El frente necesario: ¿dirigido por quiénes y para qué?
Necesidad de un Frente Amplio de Abajo hacia Arriba
Puerto Rico necesita con urgencia un frente amplio soberanista. No solo para dialogar con las autoridades estadounidenses y negociar un nuevo estatus político de soberanía, en el cual podamos decidir por nosotros mismos nuestros asuntos sin indebidas intervenciones extranjeras —y acabar de una vez con el colonialismo—, sino también para hablarle con sinceridad al Pueblo sobre la necesidad del buen gobierno, de acabar con la corrupción y el amiguismo y dirigir las políticas públicas, de verdad, por planes estratégicos concienzudos, preparados con ayuda de los expertos, de quienes conocen a fondo cada área de la gestión pública.La soberanía sin buen gobierno y con corrupción y malas mañas en la clase política no nos lleva a algo mejor sino posiblemente a lo peor. Más poderes en manos de los corruptos. Y lo mismo puede decirse del buen gobierno sin soberanía propia porque no se dan con ello las condiciones para desde la gestión pública impulsar un nuevo desarrollo de nuestra economía en el contexto actual de la globalización. Ese contexto exige que los actores tengan soberanía propia, personalidad jurídica para pactar acuerdos, y presencia internacional por sí mismos. Mientras exista la subordinación colonial, nada de esto está al alcance de Puerto Rico, por mejores gobernantes que tuviere.
Por lo tanto, las estrategias medulares de un Frente Amplio alternativo deben ser por lo menos cuatro: 1) Un proyecto claro de transición hacia una soberanía propia puertorriqueña ya sea en la libre asociación o en la independencia; 2) Un compromiso real y firme con el buen gobierno, para lo cual dicho frente debe demostrar estar dirigido, no por las clases políticas egoístas que predominaron en las últimas décadas, sino por ciudadanos realmente comprometidos con un nuevo Puerto Rico que regrese al progreso y a la democracia; 3) Un compromiso real con la justicia social y con un desarrollo económico principalmente endógeno, aunque en algunos casos importantes se requiera traer el capital externo; y 4) Un conocimiento y compromiso suficientes sobre cómo han evolucionado los derechos humanos, civiles y políticos, de manera que el país llegue por fin al verdadero siglo XXI, o por lo menos, al buen lado, del siglo XXI. Ese buen lado viene caracterizado por un fuerte apego sincero al respeto a los derechos humanos de todos, y a la invención de mecanismos democráticos para que los Pueblos intervengan realmente en los asuntos que les afectan. Esto significa también una visión de que la educación y la salud son derechos humanos impostergables y de que el país debe contar con planes estratégicos para lograr educación de calidad mundial en por lo menos una década, y lo mismo en los avances en proveer para la salud del pueblo a costos razonables. Canadá, Singapur, Finlandia, y Suiza, entre otros, lo han logrado. Nosotros podemos también.
Lamentablemente, aunque muchas personas bien intencionadas en diversos grupos políticos no partidistas —y en agrupaciones sindicales, profesionales y comunitarias de la sociedad civil— concurren en lo fundamental con tales objetivos, existe una excesiva desconexión entre la mayor parte de ellos, y hasta problemas interpersonales y de organización que no han permitido aún el desarrollo de un FRENTE AMPLIO. Dicho frente debe ser ante todo muy político en cuanto a intentar controlar el Gobierno Interno de Puerto Rico, con el propósito fundamental de ser el interlocutor legítimo con la metrópoli. Mientras los interlocutores sean miembros y personeros de las clases políticas egoístas PPD-PNP que nos llevaron al desastre, nada verdaderamente trasformador del colonialismo, de la mala economía y de la dependencia va a acontecer. En ese sentido, el FRENTE AMPLIO deberá ser muy político para plantearse en el espacio público como la oposición verdadera y la mejor opción de futuro y progreso, y al mismo tiempo debe proclamarle al Pueblo que es muy anti-político, en términos de la política partidista tradicional y por repudiar la llamada “posverdad”. Políticos para ganar el derecho a gobernar una transición signada por la interlocución con la metrópoli para finalizar la dependencia y el colonialismo y anti-políticos en cuanto a la forma en que se ha vivido la mala política partidista tradicional. Nótese bien que la dimensión POLÍTICA no tiene como objetivo, de ninguna manera, ser el mismo gobierno interno subordinado que ha existido en Puerto Rico, sino acaso muy brevemente, como parte de una transición hacia la soberanía plena, negociada civilizadamente con Estados Unidos de América.
La oportunidad real para que un frente amplio de esa naturaleza, comandado por gente nueva —con prestigio y reputación ética en el país— pueda advenir al control del gobierno interno viene dada por el resultado inesperado de las elecciones generales de 2016. En ellas se presentó una combinación sin precedentes de un alza dramática en el abstencionismo electoral junto a una proporción de votos respetables que apoyó a candidatos independientes. Es por ello que aún ganando la gobernación a base de pluralidad no mayoritaria de votos, la pluralidad del supuesto “ganador” fue de solo 41.8%. Se repitió, sin duda, el mismo patrón de voto de castigo de siempre, pero se vio muy reducido por una abstención del 44.6% y por cerca de un 17% que votó por candidatos independientes a la Gobernación. Esto marca un cambio fundamental en la conducta electoral de los puertorriqueños que puede llevar a más altas cotas de abstención electoral en 2020 debido, por supuesto, al disgusto de crecientes sectores del Pueblo con cómo ha estado funcionando la vida política del país en el cuatrienio actual, bajo condiciones tan anti democráticas y de mal gobierno como las que se comentan más adelante en este ensayo.
Así las cosas, si el desapego al partido colonialista bicéfalo PPD-PNP merma aún más en 2020 expresado en un aumento mayor aún que el de 2016 en la abstención electoral, y en el deseo de apoyar candidatos “independientes” no contaminados con los vicios de la política tradicional PPD-PNP, es posible que, compitiendo todos en 2020, incluso un FRENTE AMPLIO como el que describí, ningún partido o grupo, o candidato independiente, obtenga mucho más del 30% de los votos totales emitidos en 2020. Si ese posible escenario electoral se diere, no es imposible que el Frente Amplio pueda ganar el derecho a formar gobierno y a ser el interlocutor principal con la metrópoli debido a que su 30 y pico % de votos sea plural, es decir, sea mayor para el cargo de gobernador al que obtengan cada uno de los demás candidatos.
Las probabilidades de que un suceso de esta naturaleza ponga patas arriba el escenario político puertorriqueño luego del enero de 2021 parecen aún más realistas si una líder natural, realmente comprometida con la soberanía y el buen gobierno como Carmen Yulín Cruz Soto, lanza su candidatura independiente, o por el Frente Amplio, logrando atraer hacia ella los votos de una buena parte de la base del PPD, incluso de algunos de los abstenidos en 2016, sumados a los libre asociacionistas independientes y a grupos que han sido previamente conocidos como independentistas, pero que han comprendido que la libre asociación puede ser, en nuestro caso nacional, la transición necesaria del colonialismo burdo a la vida nacional independiente, o más bien a la vida interdependiente, ya que en el mundo globalizado de hoy no existen independencias como las del siglo XIX, o quedan muy pocas, cosa que no han comprendido los independentistas tradicionales siglo XIX, quienes no van a apoyar la libre asociación porque, según ellos, es un “embeleco”. Resulta, sin embargo, que la libre asociación sí existe y que Estados Unidos mismo la propició con tres jurisdicciones en el Pacífico y Nueva Zelanda con dos jurisdicciones en Oceanía. Y que está avalada como estatus descolonizador por la ONU y el Derecho Internacional Público. Este tipo de Frente Amplio podría incluso concitar apoyo de algunas personas previamente estadistas que se cansaron de los engaños y aguajes del PNP, o que comprendieron que Estados Unidos no tiene para nada en proyecto dar la estadidad federada a una jurisdicción en la cual residen tan pocos estadounidenses blancos, y la cual, además, está en serios problemas económicos que la incapacitan para asumir las responsabilidades de la estadidad. Esa amalgama de apoyos Populares soberanistas, libre asociacionistas, independentistas flexibles y estadistas desilusionados, puede resultar en la ruptura con el PPD (y de paso con el partido bicéfalo PPD-PNP), con la clase política egoísta, y con todo tipo de colonialismo, justamente como previó el ex alcalde de Caguas William Miranda Marín en su último discurso del Parque Doña Inés antes de fallecer. Carmen Yulín Cruz no tiene la más mínima posibilidad de ser la candidata a la Gobernación por el PPD. Debe reconocerlo y dejar que Héctor Ferrer y demás dinosaurios políticos que controlan la anquilosada y desbandada maquinaria de ese partido, sean los sepultureros del PPD. No del PPD que fundó Muñoz Marín, sino del adefesio en que lo convirtieron los miembros de la clase política egoísta, hoy ya tan difíciles de distinguir de los del PNP.
Lo hasta ahora mencionado es tan solo uno de los posibles escenarios para el establecimiento de un Frente Amplio exitoso de cara a los comicios de 2020. Quien lo dirija y pueda querer ser su candidato o candidata a Gobernador puede cambiar, según la voluntad de las personas involucradas en el desarrollo del frente. El caso es que ese candidato a candidata a la Gobernación no puede funcionar como un político tradicional, tiene que escuchar las principales preocupaciones del Pueblo y convertirse en una especie de “bróker” entre la voluntad del país y las autoridades en Washington para, prioritariamente, acabar con la condición colonial y la abyecta dependencia. Tiene que también ser una persona que pueda educar e inspirar a los que dudan o están demasiado apegados a la dependencia como para romper con ella. Tiene que ser líder de verdad, no meramente seguidora o seguidor oportunista de lo que prefieren todos los sectores del Pueblo. Y tiene que ser un movimiento como Todo Puerto Rico con Vieques, que exhiba unidad en la diversidad, respeto mutuo entre todos los grupos y que use sólo medios pacíficos y democráticos, incluyendo por supuesto la desobediencia civil si fuere necesaria. Ese es el verdadero FRENTE que necesita nuestro Pueblo, con un alto componente de iniciativas de la base, de las comunidades, y del Pueblo en general y no un junte de políticos quemados.
No es un “Frente por Puerto Rico” de dudosa credibilidad lo que realmente necesitamos
La misma clase política centrada en sí misma, en sus partidos y en sus intereses egoístas, nada menos que la mismísima clase política que llevó a Puerto Rico al desastre económico y a la gran deuda, tiene ahora el atrevimiento de hacer un nuevo montaje. Como parte del entertainment con que distraen al Pueblo, han organizado y dirigen un llamado “Frente Por Puerto Rico”. ¿Por quién? Para que un esfuerzo llamado “frente” sea realmente para beneficio de Puerto Rico dicha iniciativa no puede:
- Estar dirigida por la misma clase política que nos llevó al desastre;
- Estar principalmente dirigida, como sí está ese grupo, a mendigar más y más favores, y más y más tratos especiales para beneficiar la economía de Puerto Rico que provengan como dádivas de parte del Gobierno de Estados Unidos;
- Tampoco puede hablar con la boca: “Bla bla bla”, de “desarrollo económico del País” mientras no produce ni una idea efectiva, ni un proyecto concreto, para su logro, porque de lo único que se dialoga es de modalidades viejas, o de apariencia novel, sobre la misma dependencia.
Todo eso y mucho más representa el llamado gubernamental y de la clase política a hacer un “Frente Por Puerto Rico”. Es como dicen los alemanes, el Unterhaltung des Augenblicks, el entretenimiento del momento. El mismo busca facilitar el que el gobierno subordinado de Puerto Rico —subordinado al Congreso y a su Junta de Control Fiscal— pueda hacer el aguaje, el drama y el espectáculo, de aparentar estar de parte del Pueblo puertorriqueño ante los abusos que provienen de la Junta de Supervisión Fiscal. Como se sabe, las decisiones de la JUNTA van dirigidas a un objetivo ya declarado: que ese mismo gobierno tenga dinero suficiente para pagarles la deuda a los bonistas —muchos de ellos millonarios y fondos buitres estadounidenses— a costa de sacrificar el bolsillo del ciudadano común.
Mientras la realidad es que la deuda es responsabilidad combinada de la clase política puertorriqueña, que tomó prestado más de la cuenta, y de la clase financiera estadounidense que le prestó aun dudando de su capacidad para pagar, se pretende que la responsabilidad de pagar dicha deuda recaiga en la masa del Pueblo. De un Pueblo que ya de por sí no puede más con la estrechez de sus menguados recursos económicos. Y para que el Gobernador y su administración luzcan como defensores de Puerto Rico ante los estadounidenses, y sobre todo ante la Junta Fiscal, se crea este FRENTE del “make believe”, de modo que los incautos del país se traguen la pos verdad que proclama que el gobierno vela por los intereses del Pueblo en lugar de por los intereses de la metrópoli. Total, el Gobernador Rosselló y la Asamblea Legislativa, como sabemos todos, tendrán que terminar haciendo lo que dicte el tribunal estadounidense, que a su vez tendrá que funcionar de acuerdo con la ley del Congreso PROMESA, de modo que se pague la deuda, aunque para ello haya que sacrificar los bolsillos del Pueblo. Eso no tiene sino un solo nombre: colonialismo.
Lo que más sorprende de este supuesto “Frente” es la presencia en él de sectores de la sociedad civil que debieran estar más a tono con los verdaderos intereses del puertorriqueño común y que, sin embargo, están allí sentaditos, otorgándole legitimidad al dramón de la clase política. No es difícil que a muchos nos den la impresión que están allí para busconear para sus propios intereses inmediatos. Uno puede entender que un candidato independiente como Manuel Cidre, quien se codea con las élites del país, incluso sus clases políticas, y quien tiene intereses de gran propietario privado, esté allí presente. Lo que es mucho más difícil de procesar es que la otra candidata independiente de 2016, Alexandra Lúgaro, una mujer joven con imagen de ser dinámica, pertenezca al mismo tiempo a un Junte Soberanista y al FRENTE POR PUERTO RICO, creado por la clase política que ella misma criticó y que dijo querer suplantar en esos comicios. Digo, a no ser que esté allí para llevarle información a su Junte Soberanista —cosa de muy dudosa necesidad, ya que la prensa nos informa a todos lo esencial— no hay manera, pues, de justificar la presencia de Alexandra Lúgaro en ese cónclave de los partidos tradicionales que nos llevaron al desastre.
Puedo comprender, por otro lado, que un joven economista bien intencionado, como José Caraballo Cueto, haya comparecido allí, al menos con la esperanza de tener la oportunidad de hacer algunas propuestas de desarrollo económico, por lo menos para que los demás y el país lo escuchen. Es una esperanza no muy respaldada por la evidencia de lo que ese grupo prioritariamente busca. No obstante, no podemos regatear a nadie, y menos a un joven economista inteligente como él, que haga un esfuerzo, aunque finalmente resulte en vano, por conducir el diálogo hacia los temas del desarrollo económico propio, en lugar de al disco rayado de cómo suplicarle a Washington más y más dependencia.
El partido de dos cabezas que conocemos como “PPD-PNP”, fiel instrumento de las clases poderosas de Puerto Rico y de Estados Unidos, pretende conseguir nuevas leyes que le traigan al País incentivos tipo 936 para que las inversiones externas impulsen nuevamente las ganancias externas sobre suelo puertorriqueño. Eso no es desarrollo propio ni endógeno, y ya lo debiéramos saber todos de memoria. Ese es el desarrollo del capitalismo egoísta estadounidense sobre suelo puertorriqueño, que no es lo mismo ni se escribe igual. “Desarrollo” que solo les aporta migajas a los habitantes del país. Pero todavía si suponemos que el “Frente Para Puerto Rico” de la clase política PPD-PNP convence a las autoridades del Congreso a legislar nuevos incentivos contributivos que “atraigan” capital estadounidense a Puerto Rico, tal atracción no está garantizada. La razón principal por la cual muchas empresas que proveían empleos en Puerto Rico, de capitales externos, se fueron del país ha sido debido al encarecimiento de los costos de producción en Puerto Rico, a que las ganancias de los inversionistas han menguado y el país ha perdido lustre y atractivo por un descenso en su competitividad. No estamos en el mundo de los años 1950, ni siquiera en el de los 1980. Estamos en la segunda década del siglo XXI en la cual las empresas deciden sus inversiones mirando hacia el mundo entero. Y si en el contexto de la economía mundial, la nuestra no ofrece grandes ventajas, pues aunque el Congreso legisle “los atractivos contributivos” eso no garantiza como varita mágica que las empresas van a invertir en Puerto Rico. Y si lo hicieran algunas de ellas, ya sabemos que eso no es desarrollo de una economía propia puertorriqueña sino ponerle parches a nuestra maltrecha economía para que nos caigan algunos empleos precarios como migajas, mientras los empresarios externos hacen sus grandes ganancias y las sacan del País. La continuidad de la pobreza con unos alivios.
A estas alturas, ya debiéramos saber que, aunque el capital externo es necesario y ayuda, porque nos conecta con circuitos mundiales de producción y distribución y con las nuevas tecnologías, ninguna economía nacional puede desarrollarse únicamente atrayendo capital externo. Los tiempos de la industrialización por invitación se acabaron. Máxime cuando el capital es hoy día tan volátil, según las ventajas potenciales que perciba en unos lugares u otros. Estamos, como sabemos, en la era de la globalización. Y del predominio del capital especulativo financiero. Sea dicha pues la verdad, y reconocida: nosotros de “globalizados” tenemos realmente muy poco por mirar con gríngolas únicamente hacia Estados Unidos. Pero que la clase política se invente un “Frente Por Puerto Rico” no es de extrañar. Ya una vez los tres partidos tradicionales fueron al Congreso a hablar del estatus político y dijeron que no eran “partidos aparte” sino “el partido de Puerto Rico”. Eso fue en 1989-90 y el resultado fue nulo, como fácilmente van a ser nulos los supuestos esfuerzos del nuevo “frente”.
Lo más extraño de todo es que las clases subalternas del país, los sectores populares, los grupos organizados de la sociedad civil y los juntes de todo color y toda clase hayan sido incapaces de aglutinarse en un FRENTE AMPLIO de verdad, de abajo hacia arriba, que reclame lo que nos corresponde por derecho: la soberanía propia —y el poder para decidir que ella conlleva— el buen gobierno y la aplicación en nuestro país de los más avanzados principios de los derechos humanos, civiles y políticos alcanzados por la Humanidad.
Las nefastas señales de la hipocresía y del mal gobierno hacen que sea más urgente el FRENTE
No se trata únicamente de que el Gobierno de Puerto Rico realmente no mande y que termine por acceder a los magullones que decida propinarle la Junta de Supervisión Fiscal a los empleados públicos, a los jubilados del gobierno y al Pueblo en general. Se trata también de que todo esto se haga en un contexto en el cual los gobernantes de turno del “gobierno subordinado de Puerto Rico” siguen, como si nada, malgastando los recursos del gobierno y del Pueblo. Ya leímos en la prensa los múltiples millones que ha gastado en poco tiempo la Administración Rosselló tan solo en publicidad de las agencias del Gobierno Central.
Baste enumerar unos pocos ejemplos para saber que las condiciones están más que servidas para la indignación, la protesta y el malestar del Pueblo, y para el surgimiento de una opción política que sea capaz de ponerle fin a todo eso. ¿Cómo es que en medio de una crisis fiscal como la del Gobierno “de Puerto Rico” ese mismo gobierno tiene el descaro de mantener gastos elevados que son realmente innecesarios? ¿Cómo es posible que esta burla final a la democracia y a los derechos del Pueblo quede impune porque en este país nadie es capaz de articularse como verdadera oposición? ¿Qué es lo que realmente impide que los grupos alternativos se organicen mejor, comiencen a interactuar y funden un FRENTE AMPLIO de verdad? ¿A qué se dedican y para qué los queremos si no hacen nada de eso?
Se habla de achicar el gobierno, de reducción de la jornada laboral de los empleados públicos, de afectar las pensiones de los jubilados del gobierno, mientras al mismo tiempo los legisladores PPD-PNP mantienen sueldos y prebendas de país rico en la Asamblea Legislativa. ¿No prometió el PPD (una de las patas del partido bicéfalo) una reforma legislativa? ¿En qué paró? Pues en nada, de la misma forma en que la Asamblea Constitucional de Estatus paró en nada. Y en la nueva administración se recortan detalles, aquí y allá, pero ni se tocan los excesos de los legisladores ni de los alcaldes, ni se acaba tampoco con los contratos jugosos para las amigos o para personas que ni siquiera son puertorriqueños, existiendo, como existen, profesionales de aquí que lo pueden hacer mejor y con mayor compromiso por el país.
¿Cómo es posible que se mantenga el disparate administrativo de que la Sra. Keleher cobre dos sueldos astronómicos, uno por dirigir las ejecuciones en el DE y otro por “asesorar” a la misma institución? ¿Es que esta señora tiene un don especial para asesorarse a sí misma? ¿Cómo es que se gasta una cantidad muy alta de recursos de nuestro gobierno en quiebra para traer desde Ucrania a la señora Jaresko, quien ni siquiera tiene quién le pida que rinda cuentas de los resultados positivos, si alguno, logrados debido a sus gestiones de asesoramiento al Gobierno y a la Junta de Supervisión Fiscal? ¿Cómo es que no hay tampoco transparencia en torno a los gastos elevados en que incurre la propia Junta? Si no rinden cuentas ni los politiqueros ni los corruptos de aquí —muchos de quienes medran en la impunidad— obviamente menos se les exigirán las rendiciones de cuentas ante el Pueblo a quienes provienen del exterior.
Estas realidades serían para indignar y movilizar a cualquier Pueblo sensato. Igual sucede con los continuados gastos en contratos que no quedan demostradamente justificados, del beneficio selectivo a unos amigos de quienes detentan los principales cargos públicos del “Gobierno de Puerto Rico”, de que se proyecten nuevos gastos en varios gasoductos, y de la hipócrita posición del Gobierno en cuanto a que supuestamente respeta la autonomía de la Universidad Pública, para más adelante copar los cargos directivos de los recintos con personas acólitas del PNP, o por lo menos afines al partido bicéfalo PPD-PNP, y todo ello sin pasar por los debidos procesos académicos universitarios.
Todo lo mencionado no son sino ejemplos crasos de MAL GOBIERNO.
En condiciones tan extremadamente evidentes de mal gobierno, lo menos que puede esperarse de aquellos que dicen tener un proyecto alternativo, otro “Proyecto de País” —que en lugar de desmantelar al País lo reconstruya— es que salgan al espacio público como la oposición real y con las propuestas efectivas para enderezar al País, en lugar de permanecer reuniéndose en pequeños grupos, cada uno con par de caciques, y con la desconexión más absurda que podamos imaginar. ¿Qué estamos esperando?
No creo que esto realmente vaya a suceder. El Pueblo de Puerto Rico es más inteligente que eso. Pero si las iniciativas correctas florecen, y el Pueblo no las apoya, si los puertorriqueños se empeñan en continuar con la dependencia, entonces no hay nada que hacer. Un pueblo que se flagela a sí mismo no merece ser redimido por nadie, ni por un líder mesiánico, ni por ningún tipo de FRENTE.