Desaparición de la crítica en los medios impresos
“La crítica es un juicio valorativo de algún evento o alguna situación, alguna ocurrencia…, de una manifestación artística. Juzgar con total apego a la verdad cómo se ven las cosas, con total honestidad y de manera pública. Si no es de manera pública, privadamente, es un comentario. Y la verdad es la del crítico, en su tiempo y sus circunstancias. De manera que dos críticos ven una misma obra en un mismo momento y tienen dos opiniones totalmente distintas”; así definió la crítica periodística Gilberto Concepción Suárez, crítico especialista en cine quien redactó algo así como un manifiesto personal sorbe su perspectiva en cuanto a este género.
El motivo de su escrito era compartirlo con estudiantes, profesores y demás asistentes del conversatorio Lo que opina el otro: crítica periodística y ocio cultural, celebrado el pasado miércoles 2 de octubre en la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
En este Conversatorio participó también la artista y bloguera Lilliam Nieves, quien habló brevemente sobre la desaparición de la crítica de arte en los diarios de Puerto Rico.
A través de los blogs de arte, explicó Nieves, «nosotros tratamos de seguir documentando qué es lo que está pasando en las artes plásticas, y en el futuro yo creo que nos quedamos en la web, lamentablemente, porque el Nuevo Día no nos está apoyando ni ningún medio en prensa escrita. No nos están ayudando como se debe o como era anteriormente».
El espacio en blanco dejado por la prensa en cuento a la crítica de arte fue llenado por blogs como Trance Líquido, mantenido por Nieves y el artista Arnaldo Román, y otros espacios cibernéticos que formaron una comunidad de discusión interconectada sobre la escena de arte en Puerto Rico. Algunos de esos blogs fueron Donde Veo Arte, Autogiro, Box Score: Endi Versus El Pueblo y la Cultura, El Naufragio de las Palabras, Rotund World, MSA-Xperimental, Conboca, Repuesto, The Fractal, entre otros.
Los demás panelistas que participaron del conversatorio también resaltaron la falta de crítica periodística en la prensa comercial. Entre estos estaban, además de Nieves y Concepción, el crítico de música clásica Luis Hernández Mergal, Javier del Valle, crítico de teatro y Alejandro Carpio, crítico de literatura.
El profesor Mario Roche Morales, quien fungió como moderador, explicó que “es importante que tengamos en cuenta que una cosa es la crítica, esa interpretación fundamentada (no son impresiones a la ligera, no se supone que sea eso) y otra cosa es la reseña que es lo que más estamos viendo en la prensa puertorriqueña, que es esta nota puntualísima que te dice mira, ayer estrenó tal pieza, fue mucha gente…”.
Roche Morales apuntó también hacia la falta de espacios en la prensa para la crítica periodística y la irrupción del género en Internet:
“En el caso de la prensa puertorriqueña es muy poco lo que se publica en términos de crítica y en todo caso son los medios emergentes, la blogosfera por ejemplo, la que está entrando a ocupar ese espacio”.
El problema que enfrenta la crítica en Internet es la falta de consistencia, principalmente porque los autores de blogs no devengan un salario por ese trabajo y se ven imposibilitados de publicar regularmente.
¿Pero por qué la falta de crítica en los medios tradicionales?
“En el caso de los medios, la crítica no es un factor importante, la de teatro no existe y la de cine está en peligro de extinción. Otras subsisten con profundas limitaciones y la libertad de prensa cada día más pertenece con carácter exclusivo a los dueños de los medios. A estos, con demasiada frecuencia, les importan sus ganancias y no las necesidades culturales del país”, opinó el crítico de cine Gilberto Concepción Suárez.
Por otra parte, en tono jocoso, el crítico literario Alejandro Carpio opinó que “el futuro del género depende de los Ferré Rangel y de lo que quieren hacer”. En referencia al suplemento cultural de El Nuevo Día. Carpio, quien ha escrito para dicho medio, criticó que cada vez más las imágenes de las portadas de los libros son más grandes y los textos más pequeños.
“Para resumir un libro y recomendarlo, o resumir un libro y hablar mal, no dan 300 palabras. Yo creo que el peso recae sobre pequeñas empresas que se dediquen a hacer esto y a publicar suplementos literarios o el rol que pueda tener la crítica literaria electrónica, pero necesita tiempo y constancia para probarse… hay que ser constantes”, añadió Carpio.
En este contexto, el futuro del género es incierto y no parece tener una dirección específica.
“A dónde va el género, no sé hacia dónde va. Cuando terminé de escribir para el periódico El Nuevo Día simplemente me dijeron que ya estaban cansados de los teatreros que se quejaban tanto, así que se acabó la crítica del teatro”, así describió su experiencia el crítico de teatro Javier del Valle. Este también explicó que los críticos están sujetos a las presiones de los medios y comentó cómo una crítica negativa sobre una obra puede redundar en que el productor amenace al medio con no comprarle más anuncios.
Pero al fin y al cabo, ¿qué importancia o valor tiene la crítica periodística en el contexto actual?
“En su momento (la crítica periodística) fue una guía para ilustrar con respecto al gusto, una guía para brindarle al público, los posibles consumidores de oferta cultural, unos criterios para la evaluación, análisis e interpretación de las puestas en escena, la música, el arte, etc. Pero que en el contexto actual se debate entre seguir siendo o no esa herramienta para entender una creación… Es decir, una guía en términos de dónde yo meto mi dinero en este contexto de ocio cultural, en una sociedad de consumo como la que estamos viviendo, donde la cultura, querámoslo o no, forma parte de ese ocio e invertimos en ella en ese sentido”, comentó Roche Morales.
Ante esto, y pensando en el contexto de los públicos interactivos en Internet, habría que preguntarse hasta qué punto este medio también afecta la labor o la relevancia del crítico periodístico. Pues en la web los consumidores y productores tienen acceso directo a los contenidos culturales de su interés, crean comunidades que se orientan en torno a sus gustos, y el consumo de los productos no necesariamente requiere de una inversión de dinero (piénsese en la piratería musical o en programas de escucha gratuita como Pandora o Spotify).
Pero de otra parte, pudiera pensarse también que, ante la saturación de información que impera en la web, la función del crítico tal vez sea igualmente crucial a la hora de “curar” contenidos y dotarlos de contexto, juzgarlos con argumentos y así brindar una guía de calidad a los usuarios.
Otro aspecto importante de la crítica es su carácter provocador, pues con ella se confrontan las ideas del autor con las del productor cultural y las del consumidor, creando así un diálogo que puede verse como una extensión de la obra misma que se critica.
«Dejando entonces de lado la opinión desinformada que abunda, la crítica, además de su propósito informativo, es una invitación a la discusión, al debate”, opinó Luis Hernández Mergal, crítico de música clásica quien añadió que ese proceso de debate es parte del “desarrollo de la cultura musical, sobre todo en un país donde la población que va a la música clásica está en vías de desaparición”.
“La crítica de lo que sea tiene que ser informada, lo contrario es un comentario; este país tiene cada día más, muchos comentaristas y pocos críticos. Así es más fácil no comprometerse, pero si se hubieran leído la Divina Comedia, sin embargo, sabrían que tienen reservadas las pailas en uno de los círculos del infierno. Hay que comprometerse”, concluyó por su parte Gilberto Concepción Suárez.