Alianzas
Las alianzas tienen aspectos tácticos y aspectos estratégicos que se entrecruzan, pero son hasta cierto punto distinguibles. Los aspectos tácticos son asuntos más restringidos, por lo general de corto plazo. Los aspectos estratégicos son más amplios, por regla general de mediano y largo plazo. La lucha por la protección del sistema de retiro de los maestros se ha dado a través de una alianza táctica hasta ahora efectiva, de diversos grupos gremiales. En la lucha contra el despido de empleados públicos y la reducción del monto de su retiro no se generaron alianzas tácticas efectivas para evitarlo. En el último caso estuvo involucrado un número mayor de gremios de una gran diversidad de entidades públicas.
Las acciones del liderato del PPD, sus aliados y asesores y el del PNP, sus aliados y asesores, con respecto a la situación fiscal del gobierno y la situación económica de Puerto Rico es muy similar: hay que recortar los gastos del Estado a costa de los empleados asalariados públicos y privados y aumentar sus contribuciones al Estado. La imposición de mayores contribuciones a los ingresos y ganancias del capital externo no está en su mirilla ideológica. Siguen sometidos a la lógica del chantaje de medio siglo del capital externo: si nos suben las contribuciones nos vamos.
El capital externo estará en Puerto Rico mientras sus tasas y masas de ganancias sean elevadas. Por ejemplo, al terminar la vigencia de las patentes farmacéuticas, fuente de dudosa contabilidad e ingresos llamados intangibles, estas empresas por lo general lían sus bártulos y se mudan a pastos más verdes. En realidad para estas los salarios y los costos de electricidad son secundarios. Muchos empresarios, economistas, políticos electorales y los medios de comunicación, impulsan estas supuestas explicaciones que ocupan un espacio ideológico primario. Los líderes, asociados y asesores de las alianzas PPD y PNP, además de los medios de comunicación, están en sintonía con esta ideología porque corresponden con sus intereses económicos y políticos estrechos.
La génesis de una contracorriente política requiere conocimiento más profundo sobre la economía, la historia, la cultura, la ideología que impera en la colonia. Nuevas alianzas con nuevas formas de organización son necesarias para romper el cerco político. Por definición, las alianzas se dan entre sectores sociales que tienen diversos intereses económicos y variadas interpretaciones de lo real. La complejidad social es tal que se requiere el entrecruce de prácticas y reflexiones de múltiples sectores sociales para gestar un movimiento de superación de lo que existe. Ningún partido existente o emergente tendrá la capacidad por si solo de emprender y culminar esta difícil tarea.
La crisis social es a la misma vez fuente de desesperanza, desasosiego y terreno fértil para nuevas alianzas. La emigración de puertorriqueños en edad productiva es una de las manifestaciones más claras de la debacle de la importación de capital y exportación de excedente en la forma de ganancias, como estrategia económica. Hay unos cinco millones de puertorriqueños (57.8%) en Estados Unidos de América del Norte (E.U.A.) y unos 3.65 millones (42.2%) en Puerto Rico.
La población de Puerto Rico se redujo entre el año 2000 y el año 2010 como resultado de la emigración a E.U.A. Esa reducción poblacional continúa. A la misma vez, la tasa oficial de desempleo ronda el 15%, sin contar los que han dejado de buscar trabajo, los jóvenes que siguen estudiando porque no consiguen empleo o los que no han completado la escuela superior. Es probable que la tasa real de desempleo sea alrededor de 25% de la fuerza de trabajo en edad productiva.
Las actitudes frente al trabajo, la educación, la naturaleza, la cultura, la violencia individual, tienen que ser evaluadas a la luz de una economía colonial trunca, fragmentada, que nunca ha generado suficientes oportunidades económicas para los puertorriqueños. Puntualizar, por lo tanto, en las supuestas características negativas individuales de los otros puertorriqueños, de los desempleados, los empleados públicos y los que votan por los dos partidos electorales principales, es un entretenimiento para desviar la atención del pueblo de las causas políticas y económicas de la crisis. Los que estén interesados en la gestación de nuevas alianzas políticas no pueden darse el lujo de caer en esa trampa.
Hay que salirle al paso a los superficiales intentos de achacar la responsabilidad principal de la crisis a los que administran la colonia a través del PPD y el PNP. Ellos, sus socios y aliados, son apéndices, socios menores, del poder económico y político imperial sobre la colonia. La pelea electoral chiquita por la administración del presupuesto, las decisiones de tomar prestado y mendigar fondos federales para tratar de tapar los salideros crecientes de la economía, no son la causa principal de la debacle de la colonia. Reiteramos que hay que entender de forma profunda los intereses políticos, económicos y culturales imperiales que han impulsado la estrategia de importación de capital y exportación de ganancias, para comprender sus consecuencias sociales.
Hemos estado trabajando para aumentar las ganancias y la acumulación del capital monopólico externo. Es hora de unir esfuerzos por la reconstrucción colectiva de Puerto Rico. Volvemos a plantear que hay que comenzar por repudiar la llamada deuda pública que hemos pagado con creces y exigir una indemnización por 115 años de dominación imperial. La deuda la tienen ellos con nosotros. Su capital monopólico ha obtenido ganancias mucho mayores que lo que el gobierno imperial ha devuelto a su colonia. Han impedido el desarrollo de Puerto Rico.
Aceleraron el crecimiento poblacional durante los primeros cincuenta años de opresión. Han impulsado el control poblacional y la migración de más de un millón de puertorriqueños a E.U.A. durante los últimos 65 años. Pretendieron ocultar las consecuencias de la relación imperial-colonial tras la cortina ideológica de la sobrepoblación. Estamos en medio de una reducción de la natalidad, una masiva migración de población joven hacia los estados del imperio, que no tiene oportunidades económicas en la colonia. El resultado ha sido una reducción de la población total. A pesar de ello el desempleo, el subempleo, la venta en las calles, compraventa de drogas, ejecución de hipotecas, las quiebras personales y comerciales, los deambulantes, la deserción escolar, se han agravado.
De pronto, algunos políticos electorales han descubierto la aceleración de la transición demográfica que comenzó hace 40 años. Comienza a atisbarse el desplazamiento de la población autóctona mediante el control de tierras, por población anglosajona de ingresos elevados en Culebra, Vieques y en menor grado Rincón. La ideología de la sobrepoblación, supuesta variable independiente que dizque explicaba el elevado desempleo ha sido mantenida en la trastienda.
La defensa de la salud y seguridad de los trabajadores y los habitantes de las comunidades pobres ha sido desplazada por la declaración de reservas naturales por la legislatura y la rama ejecutiva. Estas no pueden ser protegidas por un Estado que despidió decenas de miles de empleados públicos y está en bancarrota. De todos modos las leyes y reglamentos se tornan letra muerta sin la participación consciente del pueblo.
Los cabilderos legalistas y los políticos electorales han sustituido el actor principal de las luchas ambientales del pasado: las comunidades pobres afectadas por la contaminación y sus aliados en las escuelas, las universidades, las organizaciones sin fines de lucro y algunos comunicadores. Solo un pueblo apertrechado con información, consciente, organizado, que se reconoce parte inseparable de los componentes naturales y sociales del ambiente, puede defenderse de manera efectiva.
La lucha por la soberanía económica, política, cultural, educativa, deportiva, jurídica, para ser fructífera, requerirá nuevas alianzas con una base social amplia. Esta surgirá de la participación de los trabajadores asalariados de los sectores público y privado, los desempleados, los subempleados, los estudiantes, las trabajadoras del hogar, los maestros y maestras, los profesores y profesoras, los médicos, las enfermeras, otros profesionales comprometidos con su pueblo, algunos políticos electorales y otros sectores.
Habrá que impulsar cooperativas participativas: industriales, agrícolas, pesqueras, turísticas, comerciales, educativas y de crédito, de aprovechamiento de la energía renovable, que puedan articularse con la discusión de la necesidad de la soberanía política y económica del pueblo. La comprensión profunda de los inseparables aspectos naturales y sociales del ambiente, con la perspectiva de una nueva formación social en la que predomine la solidaridad, será parte de la lucha por la liberación económica, política y cultural.