La sociedad que resulta de ese proceso de exclusión junto a los falsos instrumentos de validación, a la represión y a la manipulación ideológica será una “corporatocracia”.
La sociedad que resulta de ese proceso de exclusión junto a los falsos instrumentos de validación, a la represión y a la manipulación ideológica será una “corporatocracia”.
Llevamos casi un siglo discutiendo sin éxito sobre las sustancias ilegales, entre ellas la marihuana. Ya es hora de comenzar a discutir acerca del verdadero problema: la prohibición.
[M]ientras más personas se sientan impedidos de alcanzar las metas sociales impuestas por la ideología dominante, mayor será el número de aquellos que miren a la criminalidad como una forma de alcanzar las mismas.
Por esta razón, el caserío Pedro Rosario Nieves no es la legendaria Fuenteovejuna que inmortalizó Lope de Vega. A diferencia de Fuenteovejuna, el caserío no se levantó contra el sistema político y económico.
Los trabajadores y trabajadoras que producían la ganancia haciendo puertas y ventanas ahora son los responsables de administrar y repartir las ganancias.
El P. del S. 517 pone al gobernador ante la disyuntiva de pasar a la historia como el gobernante que dio el primer paso para corregir la absurda prohibición del cannabis o de ser olvidado por la historia como uno más de los demás.
Admito que partiendo del orden social presente, no hay muchas alternativas a castigar a quienes se desvían, incluso cuando la historia demuestra que el castigo no funciona para controlar la criminalidad.
No parece posible que esos funcionarios entiendan que si vamos a sacrificar a nuestros viejos pensionados, no lo podemos hacer para abonar a una deuda impagable.
El incidente de las Fiestas de la San Sebastián deja claro que la violencia ya nos es cotidiana. Esta es la verdadera tragedia.
Se debe señalar que millones de estadounidenses jamás han agredido a nadie a pesar de poseer, portar y cotidianamente utilizar para entretenimiento armas de fuego de alto calibre.
Este escrito es una invitación a mirarnos sabiendo que la resistencia está en todas partes, pues, para muchos de nuestros compatriotas, sobrevivir cada día como se pueda es su forma de resistir.
Este año decidí votar pues creo que la consulta representa una oportunidad para que este pueblo deje saber que no seguirá apoyando la política pública que por más de cuarenta años viene produciendo criminalidad.
Un jurado compuesto por 12 puertorriqueños y puertorriqueñas reafirmó con su veredicto la tradición abolicionista que por casi un siglo nos distingue como pueblo que rechaza la pena de muerte.
Más armas, más barcos, más helicópteros, más tecnología militar, son los pilares de la política que por más de una década Estados Unidos mantiene contra las drogas. Fracaso total.
El resultado será el mismo que por los pasados cuarenta años. Seguiremos llenando las cárceles del país, nuestros jóvenes seguirán pagando su tributo de sangre.
En este tratado, el intelectual dominicano Juan Bosch esboza su teoría sobre cómo en la segunda mitad del siglo XX, el militarismo estadounidense cambió la concepción histórica del imperialismo.
¿Hasta cuándo la sociedad puertorriqueña seguirá mirando a los que se desvían de las reglas como meros endemoniados que siendo malos por naturaleza tienen que ser reprimidos y castigados para que aprendan a comportarse?
Al definir como principal problema la criminalidad, y no la pobreza que enfrentan estas comunidades, tanto el administrador colonial como su principal contrincante, condenan a nuestros jóvenes marginados al círculo que hasta ahora les llevó a criminalizarse.
Durante su más reciente mensaje ante la legislatura colonial, Luis Fortuño aceptó su incapacidad para manejar la violencia social que experimenta la Isla y planteó como única alternativa que los ciudadanos le den más herramientas y cedan partes de sus derechos.
En mi mente surge la pregunta de cómo es posible que el natalicio de este maestro, que según sus seguidores solo poseía la túnica que tenía puesta, sea la excusa para la mayor orgía consumista del año.
¿Cómo es que un ser humano piensa dos veces para rescatar de los brazos de la muerte a otro ser humano? ¿Cómo puede haber duda que lo correcto en esa situación sea salvar esos seres humanos? ¿Cómo puede que esto sea un dilema?