Yarimir es la más cool
No sé qué hacer para convencer al lector de que escuche la música de Mima. No sabría cómo empezar porque son muchos los puntos de partida. En las navidades del 1990 yo hablaba por teléfono con Yarimir Cabán. Entonces yo estaba a punto de graduarme de la UHS y Yarimir solamente se llamaba Yarimir. Ya en esa época era una chica bastante cool porque estaba en noveno grado y era amiga de uno de los nenes seniors de la escuela. Yarimir me contaba por teléfono de lo que le habían regalado de navidad. Entre los discos que recibió, mencionó “Five Man Acoustical Jam” de Tesla. “¡Super cool!” le dije. “Tesla es una de mis bandas favoritas y ese disco está cabrón. ¡La canción Love Song está cabrona, y la versión unplugged suena brutal!”. Yarimir no reaccionó igual. “A mí no me gustó”, me dijo sin presumir. “Pienso que el disco completo es una mierda”. Y yo, aunque en el momento no estaba de acuerdo con ella, tan pronto pasó la moda del glam rock, supe que Yari tenía razón. Su manera tan crítica de acercarse a la música, ya desde el noveno grado, la ayudaba a no impresionarse con este disco pop de covers charros de Grateful Dead, Los Beatles y los Rolling Stones, y otras canciones originales, pero igual de charras. Quizás por eso fue que una vez escribió en mi pantalón una cita de Madonna “Poor is the man whose pleasures depend on the permission of another”. Porque es importante ser lo que a uno le dé la gana y hacer lo que a uno le gusta. Por eso es que Yarimir fue la chica más cool de la UHS, porque siempre supo que el disco de Tesla no servía y yo, aunque senior, era un charro más.
Tengo que convencer al lector para que escuche el nuevo disco El Pozo de Mima pero no sabría cómo hacerlo ni qué contar. Yarimir Cabán es tan cool que una vez llevó a la escuela una guitarra con doce cuerdas de acero y me enseñó a tocar los acordes de “La mujer de sociedad”. Yarimir siempre ha estado bien parada en su escenario, aguantando su guitarra y cantando bien cabrón, especialmente cuando se entrega a canciones como “Samba de uma nota so”, o como aquella vez cuando cantó con Edgar “Y nada más” en el talent show de la escuela. Su performance me ayuda siempre a salir de mi mundo charro. Es un performance que construye y transforma los espacios de nuestras comunidades del rock, o del glam, o del punk o de los hipsters. Desde otros mundos y desde otras épocas, su performance siempre me ayuda a entender este “diminuto instante inmenso en el vivir”; a tratar de sentirme y mantenerme cool.
Si no logro convencer al lector, soy un fracaso porque soy un gran fanático de Yarimir. El tema “Santo camino furtivo”, de su disco anterior, me sorprendió por ser una canción encantada que cuando el espectador la escucha, aunque sea una vez, se le queda marcada en su cuerpo para siempre. Su música es caribeña, romántica y política. Para mí, escuchar su música es como vivir. No se cómo decirle al lector que el disco nuevo de Mima hay que escucharlo y está cabrón. Para mi no es fácil decirlo porque sé que, después de lo del disco de Tesla, perdí un poco de credibilidad.