Rexford G. Tugwell mantuvo un arraigo profundo con Puerto Rico a través de su conexión con la Universidad de Puerto Rico y su círculo de amigos, incluyendo al rector Jaime Benítez. Aunque su residencia principal era en Chicago, sus visitas anuales entre 1954 y 1959 fueron más que simples conferencias; fueron la consolidación de su papel en el desarrollo institucional. Tugwell, consultor de Benítez, desplegó múltiples funciones, desde asesor en planificación hasta gestor político. Su influencia perduró incluso después de dejar formalmente su cargo en 1964, mostrando la relevancia duradera de su legado en la Universidad de Puerto Rico.