Cuatro mujeres enfrentan con sátira el panorama político del país
Cristina Soler, Carmen Nydia Velázquez, Noris Joffre, y Yolandita Monge protagonizaron esta protesta en contra del partidismo y en defensa de un pueblo que reclama participación. Comenzaron este abayarde musical (porque como reclamaron desde el principio, no dejaron de ‘joder’) con una estadística: 53.56% de los votantes son mujeres. Así que esto “nos afecta más a nosotras” como indicaría Cristina soler del saque.
Desde comparar una mamografía con Fortuño, las mujeres recogieron los asuntos del país a través de la comedia, acompañadas de una banda y, con la música por dentro y por fuera, descalabraron al dueño de la finca y a las reses.
Cristina Soler nos hizo un reclamo: “Pa’ la calle Puerto Rico a inventar una nación” y al son de Rivera Schatz vociferó “qué inmenso ser dueño de la finca y de la mujer también”. Noris nos cantó al son del Sila: ‘defensora de los pobres… y del Banco Popular”. Yolandita y su voz nos deleitaron con sus mejores éxitos a su estilo de centella, y le dedicó a Fortuño su versión de ‘Quítame ese hombre’. Carmen Nydia y Susa con su ‘pie forzoso’ hizo un homenaje a las mujeres maltratadas y a la gesta de los estudiantes y reclamó “¿Esto te deprime? Indígnate!”.
Las mujeres se apoderaron de ese escenario, agarraron la batuta del análisis crítico y la partieron por la mitad. El momento cumbre de la noche fue cuando “Las Centellas” hicieron un homenaje a los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico y le dedicaron este esfuerzo a ellos, a nosotros. Evocando el espíritu humanista y revolucionario de Violeta Parra, la versión de Las Centellas de “Que vivan los estudiantes” fue un homenaje a la educación, a la defensa de la clase obrera del país y una exigencia al despertar de la consciencia puertorriqueña.
¡FELICIDADES MUJERES! Felicidades por entender y reclamar la importancia de la presencia de la mujer en esos espacios. Felicidades por llevar de manera tan inteligente, divertida y congruente la problemática del país. Felicidades por levantar la voz irreverente de la mujer, sin tapujos, sin miedos, sin paños tibios, con ovarios y con canciones.
Las actrices-mujeres se transformaron en escena, en las gradas y tras bastidores. Acompañadas de toda una imaginería de género: los tacos, las chaquetas en forma de corbata, los músicos con faldas y medias pantyhose decretaban claramente el objetivo de la puesta en escena. Esta invitación de la mujer a la mujer, a inmiscuirnos en el quehacer político no será un paso desapercibido; como indicó Yolandita, esto fue un ‘exorcismo femenino’, mejor que el día de las madres y la semana de las secretarias. Allí se entregaron herramientas de vida y de acción.
FUENTE: Prensa Comunitaria.