Blitz
Publicado: 17 de enero de 2025

Saoirse Ronan y Elliott Heffernan, protagonistas de Blitz.
Esta cinta estupenda, escrita y dirigida por Steve McQueen, sigue las peripecias de George (Elliott Heffernan), un niño de más o menos 12 años cuya madre, Rita (Saoirse Ronan), temiendo por su vida, quiere que se vaya de la ciudad.
El chico es de raza mixta y vamos descubriendo que su padre era de Granada, en el Caribe, pero no se sabe de su paradero. Rita y George viven con su padre, Gerald (Paul Weller), quien adora al niño. Ella trabaja en una factoría que hace bombas para la Real Fuerza Aérea y tiene un grupo de amigas con quienes sale a divertirse por las noches. Estas (ella también) están furiosas porque han cerrado las entradas al metro cerca de donde viven y no tienen dónde resguardarse cuando las alarmas indican que se acercan los bombarderos nazis.
George, a su tierna edad, es muy temperamental y está decidido a no ir. Pero lo montan en un tren en el que viajan otros niños y va camino a su nuevo destino. Lo piensa bien y se tira del tren. Espera un rato a que un tren que viaja en dirección opuesta (hacia Londres) pase para montarse. Lo logra y descubre que en el vagón que creía estaba vacío hay tres hermanos que han decidido, igual que él, aventurarse.
En una serie de flashbacks, vemos que el prejuicio racial fue el determinante de la desaparición del padre de George. Porque lo atacaron y se defendió, fue deportado. Asimismo, a George, los muchachos que van a su escuela le dicen “negro bastardo”, porque su madre no pudo casarse con quien lo engendró.
Vamos con George en su viaje odiseico tratando de llegar a su vecindario y, en el camino, nos encontramos con seres benévolos y otros malditos, nada que no le ocurriera a Odiseo. George confronta a Circes y Polifemos, pero también con un Néstor. En un momento en que se encuentra en un sector de Londres que aún está muy lejos de su vecindario, el chico conoce a Ife
(Benjamin Clementine), un guardián voluntario que lo ayuda, le cuenta de su vida para que George le cuente la de él, y le promete llevarlo a su casa al otro día luego de dejarlo en un refugio.
Hay escenas de una fuerza dramática impresionante. Estando en una estación del metro y, luego de un bombardeo terrible, los que allí están oyen un ruido extraño. Para saber qué ocurre, hay que ir a ver la película.
Además de la estructura narrativa: la visión del escapado, la de su madre, la de los que viven ayudando a las víctimas de los bombardeos, la idiosincrasia maligna de algunos que se aprovechan de las circunstancias, están las tomas impecables del cinematógrafo Yorick Le Saux. Unas, el efecto de las bombas al caer en el Támesis, son arte pictórico de primera calidad. Otras, le suplen al filme la tensión que es ver a un niño a la merced de las circunstancias.
Mas, lo mejor para mí es la actuación genial del debutante actor infantil Elliott Heffernan. Este puede ser intenso, simpático, risueño y rebelde sin que dejemos de apreciar su predicamento. En las situaciones más difíciles, vemos en sus ojos (literalmente; otro logro del director y su camarógrafo) sus visiones sobre lo que le rodea y las alternativas que tiene que enfrentar. Es una interpretación que eleva al filme a ser una confesión entre el personaje principal y el espectador. A esta hay que añadir la de Saoirse Ronan, que es fuerte y vigorosa, tierna y amorosa. Es la madre que tal vez fueron muchas inglesas que tuvieron que desprenderse de sus hijos por un tiempo que debe de haberles parecido interminable.
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