The Revenant
Veinte años después de la Compra de Luisiana (1803), cuando aún no se conoce bien el territorio, una banda de cazadores de pieles andan por Dakota del Sur subvencionados por el ejército de los Estados Unidos. Han partido del fuerte Kiowa, a las orillas del Misuri, y llega el momento que regresar a él se convierte en cuestión de vida o muerte. Comandados por el capitán Andrew Henry (Domhnall Gleeson) y guiados en el yermo por el cazador (real, como lo es Henry) Hugh Glass (Leonardo Di Caprio) cuando ya han coleccionado una gran cantidad de pieles son acorralados por los indios Arikara, cuyo jefe anda en busca de su hija Powaka (Melaw Nakehk’o) que ha sido secuestrada. El ataque es fulminante y quienes escapan lo hacen en el bote que tiene que ir por el río Misuri hasta el fuerte.
Conocedor del terreno y de los indios (estuvo “casado” con una india y su hijo mestizo lo acompaña en el viaje) Glass tiene la encomienda de guiar la partida a salvo. Su hijo Hawk (Forrest Goodluck) no es visto con buenos ojos por todos pero el también real John Fitzgerald (Tom Hardy) lo detesta y no confía en él. Por asociación detesta también a Glass, animosidad que se recrudece cuando este último decide que abandonen el barco y regresen al fuerte a pie. Aunque resulta ser la decisión correcta, quienes se van a campo traviesa no se enteran que quienes desafiaron las órdenes de Henry y de Glass y continuaron en el barco son masacrados por los indios. Ignorante de eso, Fitzgerald piensa que las vicisitudes que enfrentan son culpa de Glass.
El grupo se ha escapado de los indios, pero Glass se interna en el bosque buscando presa. En vez, se topa con un oso que defiende su familia (mamá y dos cachorros). En la escena cumbre del filme el oso ataca a Glass y casi nos duele cada mordida y cada desgarro que le propicia la bestia. Lo que hace el animal es lo que hizo Glass cuando tuvo que defender a su familia. El ataque es representativo de lo que sufrió y cometió Glass cuando tropas francesas aniquilaron el campamento indígena y asesinaron a su compañera. A través del filme, como fue el caso en “Gladiator” (2000), a Glass lo persiguen visiones de su esposa. El espíritu de la mujer le da consejos de cómo sobrevivir y le sugiere que entregue su futuro y sus sentimientos a la naturaleza para que sea esta la que lo socorra. Además, el ataque del oso y de los indios es referente a la invasión del hombre blanco en los terrenos de los nativos, la matanza de sus animales y el ultraje de sus mujeres.
El ataque del oso es tan brutal que se piensa que Glass no ha de sobrevivir y que ha de entorpecer el camino de regreso. Aunque al principio el capitán Henry escucha los argumentos, particularmente los de Fitzgerald, quien le pide que mate a Glass, no lo hace. Lo que sucede luego es el centro y foco de la película.La intensidad épica del filme es impresionante y los hermosos paisajes evidencian que a pesar de su belleza la naturaleza puede ser mortal e imperdonable. Los lugares escogidos por el director Alejandro G. Iñárritu y retratados magistralmente por el camarógrafo Emmanuel Lubezki son tan hermosos que nos seduce estar allí, pero del lado de la cámara. Hay unas tomas de bosques, ríos y montañas que nos quitan el aliento, y muchas de las escenas están enmarcadas en un halo nebuloso que nos hace parte del misterio de la supervivencia. Hay que saber que la historia de Glass de sobrevivir un ataque de oso y otras cosas es verídica, de modo que el otro acierto de Iñárritu es enfatizar que el hombre muchas veces ha sobrevivido a pesar de la naturaleza y lo que esta le depara: por eso aún estamos aquí los humanos.
La fortaleza del filme reside en las escenas de acción y las actuaciones. Los personajes secundarios están todos bien logrados y sus características individuales identificables por la minuciosidad de las representaciones. Pero el filme gira sobre la fuerza que le conceden los dos principales. Tom Hardy como John Fitzgerald (otro personaje real) establece en su aproximación al personaje una lista de características malvadas que engendran la ignorancia y el miedo. Su duplicidad es tal que llegamos a entender que el peligro induce lo peor en el egoísta y quien quiere conservar su pellejo a toda costa. La intensidad de la actuación nos aterra porque la expresión del actor manifiesta cierta tranquilidad, no el odio que lo propulsa.

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Tom Hardy (foreground) and Will Poulter hunt for the person they had left for dead, in THE REVENANT.
Photo Credit: Courtesy Twentieth Century Fox.
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Di Caprio nunca ha estado mejor. La suya es una actuación sadomasoquista del más alto nivel. Desde los tiempos de Brando en “On the Waterfront” (1954) y “The Chase” (1966) no habíamos visto una exposición de violencia y de sufrimiento físico como el que sostiene el protagonista Glass como parte de su redención. De una forma no muy sutil los guionistas Mark Smith e Iñárritu nos están arrastrando por la penitencia de un hombre que ha salvado su cuerpo para cumplir con la misión de venganza que lleva en el corazón. Como mostró en “The Wolf of Wall Street” (2013) a los cuarenta y dos años Di Caprio exhibe una soltura física que nos sorprende y que hacen de la actuación una especial ya que por un largo trecho del filme el actor solo emite sonidos guturales y expresiones de dolor. La única escena en la película que hizo que todos en el cine se rieran, aunque de seguro la hizo un doble, me hizo pensar que Di Caprio iba a terminar aplastado como una pizza Di Giorno.
Quienes ven el filme deben saber que la historia de Glass y su relación con Henry, Fitzgerald y Jim Bridger (Will Poulter) es cierta (con la ficción añadida por los guionistas). Lo que sucede desde que es abandonado hasta que regresa de lo que parece una muerte certera es lo que le da al filme su nombre (“revenant” quiere decir uno que regresa, particularmente de entre los muertos).
Aunque el filme es un logro logístico y tiene gran belleza, no es una gran película, de hecho es poco más que promedio. Las historias de venganza son muchas y algunas forman parte del canon de los grandes filmes de la historia. En esta, la acción a veces se alarga más de lo debido y discurrimos lo que ha de suceder con demasiada frecuencia. Lo que sí logra el filme es establecer que el director maneja muy bien las escenas de acción y que Di Caprio y Hardy son dos de los mejores actores del cinema actual.