Cumbre Internacional de Afrodescendencia 2025: Resistir desde la memoria

La Cumbre Afro abrirá el lunes 17 de marzo a las 8:30 a.m. en el Salón L-1 de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP). Durante cuatro días, el evento reunirá paneles, presentaciones de libros, foros de discusión, talleres antirracistas, exposiciones de arte y cine, así como el ya esperado mercado afro. Paralelamente, la Galería de Arte de la Escuela de Arquitectura de la UPRRP y la Casa Cultural Ruth Fernández en Río Piedras servirán de sede para actividades complementarias, entre ellas el lanzamiento del blog Letras Kaffres, un espacio afrocentrado que desafía la narrativa oficial.
Para la doctora Angélica Varela Llavona, rectora de la UPRRP, este esfuerzo es parte del compromiso insubordinable de la universidad con la reflexión crítica sobre la diáspora afrocaribeña. «La erradicación del racismo no es un ejercicio simbólico; es una exigencia política», enfatizó.
Mayra Santos Febres, investigadora principal del Centro PRAFRO, insistió en la relevancia de Schomburg en los estudios afrodescendientes: “Sin títulos universitarios, sin padrinazgos institucionales, Schomburg hizo el trabajo que a la academia le tomó un siglo reconocer. Esta Cumbre es un tributo a su legado”. A la par, el evento servirá para formalizar la consolidación del Centro PRAFRO, un Archivo Virtual en Estudios Afrodiaspóricos y Afrodescendientes, que, desde Puerto Rico, desafía las fronteras impuestas por la academia tradicional.
Schomburg, nacido en San Mateo de Cangrejos, Santurce, en 1874, emigró a Nueva York en 1891 y se insertó en el Movimiento Panafricanista y la Sociedad de Historiadores Negros. Su archivo, hoy resguardado en la Biblioteca Pública de Nueva York, es testimonio de una historia que la blanquitud ha intentado borrar sistemáticamente.
San Mateo de Cangrejos, el municipio donde nació Schomburg, fue fundado por esclavizados libertos y cimarrones en el siglo XVII, convirtiéndose en un bastión de resistencia afrodescendiente en Puerto Rico. Sus barrios—incluyendo Cangrejos, Hato Rey, Santurce y Miramar—fueron absorbidos por San Juan en 1862, una movida que respondió a los intereses de la élite criolla y española, que no veía con buenos ojos un municipio gobernado por afrodescendientes. Sin embargo, los sectores más orientales del municipio, incluyendo áreas cercanas al actual distrito de Isla Verde, terminaron integrándose en lo que hoy es Carolina, consolidando la fragmentación territorial de San Mateo de Cangrejos y debilitando aún más la identidad política de su comunidad afrodescendiente.
La intervención urbana fue encabezada por Pablo Ubarri Capetillo, nombrado Conde de Santurce en 1878 por la reina Isabel II de España, en reconocimiento a su poder económico y su cercanía con la élite colonial. Ubarri, un empresario vasco radicado en Puerto Rico, utilizó su título nobiliario y su influencia para rediseñar la geografía de la capital, asegurando que el desarrollo beneficiara exclusivamente a los sectores blancos y acomodados. Su principal herramienta fue la construcción de una línea de tranvía que conectaba originalmente Río Piedras con San Juan, facilitando el acceso de la élite capitalina a tierras suburbanas. Más tarde, el tranvía fue extendido hasta Santurce, siguiendo la lógica de la ciudad lineal de Arturo Soria, donde el transporte y el desarrollo inmobiliario iban de la mano para transformar los territorios periféricos en zonas habitacionales de clase alta.
Bajo la excusa del progreso, la línea de tranvía fue subarrendada por Ubarri Capetillo a la compañía que él mismo manejaba, una maniobra que garantizó el control privado sobre el crecimiento urbano y facilitó la segregación racial y económica.
Sin embargo, el verdadero proceso de desplazamiento racial se intensificó tras la invasión estadounidense de 1898, cuando el capital estadounidense, con su visión de expansión comercial y turística, comenzó a reconfigurar Santurce, Miramar y Condado como enclaves de lujo para la élite criolla y los nuevos intereses estadounidenses. Con la llegada del gobierno militar y posteriormente el dominio económico de compañías norteamericanas, se aceleró la transformación de San Juan en una ciudad diseñada para el consumo y el turismo, excluyendo cada vez más a la población afrodescendiente.
A medida que se trazaban nuevas urbanizaciones—Miramar, Condado, Ocean Park—la población afrodescendiente de los antiguos barrios de San Mateo de Cangrejos fue desplazada progresivamente, empujada hacia zonas de menor valor económico o marginada en asentamientos informales. La segregación espacial, ya iniciada bajo el dominio español, se institucionalizó con los estadounidenses, quienes trajeron consigo nuevas leyes de zonificación y modelos de desarrollo urbano que invisibilizaron aún más a la población negra.
Este año, la Cumbre Afro se expande más allá del Caribe. Del 21 al 23 de marzo, el evento se trasladará a Nueva York, donde el Centro de Estudios Puertorriqueños en Hunter College servirá como punto de encuentro para paneles y exposiciones artísticas que refuercen la conexión entre Puerto Rico y su diáspora.
Además, se han firmado acuerdos de colaboración con la Universidad de Puerto Rico en Arecibo, la Universidad del Sagrado Corazón, la Alianza Francesa de Puerto Rico y la Fundación Luis Muñoz Marín, además de un convenio con la Universidad del Valle en Colombia, la primera en establecer un programa graduado en Estudios de la Afrodescendencia en Hispanoamérica.
Para más información y el calendario completo de actividades, visite www.letraskaffres.com o siga Centro PRAFRO en Facebook, Twitter e Instagram.
Sobre el Centro PRAFRO
El Centro de Investigación y Archivo Digital en Afrodescendencia (Centro PRAFRO), adscrito a la Facultad de Estudios Generales de la UPR-RP, impulsa la visibilización de la historia y cultura afrodescendiente a través de investigaciones, publicaciones, cursos y eventos como la Cumbre Afro. Su labor ha sido posible gracias a una subvención de $1.8 millones de la Fundación Andrew W. Mellon, cifra que, aunque significativa, sigue siendo una fracción de lo que se requiere para revertir siglos de exclusión.