La agricultura, el cooperativismo, y nuestro pueblo…
En el mes de septiembre del año 2009 nos reunimos varias personas: agrónomos, cooperativistas, retirados todos con la inquietud de proteger y lograr un uso más efectivo y respetuoso de los recursos naturales y las tierra agrícolas que nos rodean. En ese momento se procesaba la destrucción de fincas de gran valor agrícola, ecológico y de reserva de agua potable en Cidra, como son la finca Calderón, la Tres Monjitas, la de la Sucesión Luis Rivera y otras más pequeñas pero de vital importancia para la seguridad alimentaria y la sobrevivencia de las futuras generaciones de Puerto Rico.
Desde entonces nos hemos enfrentado a una realidad que ratifica nuestra preocupación. La precipitación de la crisis económica ha evitado la siembra de cemento en la Finca Calderón y muchas otras en Puerto Rico a pesar de que la Junta de Planificación y las administraciones municipales endosan y aprueban proyectos de devastación de tierras agrícolas y de gran valor ecológico.
La crisis alimentaria, preocupación de unos pocos, se ha convertido en un tema de interés global y ha forzado a que en Puerto Rico se den procesos de educación y concientización de esta. Se ha creado la inquietud y se ha visto que la realidad va más allá del poder económico porque a la larga y al final no podemos comernos el dinero. Se está trayendo a la luz pública la situación alarmante de dependencia de nuestro pueblo en alimentos de poca calidad, producidos en el extranjero; esta situación nos deja al desnudo en cualquier crisis, sea natural o simplemente el continuo aumento del desbalance a nivel mundial en la producción de alimentos. Los gobiernos responsablemente tienen que garantizar la alimentación de sus ciudadanos, como un buen padre lo hace con sus hijos.
Las inquietudes esbozadas en aquella reunión efectuada en el salón de Junta de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Cidreña y la incondicional cooperación de esta nos llevaron a organizarnos como el Comité Agro Eco Turístico Cidreño (CAETCi).
Creemos que existe la necesidad de no solo trabajar en el renacer de la agricultura, sino que este tiene que ser con agricultura tradicional, ecológicamente amigable, que respete el balance natural o biodiversidad, que proteja la Madre Tierra en todo su contexto, flora y fauna. La importancia de maximizar la variedad de recursos naturales que tiene esta área, mejorarlos y utilizarlos, respetando su valor ecológico y convertirlos en una fuente de empleos y desarrollo económico sustentable es nuestro objetivo.
Inauguramos octubre, mes del cooperativismo, en este mes del año 2009 junto a la Junta de La Cooperativa planificamos el primer Mercado de Agricultores que se llevó a cabo en diciembre de 2009. Estos dos años nos han servido para auto educarnos en la problemática de la crisis alimentaria mundial. Hemos analizado la realidad de la agricultura en nuestro país, los procesos y decisiones devastadoras al agro y el medioambiente que continuamente ocurren en Puerto Rico, aquellas que afectan a Cidra directamente y otras que destruyen los recursos del país y ponen en riesgo la sobrevivencia. Contra viento y marea seguimos atendiendo un pequeño Mercado de Agricultores; lugar para tener un poco de lo que se siembra y produce en el área y un rincón para el diálogo, donde nos encontramos para compartir ideas, sueños y esperanzas.
El apoyo de la Cooperativa Cidreña, el Municipio Autónomo de Cidra, las empresas ENCO, Comercial Berríos, el periódico “La Cordillera” y la participación del Programa de Extensión Agrícola y la Universidad de Puerto Rico nos ha permitido mantener un programa educativo diverso para los agricultores y la comunidad. La experiencia con el mercado y el intercambio con agricultores, en conjunto con los acontecimientos mundiales, nos ha hecho concluir que la educación tiene que ser el enfoque primario para enfrentar nuestra crisis agrícola y de calidad de vida. Crear conciencia en la ciudadanía y especialmente en los jóvenes, de la importancia de la agricultura ecológica, en balance con la Madre Tierra es vital para nuestra sobrevivencia.
Hemos tenido la satisfacción de contar con conferenciantes de reputación y compromiso en este campo, algunos de renombre internacional por su aportación académica, sus escritos y por su lucha por la protección de los recursos alimentarios, como la Dra. Myrna Comas y el profesor y periodista investigativo Carmelo Ruiz Marrero. Enfatizamos que la agricultura es la fuente de siembra de la semilla de vida, por tanto tiene que ser sana, balanceada, en armonía con la naturaleza, las tradiciones y las culturas de los pueblos. La actividad agrícola no es una mercancía, es un derecho humano que cada pueblo de forma soberana tiene la obligación de proteger y legar a sus generaciones futuras. Tenemos el privilegio del usufructo de la tierra, que no nos pertenece, sino que somos su custodio. Esta es la base de vida de la humanidad y esto nos obliga a protegerla como lo hicieron nuestros antepasados. La tierra y sus recursos, por milenios, fue un bien común de los pueblos, no una mercancía que controla el mejor postor y hacia ese principio nos toca enfocar su uso y beneficio.
En el mes de octubre celebramos el descubrimiento de América, quizás uno de los eventos que a la larga se convirtió en uno de los desastres más grandes para nuestros pueblos y especialmente para el balance de los recursos naturales de esa América; también celebramos el mes del Cooperativismo.
La agricultura tradicional de los pueblos y la filosofía cooperativista comparten muchos valores humanos. Puerto Rico está sufriendo una crisis en todos los aspectos de vida: salud, educación, valores éticos y morales, económica, agrícola, en resumen una crisis de sobrevivencia. Dentro de esta realidad contamos con una experiencia cooperativista que podemos canalizar para impactar las áreas que nos destruyen como pueblo y comunidad.
La producción balanceada de alimentos es una que es viable desarrollar cooperativamente y de esa forma comenzar a establecer una cadena de mejoramiento de calidad de vida. Si nos concentramos en el microcosmo de Cidra, tenemos unos recursos naturales excepcionales: tierras agrícolas excelentes y fáciles de mejorar, la infraestructura y accesibilidad a la ciudad, los profesionales y comerciantes locales con capital, una cooperativa estable, en crecimiento por 55 años y con los recursos profesionales y de voluntarios para ser la institución financiera de nuestra comunidad. En resumen tenemos todo lo que necesitamos para aceptar el reto de convertir nuestra área en un ejemplo de trabajo cooperativo, que se encamine la prevención y solución de los problemas y deficiencias que afectan nuestra convivencia. Queda por preguntarnos, ¿que nos falta, acaso la voluntad para hacerlo?…
La autora preside el Comité Agro Eco Turístico Cidreño
Publicado originalmente en el periódico regional La Cordillera