Es un mito que los puertorriqueños sean principalmente inamovibles en sus preferencias de estatus, que se adhieran a una sola preferencia por convicción, fanatismo o partidismo y no puedan ni quieran cambiarla.
Es un mito que los puertorriqueños sean principalmente inamovibles en sus preferencias de estatus, que se adhieran a una sola preferencia por convicción, fanatismo o partidismo y no puedan ni quieran cambiarla.
Por primera vez en nuestra historia de Pueblo, si labramos un consenso nacional, con partido o sin partido, con líderes o sin ellos, seríamos por fin los dueños oficiales de nuestro propio territorio nacional.
Si no queremos continuar por la vía de los autoengaños, de las ficciones y de las mitologías partidarias, se hace cada vez más pertinente enfocar los esfuerzos en cómo podemos lograr mejorar institucional y constitucionalmente nuestra democracia.
Para salir verdaderamente de la crisis, acorde con los intereses de las mayorías trabajadoras y empobrecidas, tenemos que organizarnos. Tenemos que estar en la calle. Y tenemos que buscar nuevas opciones electorales.
Necesitamos nuevos partidos. Necesitamos ir a las elecciones pero no podemos limitarnos a las elecciones: tenemos que construir un gran movimiento social, sindical y ambiental que esté impulsando la agenda del cambio en todo momento.
Se tendrán que desarrollar alianzas con gran flexibilidad para tratar de lograr un frente amplio entre los nuevos partidos y otros sectores sociales. El rompimiento con el aislamiento es una necesidad, si queremos avanzar.
Un repaso el cuadrilátero político que va conformándose en la víspera del evento electoral de noviembre próximo muestra que yacen inalterados muchos de los viejos problemas de siempre.