Transgresión en «El Papa mujer: Historia de la Papisa Juana» de Marat
Las pasiones humanas, como los seres y las plantas, no se forman
en plena luz. Su primer desarrollo necesita de la cálida y cerrada
oscuridad de los bajos fondos de la conciencia. (León Blum)
…el teatro puertorriqueño de estos años da un paso hacia la vanguardia… presenta una temática diferente, atrevida y desafiante, consciente de las nuevas formas de representación de los ochenta. Las influencias que recibe de Pirandello, Peter Brook (en el uso del espacio) y Artaud las pone al servicio de tramas ingeniosas que derrochan imaginación sin perder la perspectiva de la realidad, a la que critica. (278-279)
Roberto Ramos Perea divide en “cuatro importantes encuadres estéticos” (67) lo que denomina como el Segundo Ciclo de Nueva Dramaturgia: Cuestionamiento de valores, Cuestionamiento social, Cuestionamiento político y Examen de conciencia y teatralidad. Incluye a Teresa Marichal y Marat en este último. Sobre las obras de ambos comenta que estos: “han preferido los recursos expresionistas, técnicas de comedia del arte, movimientos y gestos muy teatrales, para que su contenido, según manifiestan, adquiera la verdadera dimensión del teatro” (69).
La Editorial Tiempo Nuevo publicó sus obras en cuatro volúmenes: Teatro nacionalista (Tres lirios cala y La madre Tierra), Teatro feminista I (El evangelio apócrifo de las mujeres-2001, El Papa mujer: Historia de la Papisa Juana-1999, La Madona con el corazón de piedra-1998), Teatro feminista II (La escalera de los infiernos y Las brujas del teatro feminista-1998), Teatro maldito (El Show de Cristina-2007, Tabú-1997, El olor de los machos y de las hembras-2000, dios en el Playgirl de noviembre, La historia de un loco que se volvió cuerdo y Nocturno en el sexo de los unicornios -estas tres de 1981). Cuatro de sus piezas obtuvieron el Premio Nacional de Dramaturgia otorgado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña: Tabú en 1998, La Madona con el corazón de piedra el año siguiente, La escalera de los infiernos en el 2000 y El Papa mujer en 2001.
En este estudio nos acercamos a uno de los pilares de la producción de Marat: la presencia de elementos transgresores. En esta ocasión partiremos de la obra titulada El Papa mujer: Historia de la Papisa Juana que, como señalamos, forma parte del primer volumen del denominado Teatro feminista. Cada una de las obras que integran el teatro feminista de Marat corresponden, según lo apunta el autor, a distintas épocas dentro de la historia: el mundo antiguo, Edad Media, Renacimiento, Barroco y Posmodernidad. Marat parte de la leyenda sobre un papa mujer que “apareció por primera vez a mediados del siglo XIII” de acuerdo con la Enciclopedia Católica. La primera versión se atribuye al dominico Jean de Mailly. Marat se refiere a éste en el Prólogo de la obra. Según esta versión,
…una mujer muy talentosa, vestida como un hombre llegó a ser notario de la Curia, después cardenal y finalmente Papa; …un día esta persona salió a montar y en esta ocasión dio a luz un hijo; …entonces fue atada a la parte posterior de un caballo, arrastrada alrededor de la ciudad, apedreada por la gente hasta morir y enterrada en el sitio mismo donde falleció.
La versión de Martín de Troppau ofrece otros detalles.
Después de León IV (847-855) el inglés John de Mainz (Johannes Anglicus…) ocupó la silla papal dos años, siete meses y cuatro días. Él era, supuestamente, una mujer. En su juventud fue llevada a Atenas con ropas de hombre por su amante y allí fue tal su avance en el aprendizaje que nadie la igualaba. Llegó a Roma, donde enseñó ciencias y atrajo así la atención de intelectuales. Gozó del mayor respeto por su conducta y erudición y finalmente fue seleccionada como Papa, pero quedando embarazada de uno de sus asistentes de confianza, dio a luz un niño durante una procesión desde San Pedro a Letrán, en algún lugar entre el Coliseo y San Clemente. Ahí murió casi de inmediato y se dice que fue enterrada en el mismo sitio.
Concuerdo con la interpretación que presenta Dávila del Valle en su estudio “Mujeres filósofas”, sobre los motivos que pudo tener Juana para disfrazarse de hombre.
… al narrarse la leyenda de la papisa, usualmente no se menciona que Juana, posiblemente nacida en el mundo monacal, originalmente había escondido su identidad como único recurso para poder recibir la educación a la que las mujeres no tenían acceso. Tanto llega a destacarse en ese campo que inclusive, según varias fuentes, después de su muerte la apodaron “la erudita”.
En el Prólogo, Marat, citando el libro de Alain Boureau La Papesse Jeanne, menciona tres textos medievales en los que se incluye la historia de la papisa: Epílogo sobre la vida de Bartolomé de Trento, Espejo historial de Vicente de Beauvais y Leyenda de oro de Jacobo de Vorágine. Apunta Marat:
Nadie ha podido corroborar o verificar esta historia. Se perdió en la noche de los tiempos. Posiblemente fue una leyenda más… O posiblemente, la Iglesia silenció su existencia borrando, escondiendo o eliminando cualquier referencia a esta enigmática mujer. Yo veo a la Papisa Juana como una metáfora de la misoginia existente en la Iglesia de la Roma Medieval. (78)
Esta pieza es, en palabras de su creador, “una alegoría exagerada sobre la opresión del sexo femenino” (79). Según el diccionario, alegoría se define como “ficción en virtud de la cual algo representa o significa otra cosa diferente”. El dramaturgo parte de una leyenda, de una ficción; crea sobre ella su propia invención, por lo tanto, aunque “debe ser entendida dentro de este contexto medieval”, no puede considerarse como “un drama histórico”. En la leyenda, Juana funge como papa después de León IV (en el siglo noveno), sin embargo, la obra se desarrolla en los primeros ocho años del undécimo siglo. La obra está dividida en tres diálogos. El primero se desarrolla en la celda de un monasterio en las afueras de Roma en una noche lluviosa; el segundo, cinco años después, en la recámara de “El Cardenal Terrible” durante una mañana de carnaval; y el tercero, en el Salón de Audiencias del Palacio de Letrán en “una tarde de tormenta”. La ubicación física de los diálogos representa el tránsito de Juana hasta alcanzar la silla papal. La turbulencia en el clima, lejos de ser una mera sugerencia del escritor, actúa como metáfora de la perturbación interna de los personajes. La mañana del segundo diálogo no resulta más diáfana. La presencia del carnaval y con él, las máscaras que ocultan, disfrazan, trastornan la realidad, refuerza el lado oscuro de los personajes. Según Oscar Wilde: “El hombre es menos él mismo cuando habla en su propia persona. Dale una máscara y te dirá la verdad”. Reveladores de la verdad son los disfraces que escoge cada personaje: Alessandro es Julio César; Claudio Marcelo, Apolo y “Fray Giovanni”, la diosa Diana. En esta instancia, como bien expresa Osward de Andrade en su Manifiesto antropófago: “Llegamos al envilecimento. La baja antropofagia aglomerada en los pecados del catecismo — la envidia, la usura, la calumnia, el asesinato”.
El dramaturgo afirma en el Prólogo a la pieza que La Papisa… “Es un juego trágico sobre las pasiones humanas que nos arrastran a todos de vez en cuando…” (79). El juego de las pasiones se pone de manifiesto en cada uno de los diálogos. Así el primero destaca el juego de la pasión sexual; el segundo, el juego de las máscaras y el tercero, el juego del poder. “El mecanismo de la transgresión aparece en el desencadenamiento de la violencia” (El erotismo 71), en palabras de Georges Bataille. La violencia impera, tanto en los tres juegos a los que hice referencia, como en las acciones necesarias para la consecución de los fines que provocan cada uno de ellos.
En el diálogo entre “Fray Giovanni” y Claudio Marcelo, éste se jacta de haber “mandado a muchos frailes y sacerdotes de visita a los infiernos. Cuando hay que deshacerse de alguien, yo soy el encargado de vaciar la escupidera…” (84). Muy pronto, comienza el juego de la seducción:
CLAUDIO MARCELO
Tenéis un trasero hermoso. Si fuerais mujer no seríais tan hermosa.
EL PAPA MUJER (Coqueta)
¿Os gustan las mujeres?
CLAUDIO MARCELO
¡Más de lo que creéis!
EL PAPA MUJER
Yo puedo regalaros a una mujer. (85)
“Fray Giovanni” aprovecha la excitación de Claudio para obtener información. Le revela su deseo de convertirse en prior y cuando éste accede a ayudarla, descubre su verdadera identidad. El diálogo concluye con la anticipación de su triunfo:
EL PAPA MUJER
¡Y seré Cardenal en Roma, “La Ciudad Eterna”! ¡El Solideo Cardenalicio será mío! Ángeles o demonios y potestades vendrán en mi auxilio. Yo seré la vergüenza de Roma en siglos venideros. ¡Yo voy a ser el Papa mujer! (95)
El segundo diálogo inicia con un largo parlamento de Alessandro en el que muestra el clima de intriga y corrupción dentro de la iglesia.
ALESSANDRO
…Yo voy a ser Papa. Ya lo veréis. Todos en Roma me temen. Mi palabra es Ley y mi odio es el camino seguro al fracaso. Sólo Teodorico, (Escupiendo.) esa puta vestida de Cardenal, ha osado confrontarme. ¡Por sobre mi cadáver llegará a ser Papa! Hoy es día de Carnaval. Enviadle tres o cuatro buenos mozos disfrazados de Apolo. Ese marica gusta de las orgías. Que un Apolo falso lo envenene con vino… (97)
En este momento “Fray Giovanni” ya es prior. A cambio de su ayuda para eliminar a Teodorico, le pide a Alessandro que le nombre obispo y luego, cardenal. Éste se muestra un poco reticente al principio porque considera a “Fray Giovanni” un ser extraño. Le comenta: “Os juro por mi madre que parecéis mujer verdadera. Ahí reside vuestro misterio y vuestro encanto” (103). Se refiere a la mujer como “un ser diabólico, malvado por naturaleza” (Ídem) y manifiesta su aversión hacia ellas.
ALESSANDRO
…Si Lucifer engaña a los hombres todavía, lo hace a través de las mujeres… ¡Yo las odio a todas! ¡Las detesto! El día en que una mujer se siente en el Trono de Roma, ese día el mundo se vendrá abajo. Pero Dios es justo. El Poder está en manos de los Hombres. Sí… Dios “tiene” que ser Hombre. Dios “nunca” será una mujer. (104)
Por recomendación de “Fray Giovanni” deciden eliminar también a los aliados de Teodorico:
EL PAPA MUJER
Todos deben morir hoy mismo. Uno por uno, todos deben ser asesinados. Si queréis ser Papa, debéis derribar el tronco y cortarle sus cinco raíces. Dadme los nombres de esas cinco Arpías. (112)
En su libro El erotismo Bataille resume magistralmente el origen de la transgresión:
Los dioses, que encarnan lo sagrado,hacen temblar a quienes los veneran; pero no por ello dejan de venerarlos. Los hombres están sometidos a la vez a dos impulsos: uno de terror, que produce un movimiento de rechazo, y otro de atracción, que gobierna un respeto hecho de fascinación. La prohibición y la transgresión responden a esos dos movimientos contradictorios: la prohibición rechaza la transgresión y la fascinación la introduce. Lo prohibido, el tabú, sólo se oponen a lo divino en un sentido; pero lo divino es el aspecto fascinante de lo prohibido: es la prohibición transfigurada. (72)
ALESSANDRO
¡Qué terrible es el ansia de poder!
…
¡A lo que llega el hombre para imponer su voluntad!
…
Estamos arrastrando las mismas pasiones de los Césares antiguos. Nos cambiamos la toga del Senado por el hábito del Cardenal.
EL PAPA MUJER
No podemos escapar a nuestra condición humana.
ALESSANDRO
No me malinterpretéis. ¡No tengo la ilusión de convertirme en ángel… Pero tampoco quiero que me recuerden como un demonio…
EL PAPA MUJER
¡Yo quiero ser recordado como un engendro de Lucifer capaz de cualquier cosa por imponer su voluntad! (114-115)
Cuando consigue la promesa de que le hará cardenal, “Fray Giovanni” le “presta” a Claudio Marcelo.
ALESSANDRO
¡Qué pronto recibáis vuestro solideo cardenalicio!
EL PAPA MUJER
¡Este es el día más feliz de mi vida! Seré hombre y mujer, demonio y ángel, fuego destructor y fuente de agua para reposar.
ALESSANDRO
Sois un ser muy extraño, muy extraño…
EL PAPA MUJER
Los seres como yo hemos aguardado muchos siglos para ver este día. La Justicia se sentará en el Trono de San Pedro. ¡Alessandro “el Cardenal Terrible” será nuestra luz y yo seré su sombra! (117-118)
En el tercer diálogo, “Fray Giovanni” es Papa desde hace tres años y Claudio Marcelo, Cardenal. Reciben la visita de Alessandro. Es el momento de descubrir lo oculto, de la revelación de las verdades: “una mujer se ha sentado en el Trono de San Pedro” (130). Alessandro apuñala a Claudio Marcelo al enterarse que Juana está preñada.
EL PAPA MUJER
Mi venganza ha sido consumada. Yo no le tengo miedo a la muerte.
ALESSANDRO
¡Sois más diabólica de lo que pensé!
EL PAPA MUJER (Sentándose.)
Una mujer se ha sentado en el Trono de San Pedro. Ahora todos vosotros me crucificaréis. Yo no le tengo miedo al sacrificio. (131)
El Papa mujer expone los motivos de la venganza, a los doce años la vendieron a un Cardenal:
EL PAPA MUJER
Nunca me tocasteis, es cierto, pero desnuda sobre un plato de oro bruñido me regalasteis a siete soldados que no tuvieron compasión de mí.
…
Yo fui el plato preferido de Roma en vuestras orgías de carnaval. Os escuchaba hablar sobre vuestro deseo de ser Papa. Así urdí mi venganza. Juré cometer la abominación más grande a los ojos de todos vosotros. ¡Me adueñé del Trono de San Pedro y lo he convertido en silla de parturienta! (134-135)
Todas estas verdades desatan la ira de Alesandro.
ALESSANDRO
… Papa Giovanni. La Papisa Juana… ¡Me robasteis el Papado! ¡Mujer maldita! ¡Hija de Lucifer y hermana de todos los demonios del Averno!
EL PAPA MUJER
¡Eso es lo que os duele! Una mujer os ha engañado a todos. ¡Haréis conmigo cosas terribles! ¡Pero mi nombre vivirá por los siglos de los siglos!
ALESSANDRO
…¡Todo será destruido! ¡Vuestro nombre será borrado de la memoria y de la Historia!
EL PAPA MUJER
¡Eliminaréis a la mujer de carne y hueso, de cabellera abundante y senos aplastados! Pero otra Papisa Juana se [yerguerá] erguirá triunfante sobre la Ciudad Eterna. ¡Yo seré una tea encendida perpetua iluminando la misoginia de Roma! Mi leyenda sobrevivirá en la candela de un Mito… (136)
La obra culmina con una imagen plenamente trágica. Tras apuñalar a Juana en el pecho y en el vientre y autoproclamarse el Papa Mujer, la acotación final indica que Alessandro
Se sienta con el puñal ensangrentado en el Trono de San Pedro. El silencio es absoluto como la Verdad.
La riqueza del lenguaje, la conciencia de la teatralidad, la profundidad de los planteamientos, la pertinencia de los temas, son solo algunos de los aspectos que caracterizan la escritura de Marat. Por limitaciones de tiempo, aunque quisiéramos, no podemos discutir los mismos en esta ocasión. Me he ceñido a atisbar una parte mínima de ese universo. Considero que, tanto ésta como la totalidad de la obra de nuestro dramaturgo, ameritarían un análisis detallado, profundo. Es apremiante un estudio que coloque su teatro y por qué no, también su poesía, en la justa perspectiva dentro de la literatura puertorriqueña.
Referencias:
Bataille, Georges. El erotismo (Trad. Antoni Vicens y Marie Paule Sarazin). Argentina: Tusquets, 2010.
Dávila del Valle, Oscar. “Mujeres filósofas”
Kirsch, J.P. (Trad. Eladio Megchún). http://ec.aciprensa.com/wiki/Juana_Papisa
Marat, Abniel. Marat, Abniel. Teatro feminista I: El evangelio apócrifo de las mujeres, El Papa mujer: Historia de la Papisa Juana, La Madona con el corazón de piedra. San Juan: Tiempo Nuevo, 2009.
Perales, Rosalina. Teatro hispanoamericano contemporáneo (vol. II). México: Gaceta, 1993, 257-299.
Ramos Perea, Roberto. “Nueva dramaturgia puertorriqueña”