Traspiés en la Residencia de Neurocirugía: un relato impersonal y desapasionado sobre cambios y acreditación

En las visitas de acreditación subsiguientes, el programa de cirugía general ha mantenido su acreditación. Se podría pensar que los evaluadores han sido engañados o que el amigo del director removido se había equivocado. Pero la historia es implacable. Casi la totalidad de las deficiencias de la residencia de neurocirugía son problemas del Centro Médico. Estos incluyen la falta de enfermeras en el Intensivo de Trauma, falta de intensivistas, falta de instrumentos, insuficiencia de escoltas, pocas salas de operaciones. Los residentes en neurocirugía expresaron estos problemas a la agencia acreditadora. El problema de que algunos facultativos de neurocirugía no los ayudaban ni supervisaban fue atendido de forma drástica, fueron despedidos. Estos mismos problemas confronta la residencia de Cirugía General que será evaluada en el 2025. Los residentes de Cirugía General se han quejado ante la agencia acreditadora de los mismos problemas que padecía neurocirugía en el Centro Médico.
Ahora se hace evidente la advertencia del cirujano que alertó al director de Cirugía General que fue despedido. El director de Neurocirugía, ni el director de Cirugía General, ni el Decano de Medicina, ni el Rector del Recinto de Ciencias Médicas tienen autoridad para poder resolver las deficiencias del Centro Médico con respecto a las residencias quirúrgicas.
Al presente, el Servicio de Trauma que se creó en el 1989 en el Centro Médico se ha desarrollado y se ha convertido en el Hospital de Trauma de Puerto Rico. Curiosamente, la facultad y los residentes pertenecen al Recinto de Ciencias Médicas. Pero el cirujano director del Hospital de Trauma no posee independencia económica. Ese es uno de los requisitos requeridos por el Comité de Trauma del Colegio Americano de Cirujanos para que el Hospital de Trauma pueda ser acreditado como Categoría I por ese Comité de Trauma. El poder económico es posesión del director del Centro Médico. La autoridad y poder que el rector le removió al director de Cirugía General para otorgársela al Centro Médico tiene que ser transferida al director del Hospital de Trauma, de lo contrario el Hospital de Trauma no será acreditado por el Comité de Trauma.
En el informe de ACGME (Accreditation Council on Graduate Medical Education) del 5 de junio de 2021, claramente especifica que neurocirugía perdió su acreditación ya que es incierto que la facultad de neurocirugía participa en las decisiones para mejorar el ambiente para el aprendizaje de los residentes de neurocirugía en ASEM que no está bajo la dirección del Recinto de Ciencias Médicas. Tardó 34 años, pero la falta de autoridad de los académicos del Recinto de Ciencias Médicas en el taller clínico como le predijo el amigo del director de cirugía despedido se ha evidenciado en la pérdida de acreditación de la residencia en neurocirugía. La historia no perdona.
Eso hay que resolverlo para los otros programas quirúrgicos que usan como taller clínico el Centro Médico de Puerto Rico. Pero la decisión final y permanente es que se legisle y el Centro Médico se convierta en el Centro Médico del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de PR. De esa manera, los directores académicos estarían capacitados para resolver los problemas del Centro Médico.
La parte humana es que el director despedido fue invitado por el director anterior, que era un ser exquisito, científico y humanista a que pasara una semana en su residencia en San Antonio, Texas para que recobrara de su frustración y comprendió que hay vida más allá de la jefatura de cirugía. Los que saben la historia pónganle nombre a los actores. La pérdida del programa de neurocirugía la comenzó el rector en el 1989, sin rencor; el director despedido.