Michael Burawoy y su visita a Puerto Rico
De la sociología de la producción a la producción de la sociología en tiempos de crisis
El trabajo de Michael Burawoy pudiera caracterizarse a partir de tres momentos analíticos, cuyo eje central es la interrogante “¿por qué los trabajadores trabajan tanto o al nivel que lo hacen? (Burawoy, 1979: xi). El primer momento analítico se refiere a una postura crítica ante la teoría marxista clásica. El segundo momento es uno investigativo donde, mediante métodos etnográficos se busca enmarcar cómo es que los trabajadores en el contexto del capitalismo industrial de las postrimerías del siglo XX participan en el proceso de su propia explotación. El tercer momento es uno de síntesis donde en lugar de refutar y desechar el marco teórico con el cual se inicia la investigación, se hace una reconstrucción de dicha teoría con miras a robustecerla e intentar generalizar su amplitud y capacidad explicativa. Estas tres dimensiones de su labor intelectual se ven formuladas explícitamente en sus contribuciones teórico-metodológicas (Burawoy, 1991a, 1991b).
En 1979 Burawoy publicó un libro, Manufacturing Consent, que indagaba la especificidad de las teorías generales del marxismo estructuralista crítico de Althusser, Balibar y Poulantzas, pero sobre todo, el pensamiento de Antonio Gramsci, en los talleres de la manufactura industrial en Estados Unidos. Trabajando en una fábrica de piezas de motror, Burawoy se adentró en las víceras del capitalismo industrial estadounidense.
A partir de su investigación, plantea como solución a su pregunta inicial, un proceso que es inherentemente político. Las reglas que delimitan las interacciones entre gerencia y trabajadores y entre los trabajadores mismos constituyen un área de juego y de negociación y competencia al interior del taller. Los trabajadores a través de juegos que parecieran superficialmente romper con las reglas de cuotas de producción (Burawoy, 1979: 51), participan y asienten indirectamente en su propia explotación (Burawoy, 1985: 38-39). La idea de que la particularidad del proceso de producción capitalista estriba en relaciones de producción que aseguran y a la vez esconden la extracción de la plusvalía (Burawoy, 1979: 30), adquiere especificidad en sus descripciones de los juegos de los trabajadores. Sus hallazgos y su manera de reformular las problemáticas del marxismo ante la realidad de un capitalismo robusto y que ha sobrevivido múltiples crisis, conllevaron obligatoriamente, de un lado la crítica de la otrora dominante sociología industrial de Elton Mayo y Clark Kerr, y de otro, la sujeción a criterios empíricos y de refutabilidad de los planteamientos marxistas clásicos y en particular, de la concepción marxista de las condiciones mediante las cuales se configuran las clases sociales y los procesos de cambio en la sociedad contemporánea.
Burawoy formula más explícitamente esta dimensión política de la economía en su libro, The Politics of Production (1985). En Politics, Burawoy establece formalmente una teoría de los regímenes de producción que surge del trabajo de campo comparativo entre la producción industrial en Estados Unidos y la de países socialistas como Hungría y la Unión Soviética. Su trabajo también se nutre de un análisis histórico de los cambios en los procesos de producción en la Rusia pre-revolucionaria y en Inglaterra durante su industrialización.
La tipología de dichos regímenes se fundamenta en una distinción entre el proceso de producción y lo que él llama “el aparato político de la producción” o los regímenes del taller”.1 Esta distinción le permite contextualizar históricamente la relación entre la actividad política de los trabajadores como clase y diferencias a través del tiempo y entre países en sus regímenes de producción. Marx concebía los regímenes despóticos de producción como una característica intrínseca del capitalismo (Burawoy, 1985: 88-89). Debido a las fuerzas de la competencia, la organización de la producción tomaba una forma arbitraria en lo que se refiere a las relaciones de poder entre los capitalistas, sus gerentes o administradores y los trabajadores (Burawoy, 1985: 123). No obstante, esta imagen es contraria a cómo se desenvuelve el desarrollo capitalista a través del tiempo y en distintos países.
Su trabajo teoriza la dimensión política de la actividad económica fuera de su entendimiento más obvio, en el cual la economía tiene un marco reglamentario postulado por el Estado; lo que Burawoy llama los procesos políticos “fuera del Estado.” (Burawoy, 1985: 9). Burawoy plantea dos dimensiones mínimas de los aspectos políticos de la economía que implican una reconstrucción de la imagen de los regímenes de producción planteada por Marx. Primero, el rol del Estado vis-à-vis las empresas varía con el tiempo en dirección a mayor injerencia dentro del proceso mismo de producción y hacia un rol mas preponderante en la coordinación de las relaciones entre clases. En el momento histórico en que Marx escribía, la intervención del estado en la producción era mínima, y la coerción dentro de la producción tomaba un rol más preponderante.
Finalmente, y como corolario de esta segunda dimensión de lo político en la economía está la configuración de las relaciones internas de la producción. Para Burawoy los regímenes políticos de la producción durante la postguerra en los países industrializados se conforman a lo que él denomina regímenes hegemónicos donde las relaciones de producción se fundamentan más explícitamente en una articulación de mutuos intereses entre las clases dominantes y los trabajadores, y donde el Estado participa activamente en la reproducción de la mano de obra.
El capitalismo de las postrimerías del siglo XX parece dejar atrás los regímenes hegemónicos y moverse hacia lo que Burawoy llama el despotismo hegemónico. En lugar de obtener concesiones dentro de un marco reglamentario que coordinaba los intereses potencialmente conflictivos de los trabajadores y las empresas, en la actualidad, dentro del mismo contexto reglamentario de coordinación de intereses, los trabajadores hacen concesiones a la empresas, muchas veces entregando aquellas concesiones obtenidas durante la época de los regímenes hegemónicos de producción. Precisamente y debido a las restricciones impuestas sobre la acumulación de capital y plusvalía dentro de los regímenes hegemónicos de producción, se incrementó y se desarrolló toda una gama de posibilidades de transferir a regiones menos desarrolladas de la economía mundial distintos aspectos de la producción económica, y a la vez, hizo posible la competencia internacional proveniente de países en vías de desarrollo. Como adaptación a estas dinámicas fuera del control de cualquier firma particular ha surgido este nuevo tipo de despotismo reglamentado (Burawoy, 1985: 150).
La política de la producción sociológica2
La noción de un despotismo coordinado sólo capta parcialmente la condición actual económica de crecientes asimetrías de poder, creciente incertidumbre en una escala global y el surgimiento de un futuro con mayor inestabilidad política al interior de los países desarrollados. Estas inquietudes parecen haberse conjugado en los temas actuales que ocupan a Burawoy: ¿cómo la sociología puede balancear su dimensión crítica, su relevancia en el mundo actual con su rol como disciplina basada en la investigación y dentro del contexto de una crisis profunda a nivel global de la universidad como albergue de la producción y diseminación del conocimiento y la investigación?
En esta instancia más reciente de su trabajo, Burawoy ha intentado conceptualizar la sociología como un ámbito constituido por múltiples instancias de producción del conocimiento: su aspecto propiamente disciplinario en el sentido de áreas de investigación delimitadas por preguntas y estrategias investigativas que organizan los debates. Esto es lo que Burawoy llama la sociología profesional. Parte de la sociología académica se refiere a la sociología crítica, bajo la cual se encuentra aquella producción intelectual dirigida a un público académico profesional, pero con miras a cuestionar los supuestos de los programas investigativos que definen la sociología.
De otro lado, se encuentra toda aquella producción sociológica dirigida a un público no académico. Para categorizar esta dimensión de la producción intelectual sociológica, Burawoy ha acuñado el término “sociología pública”, en el sentido de la investigación dirigida a temas de política pública pero también lo que Burawoy llama la “sociología pública orgánica”. En esta categoría de actividad sociológica se encuentra toda aquel uso del conocimiento para una reflexión crítica dirigida a un público no académico. Pero fundamentalmente, lo que caracteriza este tipo de sociología es su preocupación con los cimientos normativos de la vida en sociedad y los retos que la modernización le presenta a dichos cimientos. En el contexto de Puerto Rico Hostos, Brau, José Luis González y Gordon Lewis vienen a la mente como varios ejemplos de este tipo de reflexión crítica.
Ambas temáticas, las condiciones del trabajo en el contexto de las economías industriales contemporáneas, la crisis universitaria mundial y sus efectos sobre la producción sociológica del conocimiento plantean necesariamente esas mismas interrogantes para Puerto Rico. Aún cuando ha existido una gama de trabajo de campo tanto cualitativo como cuantitativo sobre las transformaciones inducidas por la modernización en Puerto Rico, no parece existir una preocupación más amplia con cuáles son las maneras en que se organiza el proceso de producción en Puerto Rico, cuáles son los vínculos entre taller, empresa o fabrica y las comunidades que se sostienen a partir de esas relaciones de producción, y cuál es el rol del Estado en estas relaciones sociales.
En el olvido parece haber quedado la importancia de una sociología investigativa que informe una sociología crítica. Durante el transcurso de la crisis económica y fiscal que se vive en Puerto Rico, la sociología pública no parece tener resonancia. Más ampliamente, las ciencias sociales en general, aparecen como silentes a pesar de los esfuerzos académicos y de que existe un público con la necesidad de una comunidad intelectual comprometida con una reflexión sobre las circunstancias actuales. La pobreza y la superficialidad del debate público en Puerto Rico en cuanto a asuntos de índole pública son el sínsíntoma de esos silencios. La visita de Burawoy, plantea la necesidad apremiante de desarrollos investigativos anclados en las particularidades de Puerto Rico, pero tomando como punto de partida las herramientas teóricas de la sociología para revitalizar no sólo la sociología como disciplina sino también su rol público en Puerto Rico.
NOTA: Conferencia pública de Burawoy en Puerto Rico: «Universities in Crisis», jueves 18 de abril, 10AM en Facultad de Ciencias Sociales (CRA) 108, también en directo por Internet.
Referencias
Burawoy, Michael. 1979. Manufacturing Consent: Changes in the Labor Process Under Monopoly Capitalism. Chicago: University of Chicago Press.
———————–. 1985. The Politics of Production. Londres: Verso.
————————. 1991a. “Reconstructing Social Theories.” En Ethnography Unbound: Power and Resistance in the Modern Metropolis, (pp: 8-27), Michael Burawoy et al.; eds.) Berkeley: University of California Press.
————————. 1991b. “The Extended Case Method.” En Ethnography Unbound: Power and Resistance in the Modern Metropolis, (pp: 271-287), Michael Burawoy et al.; eds.) Berkeley: University of California Press.
- La traducción es del autor: La terminología específica es la siguiente: “labour process”, “political apparatuses of production” y “Factory regime” (Burawoy, 1985: 108). [↩]
- Burawoy, Michael. 2005. “For Public Sociology.” Presidential Address before the Annual Meeting of the American Sociological Association. American Sociological Review, 74: 4-28. [↩]