Nada como el trato que ha recibido el llanto, emisión del cuerpo sometida al régimen binomial del sexo como ninguna otra. El llanto ha sido y sigue siendo “cosa de mujeres,” uno de los signos más abyectos de la feminidad.
Nada como el trato que ha recibido el llanto, emisión del cuerpo sometida al régimen binomial del sexo como ninguna otra. El llanto ha sido y sigue siendo “cosa de mujeres,” uno de los signos más abyectos de la feminidad.
No soy capaz de entender la asignación de superioridad a la razón humana y sus legados de destrozo a escala planetaria respecto a la organización social de cualquier especie, por más “bárbara” que nos parezca.
¿Por qué no la queremos? Ya sé que la vejez, con todas sus implicaciones, es más anti-capitalista que cualquier ideología de izquierdas.
Los programas virtuales han sido aliados de múltiples movimientos, pero en algún momento, la gente tuvo que verse a la cara y tirarse a la calle. Al interior del televisor, de la computadora o del celular no fue.