Un San Sebastián en la Catedral
«[…] Todo lo hemos hecho sin tener que hacerlo».
Jotham Malavé
Un nuevo San Sebastián, pintura en gran formato, composición original, pintada y modelada por puertorriqueños, se podrá disfrutar a partir del jueves 19 de enero, día de inicio de las Fiestas, en la Catedral de San Juan.«No es un San Sebastián en éxtasis religioso, ido, queríamos un San Sebastián fuerte. Es un San Sebastián que mira al espectador mientras se quita la flecha del brazo», apunta con gusto Jotham Malavé, autor y artista que nos recuerda que la figura masculina de este santo, al igual que la de Cristo, son figuras de estudios de los grandes artistas de la Pintura.
Este óleo es su primera pieza a esa escala (8’x6′) y el mismo incluye los elementos puertorriqueños de: boa boricua, múcaro, guaraguao, pitirre, una ceiba (donde está recostado el santo), y la pieza tiene un marco de caoba, que trabajó José E. «Gongo» Marcano Morales, otro puertorriqueño. La caoba, añade el artista, «es la madera de Puerto Rico más noble para trabajar este oficio y es a prueba de polilla». Lo que el artista Malavé quiere que se sepa de la pieza es que «es 100% de aquí: composición original, pintada en Puerto Rico, el modelo es puertorriqueño», y que «el espectador sienta ese sentido de pertenencia». Y añade: «Creo que aporta al diálogo de la pertinencia del símbolo de este santo y en los momentos que vivimos ahora».
En el Santoral, San Sebastián aparece como soldado de la milicia de Cristo, mártir, y se le adjudica también, en otras fuentes, como patrón de atletas y arqueros, entre otros. Recuerda el artista que San Sebastián «no murió por el fusilamiento de flechas, pues algunos amigos lo recogieron y llevaron a casa de una mujer para curarlo; luego el santo confrontó al emperador con las persecuciones a los cristianos y éste ordenó azotarlo hasta morir».
La pieza, añade el artista, también es importante pues representa al santo «del carnaval más grande del Caribe, las Fiestas de la calle San Sebastián».
En cuanto a los elementos presentes en la pieza, es significativo notar que la boa puertorriqueña, animal endémico que puede medir hasta de 6′ de largo, («culebrón”, como le dicen en el campo) aparece enrollada a los pies del santo y lo contempla quitándose una de las cinco flechas que coloca el artista, mientras que el múcaro contempla al espectador. «Pongo la boa por el simbolismo que tiene en la pintura académica y figurativa», añade el artista, quien significa al múcaro con la sabiduría y a la boa con el mal. “Y el pitirre y el guaraguao, con los que me crié en el campo, protegen lo nuestro”.
A los pies de la ceiba (árbol sagrado de los Taínos), donde está recostado el santo, aparecen un cráneo (Vanitas) junto a una soga libre, suelta, a modo de símbolo de libertad de la muerte. Y la vegetación, la flora que el artista escoge, «es local: palmitas chiquitas, helechos y la ceiba de la cual se recuesta el santo».
Es importante el contexto en el que se exhibe esta pieza: las Fiestas de la Calle San Sebastián, signa el artista, y la recepción del cuadro tendrá el mejor contexto, añade quien trabajó día y noche por muchas semanas, hasta el propio lunes 16, fecha de la entrevista.
Jotham Malavé lleva cuatro años trabajando el tema de la muerte en sus piezas y en esta trabaja también la vida, un santo que se quita las flechas ante los ojos del espectador amigo.
Malavé se graduó de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño (EAPD), trabaja en el Museo de San Juan, y su taller se encuentra en Santurce en La Productora, que dirige Martín Albarrán. La pieza está a la venta y parte de esos fondos se utilizarán para contribuir a la restauración de la catedral de San Juan, anuncia el artista.
Su cumpleaños es hoy, viernes 20 de enero, día de San Sebastián.
(Para más información sobre esta obra puede contactar al autor, jotham.malavé@gmail.com)