«Todos íbamos a ser reyes»: documental y ficción
Aníbal, ahora un estudiante de universidad en libertad bajo palabra, vivió seis años de una realidad que muchos condenan sin pensar en cuál fue el punto de giro. ¿Qué circunstancias llevan a un niño a decantarse por la violencia? Todos íbamos a ser reyes es un proyecto fílmico que podría mediar un cambio de perspectiva: en lugar de tratar a confinados y a ex-confinados como un cúmulo de experiencias desagradables que la sociedad ignora, rechaza y menosprecia, podríamos verlos como seres humanos con la capacidad y el derecho a cambiar.
La profesora Edna Benítez trabajó varios años con la población penal, impartiendo talleres de escritura y literatura, antes de enlistar a Márel Malaret para que llevase a cabo un taller de escritura de guión en la Institución Penal de Guayama. Ahora son coproductoras de un proyecto documental titulado Todos íbamos a ser reyes. La película busca entrelazar documental y ficción, encajando los testimonios de los confinados participantes del taller con escenas de los cortometrajes que escribieron. Sí, un grupo de individuos al que la gente usualmente olvida por haberse convertido en un problema distante relegado tras rejas y paredes, son también escritores y creadores.
Otro acierto del proyecto es que se presta, por la naturaleza de su relojería, a un esfuerzo creativo colectivo: al menos cuatro directores puertorriqueños y sus “crews” se encargarán, cada uno, de las distintas historias de los confinados.
Aunque el proyecto ya cuenta con fondos y apoyo de la Corporación de Cine de Puerto Rico, necesita más para poder impulsar su producción. Actualmente, el documental se encuentra en proceso de desarrollo, para lo que se ha organizado una campaña en la plataforma Antrocket, donde todo aquel que quiera y pueda, colabore para ayudar a cubrir los gastos de la primera etapa de este documental.
¿Para qué?
Dada la oportunidad de escribir una historia de ficción, casi todos los confinados recurrieron a sus propias vidas. Descubrieron la palabra, que venía acompañada de una voz, y descubrieron que tenían historias que contar. El taller de escritura de guión les abrió un espacio donde algunos revisitaron infancias desalentadoras y adolescencias crudas, donde otros pudieron reflexionar sobre aquellos puntos clave y aquellas decisiones que los llevaron a su situación presente. Poder despojarse de pretensiones y abrirse a sentimientos de culpa, de rabia, de autocompasión y, sobre todo, de auto-comprensión, requiere un estudio de uno mismo que haría a los más beatos encogerse de miedo. Estos talleres de escritura creativa han otorgado a los confinados la oportunidad de abordar sus realidades desde el arte, ayudando a un importante proceso de rehabilitación.
Como dice Benítez: “Una de las realidades carcelarias es la invisibilidad. “Todos íbamos a ser reyes” es un proyecto que pretende derrumbar algunos mitos. La cárcel desaparece a las personas, pero no desaparece los problemas.”
Quizás ver escenas fruto de su propia creación, trenzadas con los testimonios de los confinados, nos llevará a reconsiderar el propósito de las cárceles. ¿Son un vertedero donde podemos abandonar a pudrirse problemas más amplios y arraigados, o son un espacio donde se debe permitir la reflexión y la rehabilitación? Para el bien de los de adentro y los de afuera, digo yo.
Márel Malaret encontró la motivación para esta película en “el encuentro con ese frágil instante de humanidad donde todos nos podemos relacionar”. Esa identidad humana común que puede desaparecer fronteras físicas y potenciar el diálogo. Al compartir su evolución, estos confinados pueden ser los guías idóneos para muchos jóvenes que se encuentran al borde de ese punto de giro donde ellos estuvieron alguna vez. Jóvenes que pueden beneficiarse de escuchar a personas que vivieron en carne propia experiencias similares, con quienes pueden comparar realidades. Quizás estas reflexiones les harán decantarse por un camino diferente, si se enfrentaran algún día a una encrucijada parecida. Quizás ahí empieza la verdadera rehabilitación. Tanto de los confinados como de la sociedad misma.