The Zookeeper’s Wife
Es casi el fin del verano de 1939 y el doctor en biología Jan Żabiński (Johan Heldenbergh) y su esposa Antonina (Jessica Chastain), que están encargados del zoológico de Varsovia, disfrutan de la variedad y riqueza de los animales que viven allí. Los cuidan y los miman como si fueran hermanos de su hijo Ryszard. Ya hay rumores de que los nazis vienen y la tensión entre los polacos y los diplomáticos alemanes afiliados a la embajada está a punto de estallar. No pasa mucho tiempo y, el 1 de septiembre, los nazis bombardean Varsovia como parte del comienzo de la invasión de Polonia. Los alemanes invadieron desde el oeste; los rusos invadieron desde el este el 17 de septiembre, y para octubre se dividieron el país entre ellos. Varsovia quedó bajo mandato nazi y el zoológico fue destruido por los ataques aéreos.
El zoológico de Varsovia era considerado uno de los mejores de Europa y en sus jaulas vivían muchos especímenes codiciados por otros zoológicos. En una fiesta el director del zoológico de Berlin, el doctor en biología Lutz Heck (Daniel Brühl), hace comentarios que indican que desea enviar a Berlin los mejores animales para protegerlos y que “los devolverá después que se acabe” la guerra. Menciona también que tiene un programa para tratar de volver a engendrar animales que han estado extintos por centurias. Que Jan rete la idea le cae muy mal a Heck.
Una vez la ocupación ha sido completada comienzan los abusos con los judíos, entre los cuales hay amigos de los Żabiński. Uno de ellos, un notable entomólogo, le lleva su colección de escarabajos para que se la cuide. Poco después él y su esposa son internados en lo que se convertiría en el infame gueto de Varsovia.
El filme gira para darnos la historia de cómo los Żabiński perpetraron un plan para sacar personas del gueto y esconderlas en el zoológico. Con un guión de Angela Workman basado en el libro de Diane Ackerman (es una historia verídica) el drama que se construye concentra en la relación entre los Żabiński y Heck, y en las peripecias de sacar los judíos del gueto. En un área amurallada de 1.3 millas cuadradas se aprisionaron 400,000 judíos a los que se le suplía poca comida. Amparándose en la influencia de Heck y de una idea de suplirle comida de cerdo a los alemanes, Żabiński va a buscar las sobras del gueto y se las agencia para esconder en su camión la gente que rescata y esconde en el zoológico.
La tensión dramática del filme la genera dos cosas. Los rescates de judíos y la relación entre Antonina y Heck. El alemán se ha ido interesando en ella desde la primera vez que la vio. Ella lo ayuda en alguna de las tareas que tienen que ver con sus experimentos biológicos, pero no sabemos qué se trae entre manos, y el asunto se agudiza cuando Johan comienza a sentir celos por las visitas del nazi.
Por suerte, la actuación de los tres principales evita que todo lo que ocurre se convierta en un minimelodrama que hemos visto mil veces. El joven actor Brühl, de madre catalana, siempre está acompañado de un aura siniestra que proviene de que alguien de cara dulce sea malvado. Cada vez que aparece infunde más miedo que todos los vivos-muertos de La Momia. En una escena con el hijo de los Żabiński (el niño actor Val Maloku) su maldad es tal que tememos por la vida del chico. Johan Heldenbergh como Żabiński es la honradez y el valor personificado.
La interpretación de Jessica Chastain comprueba que es una de las mejores actrices del cine. Atemorizada por el nazi, preocupada por su familia y por los animales que tanto quiere, presa de la desesperación que debe ser saber que la muerte acecha a cada momento, temerosa por la gente que rescata y preocupada por la posibilidad de dar a conocer lo que esconde, la suya es una actuación que muestra que se pueden transmitir grandes emociones con la voz, la mirada y con silencios. Es la mejor razón para ver el filme.
A pesar de que esta no es una gran película, nos hace recordar las infamias cometidas por los nazis durante la segunda guerra mundial y la destrucción que dejaron a su paso. Casi el 90% de la ciudad de Varsovia fue destruida y su población sufrió una suerte parecida. Del gueto se enviaron 250,000 judíos a ser asesinados en el campo de exterminio Treblinka y 42,000 a Majdanek. Dentro del gueto murieron 92,000. Tiene la cinta la gran virtud de recordarnos también que hubo quienes arriesgaron sus vidas por gente que no conocían y cuyos principios eran más loables que cualquier “moral” superficial. Que siempre hay bien aún cuando se está rodeado de la ciénaga de la perversidad.