¿Quién es más traidor, el que decidió aportar desde su profesión con un gobierno que nos es el que deseamos o aquel que desde la pulcritud de su computadora piensa que con dar “LIKE” está haciendo la revolución?
¿Quién es más traidor, el que decidió aportar desde su profesión con un gobierno que nos es el que deseamos o aquel que desde la pulcritud de su computadora piensa que con dar “LIKE” está haciendo la revolución?
Lo social en Internet no es sólo conexión y agencia humana, sino la intervención ciber-mecanizada. Lo social es un cíborg y nosotros somos una pieza en el engranaje de la máquina que nos mueve y excita.
Tirar de la facebooqueta no gana guerras si al otro lado, desde otras sillas, otros están «dando candela». Y en las librerías hay libros. Y está la calle vacía.
¿Es privada tu conducta en un lugar online de encuentro social como Facebook, Google o Grindr, donde el ex Senador Arango recientemente se expuso? Las preguntas engañan, pues sugieren esferas tajantes que separan lo público de lo privado.
Las organizaciones sin fines de lucro cuentan con un portal cibernético para conectarse entre sí, afianzar sus redes de solidaridad, establecer vínculos de colaboración, y ampliar su circuito de difusión de información.
Si algo nos ha reafirmado el movimiento del “15 M” español o las revoluciones en el Medio Oriente es que la Internet ya es un vehículo imprescindible para las reivindicaciones democráticas y las protestas ciudadanas.