Me pregunto si / las huellas dactilares / rozaron la superficie del / río / antes de que los pulmones se llenaran de agua. / Los remolinos sólo arrastran la espuma y cantan con las calandrias.
Me pregunto si / las huellas dactilares / rozaron la superficie del / río / antes de que los pulmones se llenaran de agua. / Los remolinos sólo arrastran la espuma y cantan con las calandrias.
Es inútil arrojar una cuerda: / desatar el fácil asombro / al extraviar / la luz sobre tu clavícula, / la firmeza sinuosa de tus brazos / el sosiego garzo en tus ojos. / Ya ni el mar contesta.
Mientras comías me decías / que sentías / que la muerte quebraría tus talones de / joven. / Que en tu funeral / la soledad velaría / tu cadáver.
Ayer encontré un nombre en la espuma; / el estruendo del agua era tan duro como tu memoria. / Niño antiguo del desierto: / la corriente clama años de ausencia.
Después de tanto aguantar los golpes inacabables de las olas, / nuestros dedos se aferran a la terquedad frágil de las piedras, / a la fuerza de los montículos de algas, / al remanente oscuro de la piel.
Pero la dureza de la tierra es pura grieta / y oscila bajo la claridad vehemente del calor. / Desde un resquicio dorado de tu cuerpo, se asoma un filo pétreo, / antiguo como la sepultura de la flecha / y frío como el suelo oculto por milenios al sustento clemente del sol.
Dialogar con el dolor de los hombres bajo las reglas terribles del patriarcado es un acto imperioso. Sin embargo, al someter al análisis crítico varios elementos de la muestra surgen algunas problemáticas apremiantes.