Detrás de las Balas
Una bala perdida pasó por la ventana del cuarto desocupado este wikén pasado. Rompió el vidrio, hizo un roto característico, voló por la pared y paró en las latas de pintura de otra temporada y proyectos sin completar. Por un momento me acordé de una memoria de mi niñez, el robo del lado, la vecina muerta. El dolor de la ausencia, el Life in New York.
Vino La Jara para investigar, incluso una boricua que me habló en español como alguien que tiene familia en la isla, hicieron su reporte y se fueron, y se calló el ruido del helicóptero que nos vigila como un buitre vigilando el campo de batalla. A lo mejor eran unos títeres, niños con armas que se pelearon más temprano en otra esquina, y al dar la vuelta a la manzana, la gran manzana, se encontraron perdiendo su inocencia debajo de mi ventana, con balas de 9mm.
Hay poco dinero…pero hay muchas balas Hay poca comida…pero hay muchas balas Hay poca gente bueno por eso hay muchas balas Cuida’o que ahí viene una-PLA PLA PLA–El Residente
In the absence of hard cash, bullets are replacing dollars as perhaps a more meaningful currency here in the Great Recession, the way the dollar supplants the currency of Caribbean nations. They are communicating where the words of the existing order fail us. Of course, the obfuscation is premeditated. It’s no surprise that Herman Cain’s “performance art candidacy” has so spectacularly imploded in a way that not only sells newspapers and advertising, but blows Occupy Oakland’s pseudo-shutdown off the front page.
Race and sexual scandal have become the primary subject of mainstream media discourse, so the Cain brain drain, which satisfies both imperatives, usurps any discussion about little things like the increasing use of drone attacks killing civilians in Afghanistan and Pakistan, the blocking of any serious legislation by Republicans in the Senate, and shoddy handling of the Keystone Tarsands Pipeline project. We have our own Gasoducto scandal y nadie se da cuenta!
En términos de la política racial del Gran Occupy, se han hecho algunos comentarios que por lo menos establecen la importancia de destacar la polémica de la gente de color. Dos operativos de la policía, el “Stop and Frisk” y arrestos masivos por posesión de cantidades pequeñas de marijuana han entrado en la discusión con más frecuencia. Pero ni hemos mencionado los problemas persistentes de desempleo, educación pública inferior, y bueno, un racismo tal vez más sutil y del que nadie quiere hablar.
Fue significativo que el “juicio” llevado a cabo la semana pasada contra el cuerpo corporativo de infamia Goldman Sachs, era dirigido en parte por Cornell West, y muchos testimonios surgieron de la clase obrera de color, combatiendo el estereotipo de que los Occupantes representan solamente una clase privilegieda de tendencia bohemia y blanquitos posmodernos. Puedes mirar el juicio entero aquí.
Una intervención muy interesante de los Ocupantes en un una reuníón de un panel de burócratas del departamento de educación instalado por el alcalde Bloomberg se puede ver aquí. Y el lunes, una marcha que empezó desde el barrio Latino de Washington Heights caminaron 11 millas para llegar al campamento de OWS. El liderato incluyó figuras como Adriano Espaillat, Guillermo Linares, y el Reverendo Luis Barrios.
The violence inflicted on the people by the severity and the austerity is now inevitably revealed by slow-burn non-violence of street resistance. But the flip side, the byproduct of a cowboy culture of entrepreneurship and gun worship, has been growing more menacing over the years. We can call for more midnight basketball and promote gang truces but how long will it take to reverse the damage done by mass incarceration, among many other policies that have pushed youth into desperate, violent strategies for survival?
Esperamos el tipping point cuando las malas energías se reviertan. Mientras tanto, siguen las balas, la lingua franca de la relación disfuncional entre el un por ciento y el 99. Por un lado se practica resistencia sin violencia y por otro las balas caen con más frecuencia en las ventanas, los carros, los cuerpos de nosotros. Forman una lluvia fuerte que parece que tiene que caer antes de que se aclare la cosa.