La peor vigilancia es la que los propios ciudadanos ejercen entre sí a nivel mundial, deleitándose en la captura de sus imágenes y en tanto que voraces consumidores y reproductores del hábito desvivido del cliché.
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La peor vigilancia es la que los propios ciudadanos ejercen entre sí a nivel mundial, deleitándose en la captura de sus imágenes y en tanto que voraces consumidores y reproductores del hábito desvivido del cliché.