Let Them All Talk: de eso se trata
El problema es que Alice no puede volar. Karen (Gemma Chan) su agente, una joven ambiciosa e ingeniosa, consigue que la casa editora le pague un viaje en el Queen Mary 2. No solo eso, a insistencia de Alice, la concesión incluye que la acompañen dos amigas y su sobrino Tyler (Lucas Hedges). Las dos amigas tienen mucho de qué hablar con Alice y entre ellas. Roberta (Candice Bergen) tiene un problema de larga duración con Alice; Susan (Dianne Wiest) está del lado de Roberta en el chisme. Mientras tanto, sin que lo sepa Alice, Karen también está en el barco y atrae al joven Tyler, pero no con intenciones amorosas, sino para que le sirva de espía. Su interés es saber si la novela que está escribiendo Alice es la secuela a su exitosa “You Always/ You Never”. Tanto ella como el editor piensan que, de serlo, las ventas darán para pagar por los pasajes y los gastos del viaje. Parte del costo del viaje lo cubren las conferencias que da Alice durante el viaje. Hay que prestarle atención a lo que dice. Parte de los secretos están revelados en ellas.
Alice no suelta prenda. Las conversaciones con Tyler son crípticas y el manuscrito está fuera de su alcance y vedado. Hay poco que el joven le pueda revelar a Karen. El muchacho comienza a tener cargos de conciencia por estar engañando a su tía, a quien adora. La situación se va complicando cuando Tyler ve un personaje misterioso emerger del camarote de la tía temprano una mañana.
Mientras tanto, Alice les ha advertido a sus amigas que solo las verá en la cena, pues está totalmente dedicada a su novela y, lo único que hace, a parte de su dedicación a la computadora, es nadar por las mañanas. El hombre misterioso la vela desde su butaca de ‘playa’ desde los márgenes de la piscina.
Roberta no esconde la intención ulterior por la cual aceptó ir en el viaje: quiere cazar un millonario que la mime en sus años venideros. Sus avances a varios hombres son frustrados de varias formas. Susan establece una amistad con otro escritor que está en el viaje. Kelvin Krantz (Daniel Algrant) es un escritor de misterios que vende tantos libros que Karen se refiere a él como una industria librera de por sí. Alice lo despacha como un autor que tiene una fórmula de la que no se aparta. Él, sin embargo, admira a Alice desde lejos.
El encanto de la película es que sus temas centrales, la amistad y la lealtad, están tratados con seriedad y con cierta profundidad sin que haya visos de pretensiones filosóficas. Nos vamos enterando cuál es la dinámica que puede actuar sobre el escritor cuando se da a su quehacer. Sabemos que muchos novelistas usan sus conocimientos de secretos familiares o los de los amigos para hilvanar de ellos parte de sus tramas. La cinta plantea la ética de ese hecho y permite que confrontemos los efectos que tiene que se sepan. Hay, como presenta el filme, un poco de paranoia en esa actitud, después de todo, la mayoría de los lectores no sabrán que ese es el caso excepto cuando el autor y sus amigos son tan conocidos que las revelaciones tienen efectos desconocidos e hirientes. Un caso que causó el repudio de su autor por gente que antes eran sus amigos y auspiciadores, fue el de Truman Capote cuando un avance de la novela que escribía, “Answered Prayers” apareció en la revista Esquire con el título de “La Côte Basque 1965”. Los trapos que sacó a secar eran los de muchas de las personas más influyentes en la sociedad de Nueva York. El caso de Alice no es de esa magnitud, pero ella se ha cegado a algunas de las consecuencias que tuvo su novela lo que ha hecho que las relaciones con sus dos amigas de universidad estén muy tensas.
Los diálogos de la cinta son estupendos y nos dicen mucho de las tres actrices que llevan el filme en sus hombros. Aunque Deborah Eisenberg una escritora, actriz y profesora de escritura en la Universidad de Columbia, escribió el guion, el director Steven Soderbergh, dejó que todos improvisaran la mayor parte de ellos. El título de la película es un guiño a tales efectos. El resultado es que sentimos que los personajes están verdaderamente afectados por los problemas de las relaciones, que no están actuando las palabras que otro escribió, sino lo que sienten. Nada sustituye el hablar sin interrupciones en las relaciones interpersonales.
Todos rinden interpretaciones magníficas, pero si quieren maravillarse de ese fenómeno que es La Streep, vean primero la película que reseñé el viernes pasado (“The Prom”) y luego esta, para que entiendan lo que es crear.