Sixto VI
Lo primero que hizo fue disponer que los diáconos pudieran optar a ser ordenados sacerdotes. Ya Pablo VI había preparado el camino para el sacerdocio de hombres casados con la restauración del diaconado permanente. Luego promulgó un decreto que facilitase que mujeres con estudios en teología pastoral se ordenasen diaconesas, restaurando así la institución que había existido en tiempos de Juan Crisóstomo. Alguna gente interpretó esto como un paso preparatorio para reconocerle a las mujeres el acceso a los otros ministerios.
Estableció como regla administrativa la transparencia en las finanzas de las distintas unidades, empezando con las de mayor jerarquía, de modo que cualquier persona pudiese acceder a los cuadros presupuestarios anuales por la red. Ordenó hacer un inventario en cada diócesis de los bienes inmuebles que ya carecían de propósito pastoral con miras a buscarle otros usos sociales, desde refugios para los sin techo hasta bibliotecas, museos y salas de concierto.
Reformó el sistema electoral central, restringiendo el voto a los presidentes de todas las conferencias episcopales nacionales y a los cinco principales secretarios de la Curia. Para la elección de obispos restituyó el sistema electoral, pero con colegios electorales constituidos por clérigos y laicos.
Flexibilizó las normas litúrgicas, para que las celebraciones públicas se adaptaran a las formas culturales de cada continente y región. Animó la búsqueda de otras expresiones rituales que no se ciñeran a las sacramentales y que se acercaran a las distintas coyunturas y modalidades de la vida adulta. Promovió nuevas formas interactivas de instrucción religiosa que utilizaran los nuevos medios de comunicación. Impulsó la formación y el auspicio de artistas que exploraran la expresión religiosa contemporánea.
Alertó contra toda forma de discriminación en las iglesias y las escuelas e incentivó la búsqueda de estrategias pedagógicas que promoviesen el respeto mutuo y la cultura de la paz. Insistió que los futuros ministros de la iglesia se formasen en universidades y no en seminarios separados de la vida cotidiana de los jóvenes. Buscó los puntos de convergencia con otras iglesias y tradiciones religiosas para celebrar los elementos comunes. Defendió en los foros internacionales los derechos de las minorías y de los pueblos subordinados, y retomó y amplió la enseñanza de Juan Pablo II en Oaxaca sobre la hipoteca social que grava toda propiedad.
Auspició encuentros internacionales para explorar formas alternas de penología y condenó rotundamente la pena de muerte. Animó el estudio de las adicciones de las terapias para tratarlas, desde el consumismo compulsivo hasta la dependencia en las pastillas y las sodas.
Insistió en el diálogo con todas las ciencias y patrocinó especialmente el desarrollo de las ciencias del lenguaje y de la comunicación social como básicas para la difusión del evangelio. Creó nuevos foros para la discusión teológica y sus intercambios con disciplinas afines. Instituyó un fondo de asistencia para eventos catastróficos al que destinó las aportaciones anuales de las diócesis. Emitió pasaportes del Vaticano para personas sin país.
Se afirma que Sixto VI regentó la iglesia entre el 2500 y el 2526, pero algunos estudiosos piensan que su ejercicio fue mucho más temprano.