Sugar sugar: nueva etapa para el thriller detectivesco
La novela detectivesca ha evolucionado desde sus años dorados cuando, lo que prefiero llamar, los “detectives de butaca”, estaban en su apogeo. Una vez que Sherlock Holmes, Hercule Poirot, Miss Marple y sus colegas fueron suplantados por los Sam Spade, Phillip Marlowe, Lew Archer y, Mike Hammer (Mickey Spillane), la violencia apareció en sus aventuras para no dar paso atrás.
Recordarán que Spade (Dashiel Hammett), Marlowe (Raymond Chandler) y Archer (Ross Macdonald) eran contratados para buscar a personas desaparecidas. Todos ellos (no tanto Hammer)) buscaron y encontraron. Lo hicieron bajo las órdenes de personas ricas y poderosas cuya desaparición tenía un factor fundamental: estaban metidas en asuntos que no debían. Las consecuencias podían ser fatales. Al Spade de Hammett le mataron a su socio y colega, Miles Archer quien, de paso, dio nombre al detective de Macdonald. Archer, quien repudiaba las armas, casi tenía que caminar entre montañas de cadáveres. Marlowe también. Pero no eran ellos los que disponían de los enemigos. En las tramas de sus aventuras, los l l asesinatos están en manos de los malvados.
Ahora llega a televisión un personaje que tiene como trabajo principal el mismo del triunvirato creado por Hammett, Chandler y Macdonald: encontrar gente desaparecida. La serie fue creada por Mark Protosevich y sus capítulos dirigidos por el brasileño Fernando Meirelles o por Adam Arkin. Inmediatamente nos sorprende que haya un detective que se llame John Sugar (Colin Farrell), que suena demasiado dulce. Desde el principio, además de su nombre, el individuo nos parece algo extraño. Una de sus manos se contrae contra su voluntad y no se nos explica por qué. ¿Será por un tajo que le dieron en el brazo? Se inyecta en el cuello con una sustancia que no sabemos qué es, pero no parece ser un drogadicto. Fuera de serie es su capacidad para metabolizar el alcohol: puede tomar todo lo que quiera y no se emborracha. Me parece que es una especie de chiste del guionista. Sugar viene de Japón donde una de cada tres personas tiene deficiencia de la deshidrogenasa de aldehído, lo que los hace sumamente vulnerables al alcohol.
Nos impresiona que la primera aventura de Sugar en Japón esté fotografiada en blanco y negro por César Charlone (quien ha trabajado antes con Meirelles). Según la narrativa va progresando vemos la relación que tiene esa introducción con la edición de los capítulos y el hecho de que Sugar es un adicto al cine. De vez en cuando, algo que pasa en la vida de Sugar está acompañado de una breve escena de una película en blanco y negro de los años de gloria del filme noir en Hollywood que está relacionada con lo que está sucediendo. Es un efecto interesante ya que arrima la serie a las películas clásicas de la época de la cual Sugar parece haber emergido.
Cuando vuelve a Los Ángeles, lo contrata Jonathan Siegel (James Cromwell), un legendario productor de cine. Su nieta, Olivia (Sydney Chandler), ha desaparecido y, aunque tiene un historial de drogadicción, nunca había dejado de comunicarse con su familia. Ruby (Kirby Howell-Baptiste), una misteriosa mujer que es “la encargada de Sugar”, expresa dudas de que él se haga cargo del caso, pero Sugar insiste, diciendo que Olivia le recuerda a su hermana DJen. Una vez que se encarga del caso busca y encuentra a Melanie Matthews (Amy Ryan), quien fue la madrastra de Olivia. Ambos comparten una bebelata y es cuando Sugar revela que metaboliza el alcohol de forma inusualmente rápida. Como Melanie está ebria, la lleva a su casa, y, para la sorpresa de la mujer y nuestra, rechaza sus insinuaciones. La deja dormida, sale de la casa, y poco después su investigación lo lleva al garaje donde está el auto de Olivia y descubre un cadáver en el baúl.
La serie continúa con Sugar tratando de cumplir con su asignación. En su búsqueda lo vamos conociendo mejor y notando ciertas referencias que son un misterio en sí. ¿Por qué dice que está empezando a sentirse como un humano? El grupo que se reúne en casa de Ruby ¿a qué se dedica? ¿Cómo es que hablan tantos idiomas?
Según se va acercando a la verdad, hay un intento para que detenga la investigación y desista de su pesquisa. Según Ruby gente muy poderosa no quieren que se encuentre a Olivia, además, le dice que es “tiempo de partir” para todos. ¿Qué se esconde detrás de la desaparición de la joven?¿A dónde es que tienen que partir Ruby, Sugar y sus amigos?
Superlativamente actuada, pero en particular por Colin Farell y Amy Ryan, los ocho capítulos son movidos, sorprendentes, y están llenos de suspenso. Casi al final, se intercala una escena de Lady from Shanghai (1947) en la que Orson Welles, después de salir del salón de los espejos, está caminado hacia el mar. Hace poco que descubrió que sido traicionado. En la estupenda novela de Ross Macdonald The Moving Target (1946), Lew Archer descubre que, en lo que le han dicho sobre la desaparición del hombre a quien busca, hay medias verdades y muchas falsedades. Así también les pasa a Spade y a Marlowe: todos les mienten o les dan medias verdades. Hay que ver a Sugar para saber qué es real y qué falso, en esta nueva etapa, estratosférica, de la novela detectivesca.