Melodrama y evolución
A Anayra Santory Jorge, porque alguna vez hace años dijo que en la vida hacen falta modelos, y que el suyo fue Simone de Beauvoir.
Mi modelo, entre otros, eres tú.
En Puerto Rico, el asalto de nuestra realidad, de nuestra historia, es melodramático. Los alucinantes giros de tramas imperiales y coloniales –que retan los más básicos conceptos sociopolíticos de la modernidad occidental (por ejemplo, nación, soberanía, estado, administración pública), a tal punto que dudamos de su significado–, así como la procesión de personajes acartonados, incompetentes, y francamente patéticos, así lo atestiguan. A nadie ha de extrañar que nos sigan encandilando las telenovelas. Vivimos en el “Infierno en el paraíso,” regidxs por las “Bodas de odio” entre “La dueña” (el imperio estadounidense) y “La usurpadora” (nuestras élites de vieja o nueva alcurnia). La única diferencia (¡y es crucial!) es que las víboras en nuestra casa llevan, las más de las veces, nombres de hombre.A una le dan ganas de romper a llorar.
Y a soñar.
Melodramáticamente.
Y una lo hace, movilizando políticamente otros tipos de melodrama. Las iniciativas que en este país del colapso y la angustia se construyen con “nada” –empezando con los movimientos estudiantiles, sus plenos y asambleas “además de queridas, soberanas”– movilizan algo que creímos deshecho: el sueño de otro país, el sueño de otra universidad, nacidos del amor por el país, del amor por la universidad.
En la noche del 31 de marzo, en un foro organizado por el Movimiento 7 de mayo en la UPR-RUM y a partir de una discusión sobre autonomía universitaria, lxs presentes contábamos nuestras historias y hacíamos nuestras propuestas. No sé cuántas veces lloré. Estábamos apasionadxs. Se hablaba de enmarcar la lucha en la “causa puertorriqueña”. Se refería la conmovedora historia del movimiento estudiantil en Puerto Rico, y en el mundo. Se defendía que en la universidad tienen que estar lxs panas del barrio y del caserío. Se proponía que lleváramos la lucha a las filas de CESCO y de pagar el bil de la luz. Se declaraba la urgencia de demostrarle al país que estamos juntxs en esto, que la causa contra el control de nuestro país por quienes no lo quieren, nos implica a todxs lxs que lo queremos. Que es preciso quererlo. A pesar de todo. Melodramáticamente.
Me dio entonces por pensar que se resolvía un enigma surgido de mi acercamiento al budismo: ¿es posible un nirvana politizado? Creo que sí, que ocurrió, por ejemplo, la noche del 31 de marzo en el RUM, el día 15 de marzo en la IUPI, los días 1, 2 y 3 de marzo en el encuentro con arrojo y alegría (en medio de tanta debacle, de tanta crisis y de tanto maldito dolor, oh, how we thrive!) que fue el VI Coloquio ¿Del otro lao?: perspectivas sobre sexualidades queer. Ocurre cada vez que estalla la intimidad del encuentro, la vulnerabilización ante lxs demás, el “deseo ajeno cobijándose en el nuestro”.
Mientras enseño cursos de “civilización occidental” y de mitología en años recientes, me esfuerzo por desoccidentalizar el primero y bieninterpretar el segundo. De modo que, además del budismo, me he volcado a estudiar los modos en que mito, arte, espiritualidad y ciencia son lenguajes distintos para un mismo objetivo y, en un sentido muy básico, para una misma conclusión: apasionarnos y dejarnos sobrecoger por el misterio de la vida, en su extraordinaria, imprescindible e interconectada diversidad. Eso está tanto en Albert Einstein, en Charles Darwin y en la física cuántica, como en el budismo y en las tradiciones míticas de nuestras sociedades primigenias, muchas de las cuales siguen sobreviviendo hoy el apocalipsis ecológico de más de quinientos años. Oh, how they thrive!
Todo está conectado. La evolución no es aquello del más fuerte ni el más apto. La evolución son las aletas del anfibio en los brazos del humano. La evolución, como el nirvana, como los personajes míticos más venerados –los del devenir, los metamorfoseados, los que se trasmutan, los liminales, los que desanudan binomios, los chamanes–, como la lucha por un sueño, como la lucha por Puerto Rico, es el encuentro que confirma que estamos, todo y todxs, conectadxs:
De tan simple origen
infinidad de formas
caminan reptan corren brincan nadan vuelan
el misterio de esa variedad de vida
todos del mismo antepasado
La función crea la forma
y funciones similares
producen similares formas
así las semillas cambiaron
los picos en las Galápagos
[…]Algas microscópicas
ahora árboles inmensos
las agallas se hacen alas
y volaron los artrópodos
Nos parecemos tanto
que en realidad somos
variaciones del mismo tema
nuestra cabeza es de gusano
o “todos somos tiburones modificados”
el proceso digestivo de un elefante
idéntico al de una bacteria
los dientes con que como una langosta
son como los de la langosta
los genes invisibles de un insecto
son los de nuestro cuerpo
[…]Insecto ave reptil lirio Einstein
como toda transición es lenta
toda especie parece sin transición
pero toda vida es una sola vida
y en ella hay una sola Encarnación
(Ernesto Cardenal, “El origen de las especies”)
A una le dan ganas de romper a llorar.
Y a soñar.
Melodramáticamente.
Y una lo hace.