Trompeta y trompetilla: Donald y Ricky
Tal parece que descontentos por solo tener dos de los peores presidentes del siglo XX y el peor del XXI, los republicanos estadounidenses quieren establecer un récord y tener el peor de la Historia. Las profundas fallas de Mr. Trump son tan enormes que me circunscribo a sus prejuicios raciales, su desprecio por la mujer, su intenso desdén por los latinos (mexicanos y puertorriqueños están al tope de su fobia), su capacidad para la falsedad y la mentira, y su ignorancia. Con esas cualidades Mr. Trump se ha dedicado a sonar su trompeta a los cuatro vientos contaminando así el ambiente norteño con el ruido del odio que ha promulgado desde que se lanzó como candidato a la presidencia de “The land of the brave and the home of the free”.
La violencia verbal de Mr. Trump y los ocho años de Barack Obama han desenmascarado a todos los que decían “¿racista yo?” como los racistas que son. ¿Qué son los estribillos, “Take our country back” y “Make America Great Again” si no pronunciamientos racistas que quieren decir: no más negros en la presidencia? Ahora se han traducido a “mujeres tampoco”. Los insultos y desaires que le han hecho al Presidente durante ocho años congresistas, alcaldes y gobernadores no tienen precedentes. Sabemos de los linchamientos en el sur y los asesinatos de negros por criminales en Misisipí, pero hoy día las escenas que vivimos son de ataques y asesinatos de “African-Americans” por ¡la policía! El agite racial y la falta de respeto al prójimo tiene mucho que ver con el discurso de trompeta desafinada de Mr. Trump. No sorprende que una multitud de ignorantes piensa que sus incoherencias y los pronunciamientos absurdos que ha usado como “sound bites” son evidencia de que puede ser presidente. Todo lo que dice está hueco. La amenaza de encarcelar a su contrincante puede ser hueca pero huele a nazi. “Tengo un plan que no ha de fallar porque lo digo yo”, es lo más profundo que sabemos de sus planes, y, “harán lo que yo digo porque lo digo yo”, es su arma diplomática más sutil.
Por estos lares el prejuicio y la violencia toman otros matices. Rechazo de la comunidad LGBT, recibimiento con brazos abiertos de PROMESA, y promesas QUE SON MENTIRA, como los $10,000 millones que nos van a regalar los americanos son parte del discurso abierto. Sin embargo, los “demócratas criollos” del PNP son como los republicanos de allá en su oquedad e ignorancia. A veces los sobrepasan y hacen ver a Mr. Trump como el mejor discursista desde el genio de Illinois (no usaré su nombre en la misma oración con el de la trompeta). El candidato a la gobernación por el PNP, el señor Ricardo Rosselló, es el epítome de la ignorancia y de planes que parecen estar construidos sobre merengue. Todo ha de ser y ocurrir porque él lo dice. Sus planes están basados en su larga y profunda experiencia que es la de saber el desastre económico que dejó su padre, y que seguimos pagando mientras sus partidarios niegan que lo hizo.
Como Mr. Trump, el señor Rosselló entró mintiendo. Exageró sus destrezas, consiguió un puesto que no se merecía; ha sido acusado de plagio, de copiarse los supuestos planes que tiene para el país de documentos que ya existían, y repite lo que ya hemos oído antes con adornos banales. Lo nuevo que dice desafía la mejor comedia cantinflesca: para abaratar los costos energéticos va a traer gas por un tubo superficial desde Estados Unidos. Todo lo dice soplando una trompetilla ya que sabemos que de salir gobernador no será él quien toque ni pito ni flauta. Todo esto lo hace con la seriedad y convencimiento del hijo del principal que quiere ser presidente de su clase de cuarto año.
Ahora tiene a un ex sub-secretario de Salud nombrado por Bush hijo que dice que sabe de salud. No sé cómo ese sería el caso. El señor Ricardo Rosselló es doctor en ciencias (PhD) y no ha tenido nada que ver con salud pública. Además, que no los engañe, de las muchas cosas que no es, tampoco es médico.