Información secreta a disposición del ciudadano
El sitio de internet Wikileaks reveló hace una semana más de 400 mil documentos secretos vinculados a las acciones militares de Estados Unidos en Irak entre 2004 y 2009, en los cuales se describen casos de torturas, ejecuciones sumarias y posibles crímenes de guerra cometidos por fuerzas iraquíes con la complicidad o la intervención directa de fuerzas norteamericanas. Se revela, además, por primera vez, que Estados Unidos ya había contabilizado más muertes de las que públicamente alega que ocurrieron en ese entonces, la mayoría de ellas civiles.
Esta revelación constituye una de las más importantes filtraciones de inteligencia en la historia. El sitio Wikileaks ya había dado otro golpe similar hace varios meses, cuando difundió 77 mil diarios de la guerra en Afganistán. Esta acción periodística, más allá de hacer evidente el nivel de vulnerabilidad de los aparatos militares más poderosos del mundo, también ha desatado un intenso debate sobre cuán ético es utilizar esa información, obtenida por filtración y que puede poner vidas en riesgo, con fines periodísticos. O si, incluso, se trata de una nueva manera de hacer periodismo.
Esta liberación de documentos militares ha transformado las nociones de secreto y verdad, y deja un nuevo orden mediático caracterizado por el exceso de secretos, nuevas formas de manejarlos y un nuevo periodismo para tratarlos. El impacto internacional que ha generado Wikileaks podría representar la transformación definitiva en la era del internet, de las relaciones entre periodismo y poder. Es un proveedor gratuito de la materia prima del periodismo, haciéndola accesible a cualquier medio –sea prensa, radio, televisión o en la red– que quiera hacer periodismo a partir de esas fuentes, tenga o no tenga recursos y contactos en Washington u otros círculos de poder.
Julian Assange, periodista australiano de 39 años, quien dirige a Wikileaks, expresó que estima que sobre él pesa un “peligro significativo de procesamiento y de detención” y además un “pequeño, pero no insignificante riesgo” de vida. Esto lo dijo el sábado, en una conferencia de prensa sobre la difusión de los documentos secretos sobre Irak en Londres.
Este enigmático individuo se enfrenta tanto a la amenaza de quienes quedan destapados por su trabajo, como a los conflictos generados al interior de Wikileaks por diferencias de opinión sobre cómo realizar ese trabajo y por su supuesto autoritarismo. Se le acusa de defender la transparencia en todas las dimensiones, excepto al interior de su organización. También es objeto de una denuncia por acoso sexual a dos mujeres en Suecia, país escandinavo al que había acudido a protegerse, dado su régimen garantista para la prensa, y que ahora le ha denegado el permiso de residencia. Assange, quien también se mueve rápidamente y en secreto, piensa instalarse en algún lugar de Sudamérica.
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Entrevista a Julian Assange. Joseba Elola/EL PAÍS
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Análisis de los recientes documentos filtrados por WikiLeaks. The Independent de Gran Bretaña/Especial para Página/12.
The Defense Department’s Response
El secretario de prensa del Departamento de Defensa de EEUU, Geoff Morrell, reacciona a la segunda gran filtración de WikiLeaks. Publicado en The New York Times
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