El trueque y sus nudos de solidaridad
Ropa, libros, zapatos, semillas, plantas, prendas, artesanías. Servicios de agricultura, mecánica, consultoría, clases de costura, de baile, de fotografía. Dichos objetos, artefactos y servicios tienen la alta posibilidad de encontrarse en el vaivén de un trueque, la dinámica del intercambio de bienes sin la necesidad de dinero.
El trueque, una práctica económica ancestral, aún florece en nuestra sociedad como parte de la economía solidaria, y ha propiciado terreno fértil para que individuos experimenten un espacio alternativo a la corriente consumista imperante.
Según Julio Vallejo González, cofundador de la Red de Trueke Borikén, el individuo que participa en las dinámicas del trueque es denominado “prosumidor”, dicho término proviene del hecho de que el sujeto participante de un trueque es productor y consumidor al mismo tiempo. Julio, joven agricultor y artesano, y residente de Río Piedras, explica, con simpleza solemne, los inicios de la Red, indicando que tiene sus raíces en las ferias de artesanías, donde artesanos intercambiaban entre ellos productos que le sobraban al final del día. Sin embargo, en el 2007, llegó a sus manos un libro proveniente de Uruguay, titulado “Cómo crear una red de trueque en tu comunidad”, y es a partir del mismo que toma la idea de oficializar un organismo que llevara a cabo trueques de manera recurrente. Entonces nació en el 2008 la Red de Trueke Borikén.
Su declaración lee: “La Red de Trueque es un comunidad autogestora que enlaza recursos, productos y servicios, físicos y espirituales en una economía basada en el valor moral y el respeto mutuo a través de un intercambio justo, responsable y recíproco”.
Entre sus principios como Red dictaminan que “el bienestar del ser humano no está basado en el dinero, que representa afán de lucro, especulación y consumo desmedido” y sostienen, además, que “nuestro bienestar y felicidad depende, y está vinculado, al bienestar sustentable del mayor número de personas dentro de la sociedad”, siendo “cada ser humano un recurso y teniendo la capacidad de producir para sí mismo y para los demás”.
Para la Red de Trueke Borikén el individuo que participa en las dinámicas del trueque es denominado “prosumidor”, dicho término proviene de la idea de que este sujeto participante de un trueque es productor y consumidor al mismo tiempo.
En cuanto a las dinámicas de trueque, la Red ha acogido tres formas de intercambiar bienes. Primeramente, el trueque directo es el que involucra a dos o más individuos a negociar entre ellos sus productos o servicios. Además, está el trueque libre, en donde no hay negociación directa y simplemente se dejan productos voluntariamente en un área designada e individuos ponen algún producto a cambio de algún otro que escojan. Esta dinámica Julio la describe jocosamente como “regalar y recibir un regalo.” Finalmente, está el banco de trueque, descrito por el cofundador como un “pote común de valores, donde se intercambian cosas a través de un crédito social entre más de una persona”.
Desde su inicio, la Red de Trueke Borikén ha celebrado tres ferias nacionales, siendo la primera en el Bosque Seco de Guánica en septiembre de 2008, mientras que la segunda en el Jardín Botánico en septiembre de 2009 y tercera en la Placita Roosevelt en agosto de 2010.
Nudos de intercambio solidario
Según Julio, esa primera feria llevada a cabo por la Red resultó ser una feria piloto exitosa que dio hincapié para futuras dinámicas parecidas. Y dar paso a nuevos proyectos dentro de la Red, denominados ‘nodos’, término que, explica el joven artesano, es derivado de ‘nudo’. Los ‘nodos’ son distintos núcleos dentro de la propia Red. De esta forma, se incorporan otras dinámicas previamente existentes, como lo es ‘Desayuno Calle’, una actividad en la que se ocupa un espacio público en desuso para llevar e intercambiar comida.
Un nodo que nació en la Red fue el Trueque Universitario, llevado a cabo en la Residencia Campus de la UPR Río Piedras por primera vez en el 2009. Hasta ahora, este nodo lleva celebrados alrededor de cuatro trueques, donde participa activamente la comunidad de residentes, al igual que universitarios en general. Inclusive, aclara Julio orgullosamente, este proyecto está siendo considerado por parte de la Cooperativa de la propia Universidad para financiarlo y oficializarlo como una actividad universitaria recurrente.
En cuanto a otros proyectos específicos, la Red está conformando un banco de tiempo, el cual se trabaja a través de un programa cibernético, donde un individuo crea una cuenta, y va acumulando horas de acuerdo con las horas de servicio que ofrezca a otros individuos registrados en el banco.
Para Julio Vallejo, como cofundador de la Red y como individuo, no le es satisfactorio que su iniciativa se haya ramificado exitosamente de forma tan diversa y abarcadora, sin que toda sus dinámicas o nodos, estén atadas a principios de confianza, respeto, servicio, justicia social, compromiso y credibilidad.
Con tono firme, el joven concluye con esta idea: “Pienso que los otros sectores de economía solidaria deberían empezar auspiciar y propiciar estas iniciativas de trueques, porque si no tenemos una política pública gubernamental que nos favorezca, tenemos cooperativas, fundaciones comunitarias y empresas de trabajadores que pueden ayudar a que se levante el trueque, pues hace falta que cada uno [dentro de la economía solidaria] ponga de su parte para que este proyecto crezca”. Para que este proyecto y Puerto Rico, crezcan.