UPR: mitos y realidades
Hay una serie de mitos sobre la UPR. Primero: ¿tiene déficit y no puede pagar su deuda? No. Según los estados financieros auditados de 2015, la UPR tuvo un superávit de $65.8 millones y el servicio de su deuda fue de $48.3 millones. Esto a pesar que desde 2014 las remesas se fijaron en $833 millones; con la extinta “fórmula” del 9.6% se hubiesen recibido $912 millones en 2016 (ver publicaciones de Hacienda). Aún así, el número de estudiantes que la UPR sirve se mantuvo estable e incluso aumentó la cantidad de estudiantes nuevos por 1,715. El déficit de la UPR es en su sistema de retiro, gracias a la reducción de plazas de los últimos diez años.
Las huelgas, ¿dejan pérdidas a la institución? Depende. Del lado de los profesores no, pues la Universidad extiende el semestre para compensar días de clase: pagar a profesores ahora es adelantar el pago por las semanas nuevas que se trabajarán en el verano. Del lado de los no docentes debe ocurrir lo mismo para que no haya pérdidas.
¿Es posible una economía del conocimiento sin la UPR? No, miren la importancia del Instituto Aeroespacial para el nicho del noroeste. Sin investigación no hay economía del conocimiento y la UPR es la que más investiga en Puerto Rico. Según Webometrics, el 88% de los 113 científicos más citados en Puerto Rico están afiliados a la UPR. De hecho, un recinto subgraduado pequeño como Cayey cuenta desde el 2003 con más de 122 publicaciones arbitradas (algunas de ellas en revistas como Nature), superando a la mayoría de las universidades privadas. Además, según el Consejo de Educación, la tasa de graduación del sistema UPR a nivel subgraduado es un 80% más alta que el promedio de las universidades privadas.
La UPR, ¿derrocha mucho comparado a las privadas? Para poder atraer profesores que investiguen, la UPR paga cerca de $10,000 más que las privadas. Sin embargo, la UPR no provee un aumento salarial a sus profesores hace más de diez años, ni costea todos sus viajes, no le paga a sus atletas, sus directivos no cobran millones de dólares como algunos en las privadas y muchos salones siquiera tienen aire acondicionado como en privadas.
Si eliminas el bono de Navidad, cierras Administración Central (AC) y aumentas la carga académica a 15 créditos, ¿se llega a los $450 millones? No. El presupuesto de AC es de $15 millones, el bono de Navidad son $12 millones y aumentar la carga a 15 créditos ahorra menos de $10 millones (ver plan fiscal). Esos $37 millones no se multiplican por cuatro años: el próximo año debes buscar otros millones hasta dejar las remesas estatales en $383 millones.
Consolidar programas (transferir estudiantes de un recinto a otro) ahorraría poco porque el 71% del presupuesto es nómina. De hecho, si le niegan la educación a los 39,630 estudiantes (no los transfieres) de los ocho recintos subgraduados y del recinto de Mayagüez y despides todos sus empleados, el recorte llega a $400 millones. La Junta admitió que los números de $450 o 300 millones no parten de un estudio.
Si no es la UPR, ¿hay que recortar en salud? No. El plan fiscal dice en la página 19 que para 2020 los recortes en subsidios acumulados dados a la UPR, los municipios y al sector privado totalizarían $850 millones. El problema es asignar la mayor parte de esos recortes a la UPR, no al sector privado, a pesar de que hay cientos de millones de dólares en incentivos contributivos innecesarios (ver estudio del Dr. Ramón Cao). Algunos créditos contributivos son tan innecesarios que los mismos beneficiarios los revenden a un costo menor para que otras empresas paguen menos impuestos.
En resumen: el gobierno busca recortes adicionales (no eficiencia) en la UPR para cuadrar el déficit del gobierno central.
¿Qué hacemos con la UPR? Establecer un plan de reingeniería cuya meta sea la eficiencia alineada a metas institucionales y a métricas de productividad (sin números arbitrarios sobre los recortes); recobrar el subsidio a egresados emigrantes (lo otro es subsidiarle el capital humano a Estados Unidos); ajustar la matrícula a cinco escalas en base a los estados bancarios y al lugar de residencia (la persona de barriada debe pagar mucho menos que la de una urbanización exclusiva y las planillas no son relevantes por la evasión rampante); que el gobierno contrate a la UPR y le pague a tiempo -tal como hace con firmas privadas-; establecer programas completos en inglés para atraer estudiantes extranjeros; y, además, despolitizarla permanentemente, entre otros.
Estas medidas economizarían cerca de $100 millones en remesas. Recortes arbitrarios mayores basados en mitos son, quizás, el peor escupitajo al presente y futuro del País.
* Publicado en El Nuevo Día y reproducido aquí con el permiso del autor.