Detrás de la «revolución energética» de Elon Musk
Elon Musk truena contra los subsidios gubernamentales a las corporaciones pero sus compañías reciben millones en subsidios gubernamentales.
Elon Musk dice que apoya la idea de un ingreso básico universal, con el fin de que todxs tengan calidad de vida, pero se opone rabiosamente a la sindicalización de empleadxs de Tesla, el mecanismo que más ha contribuido al mejoramiento de la calidad de vida de la clase trabajadora.
La revolución de Musk, que formó parte del equipo económico de Trump hasta que éste anunció la salida de EE.UU. de los acuerdos de París (como si esa fuera su primera decisión intolerable) no es la nuestra. Esa revolución sólo será beneficiosa para su bolsillo. La energía solar es el camino, pero en manos de Musk, el camino será costoso, privatizado y a espaldas del pueblo.
Como decía Galeano, riquezas como la de Musk no son inocentes. Hay mucha sangre y dolor allí. Seguir mirando hacia arriba con ilusión en busca de alternativas es seguir apostando por soluciones que van a causar dolor a muchxs. En vez de seguir poniendo nuestras esperanzas en quienes han creado sus riquezas sobre las espaldas de personas como nosotrxs, convendría que apostemos de una vez por nosotrxs. La solución a nuestra dependencia energética en combustibles fósiles puede, a la vez, promover nuestra independencia energética y mejorar, mediante la creación de empleos verdes en comunidades y la reducción del costo de la electricidad, las condiciones de vida de nuestros sectores más vulnerables. Apostar por Musk atiende uno de esos problemas, agrava los otros dos y meramente sustituye, no elimina, los buitres que nos rodean. Si Musk quiere ayudar, que done parte de su riqueza para el desarrollo de proyectos comunitarios y de tenencia colectiva de energía solar.