento de su familia, se ve obligado a enfrentar su pasado para salvar a su familia y recuperar lo que ha perdido.
Mientras tanto vemos la crueldad y la violencia de muchos de los pretendientes a quienes Penélope engaña prometiéndoles que cuando termine de tejer el sudario de su suegro, padre de Odiseo elegirá a uno de ellos. Sin embargo, cada noche desteje parcialmente el sudario.
Telémaco, que nunca conoció a su padre, parte en un barco, pero regresa a Ítaca, solo para encontrar que los pretendientes de su madre lo persiguen para matarlo. Dos de ellos encuentran a un hombre en el mar, pero dicen que no necesitan más pretendientes, por lo que lo rechazan. De vuelta en tierra, los mismos pretendientes salen a cazar a una muchacha; al encontrarla ausente de la tienda de su novio, lo matan a él. El pretendiente principal, Antinoo (Marwan Kenzari), presiona a Penélope para que se case, pero ella se niega.
Dirigida por Uberto Pasolini con gran acierto y delicadeza, y con una hermosa cinematografía de Marius Panduru, la cinta va avanzando hacia su clímax a un paso que parece cónsono con la época. ¿Qué hacían los pretendientes, además de violar mujeres y matar casi por diversión, mientras esperaban la respuesta de Penélope? ¿Era la violencia lo único que animaba a los llamados héroes de la época? Las respuestas están cuando Odiseo decide interceder por su familia.
Es curioso, y no sé si se hizo adrede, que en la semioscuridad de los aposentos en que Penélope lleva a cabo su tejido o se retira para evitar el roce con los pretendientes, el perfil de la bella Juliette Binoche se semeja ¡al de Julia Roberts! Lo que, sin ton ni son, me llevó a considerar si los que nacieron a finales del siglo pasado o a principios de este, saben de La Odisea… de Homero… de estos personajes que son convertidos en personas de carne y hueso por los excelentes actores que pueblan la película. Al mismo tiempo llegué a la conclusión de que no importa porque la pregunta introductoria es ¿irán a ver este filme hermoso?