Una
Tienes que ser fuerte. No solo hoy, sino todos los días. Como siempre has hecho desde que el cielo era violeta y las primeras sensaciones eran de agua y luz. El lenguaje lo es todo, pero en silencio nos entendemos mejor. La cultura es un telar que se urde con las realidades de todas y cada una de las que conviven –aún sin saberlo, incluso sin quererlo– en los pliegues del tiempo. Dejémonos de bucles y arandelas: ninguna llega a ninguna parte si no llegamos todas.
Y me refiero sin exageraciones a todas, las que nacieron mujeres, las que se consideran mujeres, las que quieren ser mujeres y las que no. Las que apenas comienzan y las que van de salida. Aquellas pocas que rigen las grandes potencias, pero también aquellas sin nombre, que mueren de Sida y de hambre y de cansancio porque trabajan como mulas (y que me perdonen las mulas). También las que se esconden a regañadientes bajo vestiduras que no desean llevar, y las que quieren llevarlas. Pero, asimismo, las que se quedaron sin clítoris y nunca podrán conocer el color del placer. Las que tienen miedo y las que se equivocan con actitudes serviles y cobardes. Las que no saben nada o casi nada. Las que aún sabiendo viven en una encerrona. Las que aún concientes no hacen nada. Las que tienen amigas, hermanas, madres e hijas y también las que no tienen a nadie. Las que son violadas. Las trabajadoras del sexo en su grandísima y compleja gama. La señora de la casa y la que no se casa porque no se le pega la regalada gana. Todas somos una: santa, virgen, puta, violada, moribunda, recién nacida, lesbiana, transexual, monógama, promiscua, niña, madre, vieja.
Pero si, en cambio, vives con una cierta holgura, expresas tus opiniones, encuentras espacios o los creas… Si simplemente gozas y disfrutas de un poco de oxígeno, entonces te toca, congénere, instruirte y hacer algo; porque es que, hace tiempo ya, va siendo hora de que subvirtamos el orden aquí, ahora, hoy y todos lo días. Sin revanchas pero claras, solidarias, generosas y con una visión panorámica muy amplia. Deja lo aprendido en cualquier esquina, quítate las dudas, desenmascara las trampas. Hazte dueña de tu cuerpo, de tus partos, de tu cerebro, de tus quimeras. Y sí: es jodido, es incómodo, no está de moda, ni es fácil. Pero toca.
(A propósito del recién conmemorado Día Internacional de la Mujer, que debiera observarse a diario).