… de páginas, foto/postal y un libro
“[…] Jugábamos en el patio de afuera a la sombra de los flamboyanes y nuestros juegos eran el balón y la cuica…”.
–José Muñoz Vázquez1
Durante el período republicano de 1910 a 1912 hay que destacar las acciones administrativas llevadas a cabo por el alcalde José Muñoz Vázquez […] La administración republicana en Guayama proclamaba el desarrollo de varios proyectos públicos durante esos dos años…”.
–Alexis O. Tirado Rivera2
“En su informe anual para el Año Fiscal 1911-1912, el Municipio de Guayama tenía un presupuesto de $33,397.63 y esperaba terminar el año con un sobrante de $10,030.85. La administración republicana en Guayama proclamaba el desarrollo de varios proyectos públicos durante esos dos años, como por ejemplo, la reparación y conservación de calles, cunetas, aceras y alcantarillados de la ciudad; además, destacaba las mejoras al depósito municipal y la construcción del hospital municipal que se realizaba sin “[…] afectar los recursos ordinarios de la municipalidad, la cual en breve estará terminada y puesto al servicio de la Beneficencia Municipal…” (91-92)
Vivió la política, parece ser, y una de esas vivencias fue que su contrincante unionista, Genaro Cautiño Insúa, impugnó las elecciones de 1910, y se le señaló por “[…] fraude en el proceso de votación del 8 de noviembre de 1910” (92-93) […] “Los unionistas alegaban que el candidato republicano a alcalde, José Muñoz Vázquez, en un colegio de votación, emitió su voto a favor de su candidatura y del resto de la plancha republicana a viva voz, en vez de emitirlo en secreto.” (93). El Tribunal Supremo dictó sentencia ratificando la elección de Muñoz Vázquez, el 11 de noviembre de 1912, fecha en la cual abuelo “[…] había finalizado el periodo de dos años de gobierno (1910-1912) “ […] y resultaría triunfante nuevamente en las elecciones generales del año 1912 por una mayor cantidad de votos frente a su adversario, nuevamente, Genaro Cautiño Insúa, (93) quien sí ganaría las elecciones en 1914; el segundo periodo unionista se extiende hasta el 1920. (95)
Es interesante notar que en las elecciones generales de 1912 (cuando volvió a ganar José Muñoz Vázquez) “… entró en el escenario político la formación de varios partidos locales, “[…] ninguno de los cuales obtuvo un número sustancial de votos…”, como para ser electo. En Guayama participó un partido local llamado ‘Partido Unionistas Puros de Guayama’, que solamente postuló candidatos para los cargos de Secretario y Alguacil de la Corte Municipal. Obtuvieron solo 23 votos.” (95)
Añade Tirado Rivera que: “A pesar de haber logrado el triunfo, los republicanos observaron que la victoria unionista se debía “[…] no al paso de la opinión unionista, sino al empuje de los dólares de Cautiño.” (96) Y señala: “Resulta interesante esta apreciación del periódico (El Águila de Puerto Rico, 6 de noviembre de 1914, p.8), no obstante, el periódico no sustentó sus alegaciones de compraventa de votos por parte de los unionistas y de Genaro Cautiño Insúa.” (96)
Salgo del libro de Tirado Rivera y vuelvo a ver su foto, -la de abuelo, la del alcalde-, en el texto de los jesuitas, arriba incorporado también, y me emociona recordarlo, no así como allí aparece,(guapo y elegante) sino más viejo, -guapo y elegante pero como abuelo-abuelo- y recuerdo, como hoy, que mientras estaba en Venezuela (1957) se recibió una llamada de mi padre para que nos informaran (a mi hermano Roberto José- QEPD- y a mí) que abuelo había fallecido: yo tenía 9 años y recuerdo que en ese entonces puse a trabajar mi memoria para captar cuanta imagen había archivada en mis intersticios neuronales. ¡Y lo logré! A través de los años venía a mi memoria esporádicamente; sobre todo, lo recordaba con su traje blanco de hilo, camisa blanca y corbata negra, sentado en una de esas sillas de madera del balcón de la hacienda Centeno donde vivía; lo recuerdo callado y observador, y lo recuerdo (porque recuerdo la fotografía) ayudando a mi abuela, Edith MacCormick Hartmann bajando las escalinatas de la hacienda el día de mi bautizo; mi abuela me cargaba. Abuelo y abuela vivían, cuando mi abuelo fue alcalde de Guayama, en la hacienda Algarrobos en Arroyo; pude ver las ruinas de la casa, pero conservo una fotografía tomada en los primeros años de la invasión estadounidense (1908), en la cual aparecen las hermanas MacCormick Hartmann, -una de ellas, Edith, mi abuela-, junto a niñas pequeñas negras y dos soldados de las tropas estadounidenses, con carabina al hombro, dirigida a Mignon. Aparece la siguiente inscripción en la foto/postal: “Nov. 3rd. 1908. This is a remembrance of the old homestead Algarrobos in the time (1898) of the invasion. You will see your mother, relation, and officers of the regiment.” Siempre me ha interesado esta nota que escribe una de ellas, pues la foto era una postal enviada a otro miembro de la familia: Mignon, donde signa la llegada de Nelson Miles como lo que fue: invasion.
Las páginas del libro donde mi abuelo aparece hablando de sus juegos en el colegio de los jesuitas me las ofreció una historiadora, amante de la genealogía, amiga, Else Zayas León, directora del Archivo Arquidiocesano de San Juan. Dice así el segmento que habla de abuelo:
“[…] La poca salud de otro antiguo alumno, Don José Muñoz Vázquez, que falleció el 9 de enero de 1957, nos impidió visitarle, pero su hijo, Don Roberto Muñoz MacCormick, de Caparra, le hizo un largo interrogatorio, cinco meses antes de su muerte, que nos proporciona los siguientes datos:
Y los datos son los siguientes:
“Yo entré, como casi todos, a la edad reglamentaria de los doce años, en 1884. La Capilla interior estaba en la planta baja entrando a la izquierda; había dos estatuas en ella, de San Estanislao de Kotska y de San Luis Gonzaga, Patronos de la juventud. Había en el Colegio un teatro formal y un terraplén para la banda, cuyo director se llamada Pedro Quevedo. Jugábamos en el patio de afuera a la sombra de los flamboyanes y nuestros juegos eran el balón y la cuica. La sala de visitas estaba entrando a la derecha. En los alrededores del Colegio no había residencias hasta la actual esquina de la para 19, y frente al Colegio se hallaba la Farmacia Gallardo; en la esquina opuesta y frente también al Colegio se hallaba también un almacén propiedad de Don Rafael Palacios; la residencia más próxima era la de Don Andrés Crosas, en la parada 22, del mismo lado de la carretera donde quedaba el Colegio. Recuerdo que los PP. Examinadores eran muy estrictos, pero sin atropello. Las preguntas eran difíciles y se sacaban por sorteo. Tengo presentes a los Padres Hita (1) y Sánchez; este último de baja estatura y por eso le llamábamos el P. Sanchito. Los Padres encargados de la iglesia de San José vivían en una casa al lado del templo, en el recodo de la plaza que enfrenta a la calle de San Sebastián (2). Hasta aquí el informe del exalumno Don José Muñoz Vázquez.”
Y vuelvo al libro de Tirado Rivera para compartir otra de mis sorpresas en este hojear y leer de estos días, y tiene que ver con la Central Machete y el lado de mi abuela paterna: MacCormick Hartmann. Expresa Tirado Rivera: “De las empresas que produjeron empleos y bienes económicos en Guayama se destacó la Central Machete fundada en 1906 por la familia McCormick (sic)”, y cita de El álbum de Guayama de Luis Felipe Dessus (Tipografía Cantero Fernández & Co., 1918, p. 205):
“Su fundador fue Don Carlos McCormick, activo financiero y hombre de gran capacidad industrial.” Al iniciar sus operaciones confrontó problemas con los accesos a la finca propiedad de la familia McCormick. […] Para agosto de 1906, William McCormick le escribió una carta al Concejo Municipal de Guayama solicitando al municipio que intercediera para abrir varios caminos que condujeran a la fábrica que se establecía en el barrio Machete al sur de la ciudad […] El Concejo acordó acceder a la petición.” (156)
Me interesa, me contenta y me complace ver escrito en un libro este hecho:
“Este asunto planteado por la Central Machete es interesarte por el hecho de que la misma era de inversionistas que residían en Guayama desde el siglo XIX y habían hecho su fortuna en la ciudad, contrario a la de Aguirre y sus subsidiarias que eran de capital ausentista. Por lo tanto, el ánimo de los concejales municipales guayameses fue importante para que se desarrollara esta corporación de capital local. (156)
La Central Machete estuvo en las manos de mis tíos abuelos MacCormick desde el 1906 hasta el 1924, y era la “tercera central en el litoral después de Aguirre y Lafayette” (156) y “A partir de 1924, la Central Machete fue adquirida por la corporación dueña de la Central Aguirre quienes pagaron a la familia McCormick $9.50 por acción” (156), dato que Tirado Rivera extrae de El Mundo, 24 de octubre de 1924, p. 1. E igualmente me place leer que:
“En 1916, los McCormick, habían realizado inversiones en la Central por un valor de $100,000.00 construyendo, además, un embarcadero que “[…] son [de] las más importantes que en Puerto Rico han levantado compañías particulares.” (157, dato que Tirado Rivera toma de La Democracia, 27 de diciembre de 1916, p. 1.)
Aunque San Ciriaco golpeó a Puerto Rico en el 1899, -un año después de “la invasión” (como también signa mi tía abuela, Kathleen MacCormick en la postal )-:
“El desarrollo de Guayama, tal y como lo conocemos hoy día, se debió, en gran medida, a esos seres humanos que dieron lo mejor de sí para sacar a su ciudad hacia adelante. Los trabajadores de la caña, los campesinos, los jornaleros, los puertorriqueños en general, y los extranjeros que, en gran medida, contribuyeron a echar a rodar la rueda de la economía en un momento dado son los protagonistas de un proceso histórico que apenas comienza a estudiarse. […] La Historia de una ciudad…. Aún comienza a estudiarse.” (195) Gracias al Dr. Alexis Tirado Rivera por haber incorporado en Historia de una ciudad: Guayama – 1898-1930, estos datos de mi abuelo José Muñoz Vázquez, alcalde de Guayama (1910-1914), y de mis tíos abuelos MacCormick, fundadores de la Central Machete, vuelta realidad con capital hecho en Puerto Rico y la que regentaron desde 1906 hasta 1924. Y gracias a mi amiga Else por ofrecerme las páginas de Los jesuitas en Puerto Rico- De 1858 a 1886 donde también aparece mi abuelo, como alumno, el mismo que fue alcalde republicano de Guayama por dos términos (1910-1914), y gracias a Babie Mellowes de Muñoz MacCormick (QEPD) por ofrecerme las fotos de la hacienda Algarrobos en el 1908 y del día de mi bautizo en la Hacienda Centeno.
Estas instancias de la vida de mis ancestros Muñoz y MacCormick fueron las sorpresas de hojear y de leer estas páginas y este libro, relacionarlos con mis recuerdos de abuelo, con la postal/fotografía de mi abuela y mis tías abuelas MacCormick, con la foto del día de mi bautizo, y con la escritura que aparece en la postal que Kathleen MacCormick envío a un familiar (Mignon) en 1908. Lo público (las páginas de los jesuitas y el libro del Dr. Tirado) se amalgaman con lo privado (la foto/postal, y la foto de mi bautizo con las estampas de mis abuelos). Lo notorio, lo visto por todos: (lo público) se fusiona aquí en estas páginas con aquello que pertenece al ámbito personal o familiar: (lo privado), y se hace manifiesta la interrelación entre una y otra categoría.
Me placen todos estos datos del libro del Dr. Tirado, me placen mucho. Procede, sí, otro viaje a Guayama y andar sus calles con otra mirada y muy cerca de mi abuelo Muñoz y de mis tíos abuelos MacCormick Hartmann. Sé que mi padre, Roberto Muñoz MacCormick, sus hermanos, y todos sus descendientes, se alegran por ello. Ya una prima hermana, Zoraida Muñoz Fletcher también tiene el libro de la Historia de una ciudad: Guayama- 1898-1930 y ya me comuniqué con el autor, -que también me confirmó de la presencia de los almacenes Hartmann en el puerto de Arroyo- y quien me invitó a la presentación oficial de su libro que tendrá lugar el jueves, 19 de marzo de 2015 a las 7:30 p.m. en el Centro de Bellas Artes Adolfo Porrata Doria de Guayama. Imagino que todos los Guayameses interesados en conocer su historia, o refrescarla, allí se darán cita, así como todos los que de una manera u otra estamos vinculados con ese punto de la Isla y los pueblos colindantes.
- Los jesuitas en Puerto Rico de 1858 a 1886 – Contribución a la historia general de la educación en Puerto Rico, Antonio López de Santa Anna, S. I. [↩]
- Historia de una ciudad: Guayama 1898-1930, Ediciones Bayoán, 2014. [↩]