Las mascotas deportivas: más allá del entretenimiento
En el contexto deportivo de Puerto Rico, han sido varias las mascotas que han trascendido los intentos de baile en el coliseo y se han convertido en íconos del deporte, la cultura popular e identidad de municipios y regiones. En el Baloncesto Superior Nacional, la década de los 1980 tuvo al Gato de los Vaqueros de Bayamón. Los Piratas de Quebradillas han contado en varias temporadas con un hombre vestido como corsario. Más recientemente, los Cangrejeros de Santurce consignaron su dinastía de principios de siglo XXI con la llegada del popular muñeco Jay Jay. De igual forma, los Capitanes de Arecibo son conocidos por el llamativo hombre vestido de negro y los Leones de Ponce entretienen a las familias del sur con el simpático Leo. En ocasiones, ese entretenimiento con visos de inocencia se puede transformar en violencia, como fue el caso de la pelea entre las mascotas Bomby y Pepe Plaza, quienes se atacaron en un acto no-planificado durante un partido de baloncesto entre los Vaqueros de Bayamón e Indios de Mayagüez en el Coliseo de Puerto Rico en junio 2012.
En el deporte del béisbol, los Criollos de Caguas han contado por varias temporadas con la figura de la Yegüita. La novena de los Indios de Mayagüez ha tenido personas que se visten con plumas, mientras tratan de simular supuestas coreografías de indios. De igual forma, cada institución académica que participa de la Liga Atlética Interuniversitaria en Puerto Rico posee su propia mascota o hasta parejas de mascotas en algunos casos.
Para quienes siguen el deporte puertorriqueño, las mascotas son asociadas con alegría e inocencia. Más allá del sentido de pertenencia que nutre las geografías culturales de pueblos y regiones, en Puerto Rico no existe la percepción de que estos personajes poseen una carga política capaz de levantar controversia y polarización entre la población. En todo caso, es principalmente la persona que sigue a equipos particulares la que podría desarrollar cierto grado de rechazo hacia la mascota de franquicias o clubes rivales. Sin embargo, en el contexto puertorriqueño, tal actitud pocas veces constituirá una manifestación ideológica o casos de activismo político. Más bien representa la típica manifestación de apego a equipos, atletas y lugares que albergan clubes deportivos.
Estas percepciones apolíticas vinculadas a mascotas deportivas no necesariamente se repiten en otras localidades que cuentan con sólidas ligas o circuitos deportivos. En el caso de los Estados Unidos, las controversias y batallas culturales que se gestan alrededor de mascotas han sido varias durante décadas. Uno de los debates más conocidos es aquel relacionado al uso de logos, mascotas o nombres de grupos nativos como símbolos de equipos profesionales y en universidades.
Al inicio del 2018, la gerencia del equipo profesional de los Indios de Cleveland en el Béisbol de Grandes Ligas anunció que a partir del 2019 dejarán de utilizar la figura de Chief Wahoo en sus gorras y otros artefactos durante los partidos y otros eventos oficiales. La decisión de retirar el controversial personaje respondió a las críticas que por años fueron comunicadas por activistas nativo-estadounidenses y otros grupos anti-racistas en Norteamérica. De acuerdo a los opositores a la exposición de Chief Wahoo, su continua utilización aportaba a perpetuar la caricaturización de los habitantes originales de los Estados Unidos de América, al tiempo que representaba una forma de apropiación cultural por parte de personas que no tenían ningún vínculo con estas poblaciones que en el pasado perdieron sus tierras como parte de los procesos de expansión y colonización en América del Norte. Aunque la decisión de eliminar el uso de Chief Wahoo ya es un hecho, no son pocas las personas de Cleveland que la cuestionan y reclaman que el personaje representa uno de los símbolos de mayor apego y sentido de pertenencia para los residentes de esa ciudad en Ohio.
El caso de los Indios de Cleveland no es uno aislado. Otros equipos profesionales y universidades son igualmente objeto de crítica por su utilización de personajes estereotípicos que aluden a grupos nativo-estadounidenses. Una situación similar en el béisbol ocurre con los Bravos de Atlanta y su famoso “grito de guerra” supuestamente indígena que se realiza desde las gradas. En el caso del hockey profesional existe el caso de los Chicago Blackhawks. En la National Football League, las controversias y batallas culturales por mascotas incluye a los equipos Kansas City Chiefs y Washington Redskins. Este último llama más la atención en comparación con otros equipos, por tratarse de una franquicia con sede en la capital federal de los Estados Unidos de América.
El año 2018 ha sido igualmente foco de debates alrededor de otra mascota de un equipo profesional estadounidense. Tras varias décadas sin contar con un personaje, la franquicia Philadephia Flyers en la National Hockey League (NHL) presentó a Gritty, quien en poco tiempo emergió como un símbolo de la lucha anti-fascista que se ha intensificado en los Estados Unidos tras el ascenso de Donald Trump a la presidencia del país. Desde su debut en la temporada 2018 de la NHL, activistas políticos y creadores de memes cibernéticos se han apropiado de este intimidante muñeco con el fin de convertirlo en un símbolo de la clase trabajadora de Philadelphia y la lucha anti-fascista en todos los Estados Unidos. Gritty igualmente ha sido presentado en el Internet como la contrapropuesta a Pepe La Rana, otro meme que se ha utilizado por quienes defienden ideas políticas vinculadas al movimiento “alt-right” y grupos neonazis.
Las mascotas deportivas pueden trascender el mero acto de entretenimiento efímero durante eventos y convertirse en poderosos símbolos vinculados a lugares, regiones e ideologías. El público, indistintamente que siga o no el deporte y sus equipos, es capaz de apropiarse de estos personajes para transformarlos en imágenes de mensajes contundentes y referentes dialógicos. La masificación contemporánea del Internet y las redes sociales cibernéticas posibilita aún más las representaciones y diálogos que se desarrollan alrededor de estos símbolos. Casos como Gritty, Chief Wahoo y hasta el Indio de Mayagüez nos recuerdan que el deporte siempre ha sido un terreno contencioso y político.