Civil War
Escrita y dirigida por Alex Garland trata de un equipo de periodistas que están viajando de Nueva York a Washington, D.C. durante una guerra civil que cubre la nación contra un régimen federal autoritario y facciones regionales. Para empezar esta historia distópica, es evidente que el guionista cree en la prensa.
La guerra civil es entre el gobierno de Estados Unidos y tres facciones regionales. El presidente (Nick Offerman) , que se ha quedado en el poder para un su tercer mandato, afirma que la victoria está cerca. La renombrada fotoperiodista de guerra Lee Smith (Kirsten Dunst) salva a la aspirante a fotoperiodista Jessie Cullen (Cailee Spaeny) de un atentado suicida en Brooklyn. Lee y su colega Joel (Wagner Moura) tienen la intención de viajar a Washington, D.C., para entrevistar al presidente antes de que caiga la ciudad. El mentor de Lee, Sammy (Stephen McKinley Henderson) pide acompañarlos hasta Charlottesville, donde se están reuniendo las Fuerzas Occidentales («WF») de Texas y California. Lee no sabe que Jessie convence a Joel para que la lleve con ellos.
Después de abandonar la ciudad, el grupo se detiene en una gasolinera rural protegida por tres hombres armados que son renegados abusivos. Descubren dos hombres que están siendo torturados por los tres porque, según ellos, los tipos son saqueadores.
Después de una parada nocturna cerca de los combates en curso, el grupo documenta el combate del día siguiente cuando las milicias rebeldes asaltan un edificio en poder de los leales. Lee ve el potencial de Jessie como fotógrafa de guerra, mientras Jessie fotografía a la milicia ejecutando a soldados leales que han sido capturados.
El grupo pasa la noche en un campo de refugiados antes de pasar por un pequeño pueblo donde los residentes intentan vivir en una feliz ignorancia. Quieren comportarse como si nada estuviera pasando. Si les trae a la mente cómo actúan muchos norteamericanos ante las amenazas del expresidente de los EE. UU., pues creo que es más que casualidad.
Los nervios y las habilidades fotográficas de Jessie mejoran cuando es testigo de varias muertes y desarrolla una tutoría con Lee. Jessie pregunta si Lee fotografiaría a Jessie siendo asesinada, y Lee responde: «¿Qué piensas?».
En una escena macabra, se topan con un grupo de fieles liderado por un asesino racista que nos revela la posición que asumen los que están a favor del dictador. Es una cualidad importante del filme que no es obvio en hacer referencia a las realidades de EE. UU. hoy día. Uno las puede descifrar, pero no nos estruja en la cara lo evidente.
Dos compañeros reporteros que siguen las fuerzas WF informan que los principales generales del gobierno se han rendido en su mayoría, dejando a Washington DC en gran medida desprotegida, y que una invasión del WF es inminente. Más tarde se revela que la WF tiene la intención de matar, no capturar, al presidente. La limusina presidencial intenta sin éxito huir de la Casa Blanca, pero cuando la limusina se estrella, Lee intuye que el presidente todavía está en el edificio y conduce a su grupo al interior (mientras otros periodistas se centran en la limusina). Lo que sigue es una especie de alegoría sobre lo que puede pasarle a la prensa y a los que son fieles al dictador.
Con actuaciones excelentes del elenco y una narrativa que en ningún momento pierde fuerza, el suspenso, y cómo lo sorprendente se va abriendo paso entre lo que parece común y manifiesto, comprueban la destreza del director. No se la pierdan.