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Inicio » 80grados+ Columnas

Soberanistas, independentistas y los no-afiliados en el 2014

Ángel Israel RiveraÁngel Israel Rivera Publicado: 7 de noviembre de 2014



o-PUERTO-RICO-STATUS-facebook-620x350En el artículo anterior, y con base en una metodología científica de entrevistas profundas realizadas entre marzo y abril de 2014 con una muestra representativa de más de 200 puertorriqueños se presentaron las preferencias de estatus que expresaron ciudadanos y ciudadanas de diversas ideas políticas: los estadistas del PNP y los estadolibristas conservadores del PPD. Preguntamos mucho más allá de lo que preguntan las encuestas: no solo la primera preferencia de estatus y las razones para apoyarla, sino las segundas preferencias —si la primera se demostrara que no es viable de lograr o de sostener— y la opción que no apoyarían nunca: las más lejana o distante a sus preferencias políticas.

Con los datos presentados se demostraron dos realidades principales: es un mito que los puertorriqueños sean principalmente inamovibles en sus preferencias de estatus, que se adhieran a una sola preferencia por convicción, fanatismo o partidismo y no puedan ni quieran cambiarla. De los datos presentados en el artículo precedente (80grados, 3 de octubre de 2014) se observa que solo un 9.7% de los estadistas insistió en la estadidad como su segunda y única opción. Son los estadistas que no se conciben apoyando otra cosa, bien sea por convicción, por tradición familiar o por fanatismo político inflexible. Entre los populares tradicionales el resultado no fue muy diferente. Hay más estadolibristas que insisten en el ELA como está como su única preferencia que estadistas con la estadidad. Pero no muchos más: representan solamente el 13.1% de los populares tradicionales entrevistados. En general, los datos de esta investigación basada en entrevistas profundas con poco más de 200 personas demuestran que solo un total de 24 entrevistados, es decir, únicamente el  11.7%, son personas apegadas a una fórmula de estatus. Los demás tienen una segunda opción y en su mayoría saben explicar racionalmente el porqué de su selección de esa segunda preferencia de estatus. Si alguna vez hubo mayor apego inmovilista a una sola fórmula de estatus entre los votantes en Puerto Rico, ya no es así. En el siglo XXI hay mayor fluidez y flexibilidad. Hemos progresado algo en nuestra cultura política.

De un total de 40 no afiliados entrevistados las únicas dos personas que insistieron en tener una sola opción (5%) fueron no afiliados independentistas, quienes apoyan la independencia sin tratados especiales con Estados Unidos. Donde encontramos más inamovibles fue precisamente entre los independentistas tradicionales. Tanto como un 27.9% —casi una tercera parte— de los 43 independentistas entrevistados, como se verá en el Cuadro Número 2 de este artículo, insistieron en que no podían mencionar una segunda opción ya que la independencia sin tratados especiales con Estados Unidos, que ellos llaman la independencia total es su única opción. Algunos explicaron su indisposición para moverse hacia el apoyo a otra fórmula mediante la noción normativa que visualiza la  independencia como un derecho de todo pueblo, por lo cual no debe haber otras opciones. Los derechos inalienables son eso, inalienables: no se pueden renunciar. Otros explicaron su postura en un convencimiento racional-pragmático: la independencia es el estatus político más conveniente para Puerto Rico porque acaba con la dependencia extrema de muchas personas y porque permite los poderes necesarios para desarrollar la economía según los intereses y necesidades de Puerto Rico y no los de la metrópoli. Incluso otros aludieron a su apoyo tradicional o crianza como independentistas: “me criaron en eso”.  

De hecho, las propias evidencias electorales nos demostraban ya desde hace algún tiempo que la actitud inamovible es muy minoritaria: independentistas que asumían conductas opuestas a las solicitadas por los líderes del PIP, y votaban PPD o comenzaban a apoyar la libre asociación, populares que votaron en 2012 por el ELA soberano en la segunda pregunta, en lugar de “en blanco” como solicitó la dirección del PPD, y estadistas que se retiraban del acto de votar porque no soportaban las traiciones del PNP a la estadidad, enfocándose solo en ganar elecciones, administrar la colonia y en no ser firmes en Washington en el propio reclamo estadista. Los datos presentados proveyeron evidencia empírica adicional de esa realidad. Muchos votantes en Puerto Rico tienen segundas preferencias de estatus y se podrían mover hacia ellas más fácilmente de lo que creen y esperan los líderes del bipartidismo tóxico: PPD y PNP.  

Lo segundo que quedó demostrado fue que, no solo el PPD, sino también el PNP, alberga en su seno una división ideológica en torno al asunto del estatus. En el PNP hay una división más o menos a partes iguales entre los estadistas pro dependencia, colonialistas, y tan miedosos sobre la posibilidad de un Puerto Rico independiente como los más conservadores y acobardados del PPD y los estadistas realmente anticolonialistas porque reniegan ante todo de “la colonia” (el ELA como está) y no le temen a la libre asociación ni a la independencia. Los primeros son parte del problema, los segundos, parte de la solución. Igual quedó demostrado con los populares tradicionales. Hasta entre estos, que son los miembros del PPD que tienen como primera preferencia el ELA como está, existe una división entre dos segmentos. Primero, los que como segunda preferencia tienen la insistencia en el ELA territorial o moverse a la estadidad y la independencia total como la que nunca apoyarían. Segundo, un sector creciente, y más amplio que el anterior, que tiene como segunda preferencia el ELA soberano y la opción que no apoyarían jamás es la estadidad federada. Nuevamente, los primeros son los populares pro dependencia, colonialistas y miedosos. Son los miedosos seculares al cambio. Los profundamente conservadores, porque desconfían de las capacidades de los puertorriqueños para autogobernarse plenamente. Los segundos, aun cuando NO SON todavía soberanistas, viven en transición hacia allá, ya tienen el ELA Soberano o Libre Asociación como segunda opción y odiarían tener que aniquilar su identidad nacional a cambio de ayudas federales en la estadidad federada. Son los populares tradicionalistas que he llamado “en transición”. Los primeros son parte del problema y los segundos, podrían ser parte de la solución cuando completen su transición: por ahora también son parte del problema. 

Como aclaré en el artículo anterior, los 40 entrevistados del Cuadro Número 2 de aquel artículo, son solo una parte o fracción del PPD. La otra, la de los soberanistas se representa en el Cuadro Número 1 de este artículo y, por fuerza de que tienen patrones de preferencias similares, se presentan juntos con personas que no militan en el PPD, que son miembros del MUS, del PIP, de ALAS o hasta del MINH, que han dicho que su primera preferencia es la independencia, pero con tratados especiales de ayuda y protección con Estados Unidos. En otras palabras, en este artículo veremos las segundas preferencias de estatus de quienes indicaron ya como primera preferencia el ELA soberano —la libre asociación— o la “república asociada”, es decir, la independencia de Puerto Rico pero apuntalada por tratados especiales de ayuda económica y protección con Estados Unidos de América. Aunque los independentistas que apoyan la independencia “total”, sin tratados especiales con Estados Unidos son también soberanistas, únicamente llamamos soberanistas en este estudio a los libreasociacionistas de todo tipo y a los independentistas de la “república asociada” para distinguirlos de los que favorecen la independencia sin nexos especiales con EEUU. Esta clasificación tiene una justificación muy clara: aunque en el mundo globalizado del siglo XXI no existe tal cosa como “independencia total”, ya que la inmensa mayoría de los estados soberanos e independientes tienen alianzas con otros estados de esa categoría, o pertenecen a  alianzas regionales como el NAFTA o TLC, el Merco Sur, o la Unión Europea, en el marco estrecho del mundillo ombliguista puertorriqueño no es lo mismo querer la independencia manteniendo el cordón umbilical atado a Washington, que ser independentista con la preferencia de un Puerto Rico independiente que realice sus interdependencias por otro lado, no tanto por el lado de Estados Unidos. Muchos de quienes claman por una independencia “total” quieren significar por “total” precisamente, que no haya ataduras ni dependencias de ninguna especie con Estados Unidos sino que, si debiera haberlas, ellas sean preferentemente con la América del Sur u otras regiones del mundo de quienes no se sospecha que tengan “ambiciones imperialistas” en Puerto Rico. Algunos incluso albergan la noción de que un Puerto Rico independiente estará mejor lo más alejado posible del imperialismo estadounidense como, según ellos, ha comenzado a comprenderse en algunos países de América del Sur. Es evidente que ese tipo de mentalidad refractaria a relaciones estrechas con EEUU más allá de una amistad normal, como la que pueda haber con cualquier otro Estado,  es muy diferente a la de los soberanistas que desean mantener lazos estrechos con Estados Unidos de América mediante la libre asociación o de tratados especiales con ese país después de la independencia.

Un comentario metodológico

Antes de presentar los datos sobre preferencias de estatus de los electores soberanistas, de los independentistas y de los no afiliados en este artículo —y en deferencia a aquellos de mis lectores que expresaron dudas sobre llegar a conclusiones a base de una muestra “muy pequeña”— debo informar públicamente que los datos basados en poco más de 200 entrevistados son los más recientes de un estudio que viene desarrollándose por años.  Tengo un cuadro estadístico, por ejemplo, basado en poco más de 600 casos estudiados a lo largo de tres semestres diferentes, entrevistando a distintas personas. Estos datos tienen una base de muestra más amplia en número, pero tienen la misma representatividad que los datos de 2014. La razón para concentrar en los datos de 2014 en estos artículos la expresé en mi artículo anterior: estas entrevistas son las únicas que he realizado con mis estudiantes de la UPR dos años después del plebiscito de 2012. Eso tiene un interés teórico particular por una realidad bastante obvia. Ya a dos años plazo de las elecciones generales de 2012, y del plebiscito de ese año, está comprobado con amplia evidencia que no existe interés alguno en poner en discusión en el Congreso de Estados Unidos la petición de ley habilitadora para la estadidad federada para Puerto Rico solicitada formalmente por el PNP y por Pedro Pierluisi como comisionado residente de Puerto Rico en Washington electo en 2012. Ese hecho, unido a la desidia del PPD en términos del abandono del proyecto de la Asamblea de Estatus, son hechos que pueden haber afectado de alguna manera la expresión de preferencias y opiniones de entrevistados de las diversas ideologías o partidos políticos. Más adelante en este mismo artículo contrastaré datos presentados aquí con base en poco más de 200 entrevistados que se obtuvieron con antelación al plebiscito de 2012 con poco más de 600 entrevistados. Eso les permitirá a los dudosos comprender que en una metodología de esta naturaleza, en donde lo que buscamos no es exactitud estadística sino tendencias principales en diversos grupos políticos, no hay una gran diferencia entre contar con 200 entrevistas o contar con 600 entrevistados para observar cuáles son dichas tendencias.

Resultados de las entrevistas de 2014  con los soberanistas

El Cuadro Número 1 que se presenta a continuación resume las segundas preferencias de estatus y las opciones que no apoyarían nunca las personas entrevistadas que se definieron como soberanistas, precisamente por optar por la soberanía en libre asociación o por la soberanía en una independencia con tratados especiales con EEUU como su primera preferencia de estatus. Es necesario aclarar que solo 7 personas (16.3%) entre 43 soberanistas tuvieron como primera preferencia la independencia con tratados especiales con EEUU. Estos, seguramente, fueron independentistas en el pasado. No obstante, al ver que la “independencia total”, como suelen llamarle con un lenguaje rezagado de otros siglos, no se hace viable, o tiene muy poco apoyo en el país, pues transan por una independencia con vínculos especiales con Estados Unidos, como algo más viable, o como lo más parecido a la “independencia total” que apoyaron antes. Por otra parte, el  83.7% de los soberanistas prefieren el ELA soberano y una mayoría de ellos (más del 60%) son militantes del PPD. Solo hubo algunos de ellos que se consideran miembros o votantes del MUS, de ALAS o del PPT. La mayoría de todas estas personas soberanistas sí comprenden la diferencia entre la libre asociación y la independencia como estatus descolonizadores diferentes, tal y como los define y consigna la Organización de las Naciones Unidas. No están ni en la Babia ni en confusión, como alegan, temerosos, algunos “dirigentes” archiconservadores del PPD.

Cuadro Número 1:

Segundas preferencias y opción de estatus más rechazada por quienes tienen como primera opción el ELA SOBERANO o LIBRE ASOCIACIÓN
(clic sobre la tabla para ampliar)Screen Shot 2014-11-06 at 10.37.30 PM
Lo primero que salta a la vista en el Cuadro Numero 1 es que nadie insistió en el ELA soberano como única opción. Es algo esperable, ya que es una opción relativamente nueva, o no-tradicional, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos. Es además una opción que todavía a la altura de 2014 no tiene un partido político inscrito que la respalde o represente en plebiscitos y elecciones. En el plebiscito de 1998 fue representada por una Coordinadora Nacional compuesta por populares soberanistas y por grupos de la sociedad civil como  Cambio XXI, PROELA y  Acción Democrática Puertorriqueña (ADP). Presentaron ponencias en el Congreso a favor de su inclusión Juan Manuel García Passalacqua y Hermenegildo Ortiz Quiñones, ambos provenientes del PPD,  pero considerados entonces políticos y académicos independientes. En el plebiscito de 2012 quedó oficialmente representada en la CEE por la Alianza Pro Libre Asociación Soberana (ALAS) cuya directiva no provenía de soberanistas del PPD, en su mayor parte. Su presidente fue entonces el  profesor Luis Delgado Rodríguez (Facultad de Educación de UPR, Río Piedras, un exindependentista). Dentro de ese contexto de desarrollo de la presencia de esta fórmula en el debate público en Puerto Rico y en Washington, es difícil esperar que haya personas que estén convencidas de que esta sea la única solución de estatus que debamos apoyar.

El segundo punto importante que se deriva de los datos presentados en el Cuadro Número 1 es la mayor dispersión de las combinaciones de segundas opciones y opciones que nunca apoyarían cuando se comparan los soberanistas libreasociacionistas con los estadistas y con los defensores del ELA tradicional. En el caso de los defensores de la libre asociación, como demuestra el cuadro, existe una sola moda, una distribución unimodal, ya que el tener la independencia con tratados especiales con Estados Unidos como su segunda opción, y al mismo tiempo la estadidad como la  fórmula que nunca apoyarían, fue algo mencionado por el 23.3% de los 43 soberanistas del ELA soberano —señalada en el cuadro con la flecha más grande y gruesa-.

No obstante, le siguen a esta varias otras combinaciones con porcentajes menores, pero similares entre sí, las cuales quedan señaladas en el cuadro con flechas más cortas y finas. Son estas, primero, en orden de proporción de personas que las señalaron: el ELA como está de segunda opción y la que nunca apoyarían: la estadidad (20.9%). Estos son libreasociacionistas nacionalistas del PPD pero que apoyan la libre asociación con cierto susto y están en cierto modo también “en transición”. En segundo lugar, la independencia sin tratados especiales con EEUU como su segunda opción y la estadidad la que nunca apoyarían (18.6%) o los más soberanistas que no le temen a proseguir a la independencia si llegara la necesidad;  y, tercero, la independencia con tratados especiales con EEUU y el ELA como está la que nunca apoyarían (16.3%), los moderados. ¿Qué podemos sugerir a partir de estos datos? Primero, que el mayor porcentaje de estadolibristas de la libre asociación o el ELA soberano, se inclina hacia la república asociada o independencia con tratados especiales con Estados Unidos como segunda opción y rechazan firmemente la estadidad federada. De hecho, si sumamos los porcentajes de todas las columnas en que la estadidad federada es el estatus que nunca apoyarían, la estadidad es el estatus más rechazado por los libreasociacionistas en un 62.8% de estos casos, en comparación con 52.6 % entre los estadolibristas tradicionales de fuerte afiliación PPD. En ambos grupos de estadolibristas, sin embargo, la estadidad es la opción más rechazada por una mayoría de los entrevistados. Los datos cualitativos, es decir, las frases y comentarios utilizados para explicar por qué rechazan la estadidad federada, que no tenemos tiempo ni espacio para analizar aquí, revelaron también que los libreasociacionistas son más firmes y más irreductiblemente antiestadistas que los populares tradicionalistas.

El hecho de que casi una cuarta parte de los favorecedores del ELA soberano o libre asociación estén pensando en una independencia con tratados especiales con Estados Unidos, al tiempo que rechazan rotundamente la estadidad federada, indica muy bien la posición ideológica que los describe, tan distante de la cúpula conservadora, asustadiza y colonialista del PPD. Si miramos únicamente la república asociada como segunda preferencia, sin reparar en qué opción es la que más rechazan, esta opción de estatus se tiene como segunda preferencia por el 41.9% de los libreasociacionistas entrevistados. Esto compara con solo el 5.3% de los estadolibristas tradicionales del PPD. Hay que recordar que entre los estadolibristas tradicionales un 50% de ellos señaló al ELA Soberano o Libre Asociación como su segunda opción si el ELA tradicional no se pudiera mantener —según los datos presentados en el artículo anterior (80 grados 3 de octubre de 2014). Por tanto, entre la base más tradicional del PPD se mira mucho más hacia la libre asociación que hacia una posible independencia con tratados especiales con EEUU (solo 5.3%). Es de esperarse que, si existe la posibilidad de una libre asociación que mantenga lazos especiales más seguros y firmes con Estados Unidos, los populares tradicionales van a preferir esa alternativa sobre una forma de independencia, aun cuando la misma conlleve también “tratados especiales de defensa y ayuda económica” con Estados Unidos. Una posible racionalidad para esa postura es pensar que, mientras los tratados con EEUU después de la independencia dependen de muchos factores y no están “tan seguros”, en la libre asociación existe una mayor seguridad sobre eso al ser algo inherente al nuevo Tratado de Asociación que es necesario para transformar el ELA territorial actual en un ELA soberano.

No hay que olvidar, sin embargo, que buena parte de los entrevistados que favorecieron el ELA soberano o Libre Asociación como su primera opción de estatus son populares. Son la fracción del PPD que estuvo ausente del Cuadro Número 2 del artículo anterior porque no señalaron como primera preferencia el ELA como está sino el ELA soberano. Pero la mayoría de ellos se consideran tan miembros del PPD y han sido tan votantes del PPD en las elecciones generales como los tradicionalistas. Este es precisamente el grupo de populares que menos escuchan ni atienden a los dirigentes políticos conservadores y colonialistas que tienen secuestrado al PPD en el inmovilismo político. Algunos militantes del PPD incluso han recomendado su expulsión de ese partido sin considerar que no son ni una fracción muy pequeña ni poco militante. Es el tipo de gente que cualquier partido que estuviera dirigido por líderes de verdad desearía tener como militantes. Contradictoriamente, sin embargo, viven marginados, esquinados, por el alto “liderato” colonialista, inmovilista y conservador de un partido que cuando se fundó tenía una plana de líderes mayormente independentistas y que tuvo como consignas reales  y sinceras: pan, tierra y libertad. Consignas que figuran todavía en la insignia del PPD tan solo como un mero adorno simbólico de mejores tiempos ya pasados, de sus etapas de mayor conexión con el pueblo y ausencia de compromiso primario con los bonistas y otros intereses económicos de los millonarios estadounidenses.

Resultados de las entrevistas con los Independentistas

El Cuadro Número 2 que se presenta a continuación resume las diversas combinaciones de segundas opciones de estatus con la opción más rechazada de aquellos entrevistados y entrevistadas que declararon como su primera opción de estatus, “la independencia en amistad con Estados Unidos, pero sin tratados especiales de ayuda económica y protección con ese país”. Son estos, pues, los independentistas tradicionales quienes, como sugiere el encabezamiento del Cuadro Número 2 militan ya sea en el PIP, en el MUS, en el PPT o en el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH). Como se sabe, muchos de los integrantes del MINH no votan, pero otros sí lo hacen. Y el propio plebiscito de 2012 demostró que la mayoría de los votantes de la independencia en el plebiscito no militaban en el PIP sino en otros grupos políticos, o se mantenían como votantes “no afiliados” a partido o movimiento alguno. De hecho, hubo más votos por la independencia en el plebiscito de 2012, casi el doble, de los votos por el PIP en la papeleta nacional de las elecciones generales. Los independentistas, como era de esperar, demuestran tener una mayor dispersión entre diversas combinaciones de segunda preferencias y de opciones rechazadas que lo observado entre los estadistas, los populares tradicionales y los soberanistas.

Se observa, como en los soberanistas, una distribución de preferencias unimodal: 27.9% de los 43 independentistas entrevistados tienen como segunda opción la independencia con tratados especiales con EEUU y nunca apoyarían la estadidad federada. Tienen la flexibilidad de moverse hacia la “república asociada” si no se puede conseguir la independencia total, por varias razones¨: (1) porque visualizan ese estatus como un periodo útil de transición hacia la “independencia total”; (2) porque “no estaría mal contar con ayudas de EEUU para facilitar el éxito económico de la independencia”; y (3) porque entre las opciones presentadas, es aquella más cercana a su verdadera y primera preferencia.

Luego se observan tres combinaciones, todas las cuales  están empatadas  en segundo lugar: la insistencia en la independencia como único estatus que se favorece y la expresión de que nunca apoyarían la estadidad (11.6%);  la independencia con tratados especiales con EEUU mencionada como segunda opción y nunca apoyarían el ELA territorial (11.6%) y segunda opción el ELA soberano con la estadidad como la fórmula que nunca apoyarían (11.6%). Si se integran todas las categorías en que estos entrevistados jamás apoyarían la estadidad, encontramos que el  53.4%  de los independentistas de esta muestra tuvieron la estadidad como la opción más contundentemente rechazada. Le siguió en rechazo  el ELA territorial con 32.5% y finalmente el ELA soberano con 7%.

Cuadro Número 2:

Segundas preferencias y opción de estatus más rechazada por quienes tienen como primera opción la independencia sin tratados especiales de ayuda y protección con Estados Unidos de América.
(clic sobre la tabla para ampliar)Screen Shot 2014-11-06 at 10.39.03 PMScreen Shot 2014-11-06 at 10.40.49 PM

Bajo el Cuadro Número 2 se han segregado las segundas opciones de las que nunca apoyarían los independentistas tradicionales. No solo se presentan los datos de 2014 sino al lado, los de 2011-2012 con un total de 153 independentistas entrevistados de una muestra total de más de 600 participantes. Como se puede observar los patrones de tendencia son muy similares en las dos épocas y con las dos muestras que fueron diferentes en términos del número de entrevistados independentistas. Los porcentajes no son exactos, pero las inclinaciones valorativas son muy similares. Es posible que un poco más de los independentistas mencionaron el ELA soberano como la opción que nunca apoyarían en 2014 comparado con 2011-2012 debido a la mayor prominencia que tuvo esa opción para el plebiscito de 2014.

Resultados de las entrevistas con los No Afiliados

Por su naturaleza, como personas que no se sienten afiliadas a partido alguno, algunos de los no afiliados son bastante apáticos en cuanto a la política. Otros, sin embargo, están bastante politizados y su no afiliación obedece más bien a un disgusto generalizado entre ellos con el funcionamiento de todos los partidos o con la forma misma en que mal funciona la vida política en Puerto Rico. Los que están menos politizados, o son más apáticos, pueden tener incluso dudas sobre cuál estatus político apoyarían como primera preferencia. Otros, los más politizados, sí tienen una opción de estatus preferida. No obstante, como revela el Cuadro Número 3 que se presenta a continuación los No Afiliados muestran una gran dispersión entre las opciones de estatus que se les presentaron a escoger a los entrevistados. La opción de estatus más apoyada por ellos fue la independencia total con un 22.5%. Esto parece confirmar la apreciación de que la mayor parte del independentismo existente vive “realengo” y una buena parte ni vota, razón por la cual los porcentajes de las elecciones resultan siempre en una subestimación estructural de ese grupo político-ideológico. Aunque no voten, si son actores potenciales o frecuentes en nuestra vida colectiva, de otras maneras, no se les debe subestimar.

En segundo lugar, en las preferencias de los No Afiliados quedó la estadidad que fue la primera preferencia del 20% de los no afiliados. Esto parece confirmar nuestra apreciación anterior de que personas que votaron por el PNP en el pasado se han ido disgustando y desafiliando de ese partido. En tercer lugar, quedaron empate la primera preferencia por el ELA como está y la primera preferencia por la independencia con tratados especiales con Estados Unidos con 17.5% cada una. Finalmente, un 15% indicó que el ELA Soberano es su primera preferencia y algunos incluso votaron de esa manera en la segunda pregunta del plebiscito de 2012. Solo un 7.5% del total (tres personas) dijo no tener formada una decisión sobre cuál es la opción de estatus que más le conviene a nuestro país. En otras palabras, entre los no afiliados hay de todo, se reparten por todo el espectro de preferencias de estatus que se discuten en el país y ninguna de las opciones es favorecida por una mayoría clara de ellos. Otra característica común que se discutirá en un artículo posterior, es el hecho de que son los que más se ausentan del ejercicio del derecho al voto: unos por apatía o ignorancia política y otros por disgusto con todas las opciones y con lo que perciben de cómo se vive la política en Puerto Rico. Una de ellas llegó a decir: “eso de ir a votar automáticamente por uno u otro de los dos partidos principales, por tradición familiar, no va conmigo”.

Cuadro Número 3:

Primeras preferencias de estatus entre los No afiliados en 2014 (clic sobre la tabla para ampliar)Screen Shot 2014-11-06 at 10.41.44 PMTendencias ideológicas principales entre los no afiliados:

Proamericanos: ELA como está + estadidad = 37.5%

Soberanistas: ELA soberano + independencia con tratados= 32.5%

Independentistas: 22.5%

Los No afiliados antes de 2014

Otra manera parcial y limitada de demostrar que los datos obtenidos de poco más de 200 entrevistados en 2014 no arrojan tendencias tan diferentes a las encontradas previamente (2011-2012) en una muestra de 600 entrevistados, se presenta el Cuadro Número 4 con los datos de las primeras preferencias de estatus de los No afiliados en esas entrevistas anteriores

Cuadro Número 4:Screen Shot 2014-11-06 at 10.41.56 PM

Primeras preferencias de estatus entre los No afiliados en entrevistas realizadas en 2011 y 2012

Entre los poco más de 600 entrevistados entre 2011 y 2012, también, como en el caso de los independentistas, unos 153 entrevistados fueron “No Afiliados”. Entre ellos, los porcentajes encontrados sobre cómo se distribuyeron sus primeras preferencias de estatus son similares a los encontrados con solo 40 entrevistados no afiliados en 2014. Las diferencias para la estadidad y el ELA territorial son de 1 punto porcentual o poco más. Las diferencias mayores: un mayor porcentaje de apoyo al ELA soberano en la muestra más grande (de 8.5 puntos porcentuales de diferencia) y un menor apoyo a la “república asociada” en 2011-2012 que el que se encontró en 2014, de 4.4 puntos porcentuales de diferencia. Es evidente que las tendencias fundamentales son similares y la independencia tuvo la pluralidad, seguida en 2011-2012 por el ELA soberano, pero en 2014 por la estadidad.

En un artículo subsiguiente, se analizarán las segundas preferencias de los No afiliados y su distribución en cuanto a la opción de estatus que nunca apoyarían. Y en artículos futuros se escuchará  la voz de las explicaciones cualitativas que ofrecen los entrevistados de los diversos grupos político-ideológicos sobre las razones para preferir lo que favorecen y para descartar de plano la opción de estatus que descartan. En última instancia, esa es la parte más importante de estos análisis de entrevistas profundas con puertorriqueños y puertorriqueñas de diversas persuasiones políticas, la cualitativa.

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Ángel Israel Rivera
Autores

Ángel Israel Rivera

Ha sido profesor de Ciencia Política por más de treinta años en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, de cuyo Departamento de Ciencia Política fue Director. Ha publicado libros o artículos en Puerto Rico, Colombia, España, México, Estados Unidos, Jamaica e Inglaterra. Sus publicaciones más recientes son Puerto Rico ante los retos del siglo XXI: cambio económico, cultural y político en los inicios del nuevo siglo (Ediciones Nueva Aurora, 2007) y La gobernanza democrática en Caguas: Una nueva forma de gobernar (EMS, editores, 2007, coautor con Leonardo Santana y Zoraida Santiago). Entre sus temas de interés están la relación entre la política y las administraciones públicas, la visión de los puertorriqueños sobre el estatus de Puerto Rico y las relaciones con Estados Unidos y las nuevas experiencias de democracia participativa.

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