De(s)conexiones
1.0 – Linearidad funcional
Asimismo, los debates polarizados entre luditas y tecnoutópicos pierden de perspectiva que los nuevos medios son igualmente espacios de posibilidad como de control. Aquellas lecturas que pretenden forzar y resaltar una sola arista de la red no hacen más que producir el reductivismo que aísla y desconecta variables. En un universo en el que sólo existen dos vértices (A y B), estas articulaciones atienden un solo punto en relación a otro y pierden de perspectiva una diversidad de operaciones, subjetividades y posibilidades. Mas, ¿es la realidad un plano de coordenadas fijas con una línea cuyo inicio y final son claramente distinguibles?
Todavía retumban en los circuitos de las redes sociales las críticas al agenciamiento desde y por medio de Internet. Con la cacofonía de sus teclas y las fotos de sus perfiles guiñando a los usuarios que transitan sus entornos, los avatares del pesimismo olvidan, al parecer, que aquello que condenan es lo que potencia sus perspectivas. Las críticas a determinadas prácticas discursivas, como el mal llamado “ciberactivismo”, son intermediadas en aquellos espacios que pretenden reducir a la nimiedad no-vital. Cada esfuerzo por soterrar el espacio virtual como enajenado o enajenador produce, paradójicamente, una nueva centralidad –no me refiero a una supremacía en valor sino a una confirmación de importancia– de las operaciones inmateriales en Internet.
Una red social como Facebook es una apertura a diagramaciones en el plano “existencial”. No es sólo un lugar en el que nos comunicamos con amistades y familiares. Es, por ejemplo, tanto espacio de resistencias anticapitalistas como de perpetuación del consumo. Con esto último aludo a la máquina de control que somete a la usuaria a un proceso de dividuación – lo fragmenta en pedazos manejables y “modulables” de data. Este rompimiento de la usuaria en bits (como género, raza, nacionalidad, localización, generación, clase) reinserta cada subjetividad en los flujos de consumo y relaciones públicas. Facebook intenta, pues, anticipar los deseos y nuevos estados de ser de sus usuarias al utilizar los datos para realizar targeted marketing. Mas, esto es una sola vertiente en una expansiva red de procesos y agencias que suceden en Internet, en las redes sociales y más allá de ellas. De esta manera, las fronteras entre ser offline y online se difuminan. Oprimir “Me gusta” o “Like” no se queda meramente en los circuitos cerrados de la red social. Si algo el Boicot a La Comay ha visibilizado, es que aquellas cuatro letras (“Like”) pueden resultar en transformaciones dislocadas. Lo que sucede en la red excita respuestas en el plano de los cuerpos – ya sea en librerías y calles, o chinchorros y jaldas. Si bien darle “Like” al grupo de “Boicot a La Comay” ocurre en la inmaterialidad de la red, la presión que agita a los cuerpos de los administradores de Wapa TV y del programa televisivo tiene su lugar en el campo epidérmico.
Cuando extirpamos a la tecnología de su materialidad, eliminamos las líneas de fuga en el interrumpido devenir del ser. Con esto me refiero al incompleto proceso de cambios y movimientos que constituyen a objetos o sujetos. La porosidad de la frontera –material e inmaterial, física y virtual, conectada y desconectada– propicia el flujo en distintas intensidades.Discusiones en torno al boicot desatienden las maneras en que los algoritmos y los protocolos operan creando conexiones vitales para la usuaria sin mediar su intervención. En el caso de Facebook, su algoritmo delimita lo que podemos ver o no y en el orden en el que aparece en nuestro “newsfeed”, basándose en una producción de valorizaciones de datos. Éste registra con quiénes hemos interactuado, cuántas veces y nuestra actual localización de acuerdo a nuestra dirección IP, entre otros datos, para producir una red de relaciones.Por ejemplo, la manera en que una está en línea se suscita sobre una serie de procesos a los cuales la usuaria no tiene “acceso”. Bueno, bien podría tenerlo si pudiera escribir/leer código. Sin embargo, el algoritmo es diseñado para que funcione de manera automática con contadas intervenciones de la usuaria, quien es empujada a un lado. Para que el algoritmo opere es necesario que, inicialmente, se programe y de ahí comienza a funcionar de forma autónoma. De esta manera, lo social en Internet no es sólo conexión y agencia humana, sino la intervención ciber-mecanizada. Lo social es un cíborg y nosotros somos una pieza en el engranaje de la máquina que nos mueve y excita.
Internet es un rizoma, una red distribuida sin centro, que modula y se modula. (Galloway, Protocol) Tanto modifica a sus usuarias como es modificada por ellas. Fijarnos en un trazo sobre un plano sin dar espacio a la multiplicidad de planos y de líneas de fuga que sobre éstos se desplazan, es aniquilar aquellas instancias potenciales de transformación en las relaciones de poder.
La multitud es una subjetividad –esas singularidades que no colapsan en un “uno” que las subsume– que reconoce, configura y es configurada por Internet. (Virno, Grammar of the Multitude; Guattari, «On the Production of Subjectivity») En otras palabras, hay que prestarle atención a la subjetividad con su multiplicidad y a los entornos de producción (material e inmaterial). Una no puede pensarse sin la otra. El fenómeno, más bien los fenómenos son mucho más complejos que una supuesta separación de los planos físicos y virtuales puesto que nuestras experiencias vitales –las de «carne y hueso»– se encuentran intermediadas con mayor fuerza por los nuevos medios. La vida se observa a través de una pantalla y eso informa cómo entendemos, procesamos, organizamos y experimentamos las cosas en nuestra (ciber)piel. La pregunta entonces, para mí, no es porqué sino cómo.
En fin, Dios es una langosta y yo tengo hambre. 🙁 🙂
Obras citadas
Deleuze, Gilles y Félix Guattari. «Introduction: Rhizome». En A Thousand Plateaus: Capitalism and Schizophrenia, trad. Brian Massumi, 3-25. 1987. Reimpreso, Minneapolis: University of Minnesota Press, 2007.Galloway, Alexander. Protocol: How Control Operates after Decentralization. Cambridge: MIT Press, 2004.
Guattari, Félix. «On the Production of Subjectivity». En Chaosmosis: An Ethico-Aesthetic Paradigm, trad. Paul Bains and Julian Pefanis, 1-32. Bloomington: Indiana University Press, 1995.
Virno, Paolo. Grammar of the Multitude, trad. Isabella Bertoletti, James Cascaito y Andrea Casson. Los Angeles: Semiotext(e), 2004.
Publicado originalmente en Multitud Enredada.