“La dificultad de recordar en el Caribe 2: Archivos archipelágicos”*
Me gustaría comenzar con una referencia a un cuento de Edgardo Sanabria Santaliz, titulado “El día que el hombre pisó la luna” (1984). La trama de este relato ocurre el mismo día en que Neil Armstrong dio sus primeros pasos en la superficie lunar, el 20 de julio de 1969. En vez de enfocarse en el gran hito histórico, el cuento de Sanabria Santaliz detalla una serie de eventos trágicos en la vida doméstica de una familia puertorriqueña. Se trata de eventos pequeños o quizá insignificantes en el contexto de una historia global, pero son incidentes que calan muy hondo en la historia de esta familia. Uno de esos eventos es la desaparición de la tatarabuela Lencha en el cuarto en que uno de los miembros de la familia había coleccionado 30 años de periódicos:
…había creado aquel laberinto de papel que llamaba su hemeroteca, donde uno podía muy bien perderse, y donde, de hecho, se nos perdió para siempre Lencha a las 10:00 de la mañana de aquel funesto día. Esta fue la segunda desgracia que sufrimos. […] En cuanto nos dimos por vencidos, y contamos el tiempo que había pasado desde su desaparición (días y días durante los cuales buscamos por turnos, para que los demás pudiesen seguir haciendo sus cosas), se asentó en nuestra mente la noción pesarosa del luto. Pero éste fue un duelo que por contradicción no nos permitió llorar ni lamentarnos. ¿Pues cómo íbamos a saber asumir una muerte que había sido puro y sencillo desvanecimiento? (11, 13)
La desaparición de la tatarabuela en el cuarto de los periódicos, así como el contrapunto entre la historia de una familia boricua que opaca el evento de dimensiones globales de la llegada a la luna, apuntan hacia una conceptualización compleja de las invisibilidades y desvanecimientos de la historia y de los archivos. En este relato la historia colectiva palidece ante los eventos pequeños y casi absurdos que ocurren en el recinto doméstico, pero la matriarca de la familia todavía desaparece en la hemeroteca familiar. La desaparición de una ancestra en un cuarto de periódicos no se pressenta aquí como una alegoría, ni como un trauma irreparable. El relato explora la disonancia cognitiva que existe entre el espacio doméstico cotidiano y sus devenires, y el recinto congelado del archivo representado como el reguero de un hoarder excéntrico de la familia.
La meditación que propongo aquí parte de una idea engañosamente simple. Sabemos que recordar no es lo mismo que producir historia. El recuerdo puede ser individual, personal, privado. Se concibe como proceso subjetivo, emotivo, íntimo. La historia presupone un ímpetu colectivo, supone pensar que un grupo o comunidad de algún tipo recuerda los mismos eventos y los considera formativos. En su libro fundacional Imagined Communities, Benedict Anderson invocaría estas recuerdos colectivos como parte constitutiva de proyectos nacionales, pero recientemente hemos visto cómo la memoria colectiva de una nación puede fragmentarse en miles de pedazos, puede ser producto mercadeable de cadenas de comunicación masiva o puede convertirse en materia de opinión.
Este pasaje de Sanabria Santaliz me resulta muy evocador, porque ilustra cómo el tema de la memoria es un asunto complicado en el Caribe. El colonialismo extendido con sus múltiples borramientos, dispersiones materiales y carencias, los desplazamientos y diásporas forzadas de sujetos provenientes de Africa, Asia y Europa que llegaron con o sin sus archivos, y un clima implacable, que avejenta los libros, destruye archivos enteros con inundaciones, huracanes, moho y polilla (Enmanuel Martinez), desordenan los archivos materiales y simbólicos haciendo casi imposible recordar en el Caribe. Sin embargo, recordar (en el sentido de consignar en la memoria y guardar en el corazón) es un proceso que ocurre constantemente fuera de los libros escritos desde ópticas y temporalidades ajenas (Glissant). En el resto de esta columna quiero explorar modelos que resultan vitales y urgentes para concebir el tema de los archivos en el Caribe hoy. En la próxima sección reviso el archipiélago como estructura alternativa para motivar el recuerdo, y en la tercera entrega comparto algunas propuestas para atender problemas con los archivos en el Caribe en el momento en que yo misma comienzo un proyecto de historias orales en donde se unen memoria, oralidad y género.
¿Archivos archipelágicos?
Entonces, ¿cuáles son algunos de los retos y problemas de los archivos caribeños? Los archivos caribeños comparten muchos de los desafíos de los archivos de la diáspora africana. Marisa Fuentes ha estudiado la invisibilidad de los sujetos negros en los archivos caribeños y coloniales y ha propuesto un acercamiento especulativo que permita rescatar la agencia y humanidad de devenires humanos más allá de la estructura histórica de la esclavitud. Herman Bennet, Larisa Brewer García y Miguel Valerio todos han presentado propuestas similares para recuperar las tramas de sociabilidades y redes de experiencia negras en Mexico, Colombia y Brasil, por mencionar los casos que me resultan más conocidos. El giro de los estudios de materialidad cultural y el acercamiento sensorial decolonial han permitido que la arquitectura, prácticas rituales comunitarias y la creación de espacios doten de relieve un complejo entramado de interacciones que trasciende la ecuación negridad=esclavitud que ha aplanado la experiencia de las comunidades negras americanas.
Ese mismo estudio material informa el trabajo de colegas como Daniel Nemser y Enmanuel Martínez, quienes han dedicado investigaciones al tema mismo de la construcción y diseño arquitectónico de archivos coloniales. El tema de la vulnerabilidad física, la decadencia, el hongo, la inclemencia del clima tropical, el moho y el hongo complican la sobrevivencia de los archivos tradicionales en el Caribe (Enmanuel Martínez). Del mismo modo, muchos aspectos del archivo caribeño (y humano, en realidad) no se pueden reducir al recinto del depósito de un archivo en una biblioteca o de un museo. En otras palabras, el papel no lo aguanta (ni captura) todo.
El colonialismo es otro referente crucial en la constitución de archivos en el Caribe. Jeanette Bastian, por ejemplo, ha estudiado el tema de la desposesión y dispersión de archivos coloniales caribeños, producidos y desperdigados entre repositorios metropolitanos. Bastian se enfoca en el caso de las Islas Vírgenes estudiado en un libro con un título muy elocuente Owning Memory. How a Caribbean Community Lost its Archives and Found its History (2003). El tema de la desposesión y dispersión de archivos caribeños como resultado de los reclamos metropolitanos y del poder adquisitivo de bibliotecas privadas en el primer mundo ha desatado todo un debate sobre proyectos de archivos comunitarios, en donde el impulso de preservar contenidos para la posteridad se tiene que balancear con el compromiso ético de mantener los archivos bajo el control o accessible a las comunidades para quienes estos materiales resultan parte de una memoria vital (Caswell; Bastian; Caswell, Migoni, Geraci y Cifor; Sangwand).
Por último, intervenciones creativas como las de Derek Walcott (“The Sea is History”) y de NourbeSe Philip,(Zong!, 2011), también han complicado el significado de espacios naturales que funcionan como repositorios simbólicos y físicos de los cuerpos de los esclavos descartados en la travesía del middle passage, mientras que Omiseke Tinsley en Thiefing Sugar ha multiplicado los relatos de solidaridad e intimidad construido entre las matis o compañeras de travesía en el traumático middle passage.
Parecería, entonces, que ante la dificultad de recordar y de consignar esa memoria en un lugar estable en el Caribe, un grupo de colegas se han dado a la tarea de proponer modos alternativos de concebir, crear e interactuar con los archivos. Ya he mencionado el caso la “especulación constructiva” (50) que propone Marisa Fuentes en su capítulo “Reading the Specter of Racialized Gender in Eighteenth–Century Bridgetown, Barbados” y que informa su libro Dispossessed Lives: Enslaved Women, Violence and the Archive (2018). Lorgia García Peña pone en conversación la teorización de la frontera de los estudios chicanos y latinos para revelar un espacio de contra/dicción en los archivos dominico/haitianos en su libro The Borders of Dominicanidad (2016). García-Peña desarrolla la noción de la contra-dicción (que se basa en decir lo contrario y en un modo de expresarse que va a contracorriente). El trabajo que se propone en este libro trasciende una noción que fue muy útil para los estudiosos de mi generación: el análisis de los silencios o lagunas en el archivo, estrategia central para los estudios subalternos y postcoloniales (Guha y Spivak). Este libro nos revela que no sólo hay silencios y vacíos en los archivos, sino que la memoria e historia humanas contienen eventos que contra-dicen las versiones oficiales, o que van en contra de los que se consideran saberes consensuados.
Mi trabajo con historias de vida de mujeres caribeñas también acepta la invitación de Jocelyn Fenton Stitt en su libro Dreams of Archives Unfolded: Absence and Caribbean Life Writing (2021) a pensar en el trabajo que hacen los textos autobiograficos o de historias de vida que no buscan completar las lagunas del archivo histórico (Spivak), sino que activamente proponen nuevas formas de memoria e historiografía caribeñas (11). Extrapolo su tesis tan sugerente para pensar las historias orales en un diálogo interesante con las tradiciones de cuentos orales del Caribe al mismo tiempo que resisto la tentación de pensar que con el archivo de historias orales caribeñas se subsana un silencio o hueco de la historia que nos permite recuperar por completo el pasado (Stitt 16). Lo que este proyecto propone es más bien un archivo archipelágico que aprovecha la dispersión o fragmentación geográfica y colonial originaria del Caribe para articular una postmemoria de la colonialidad caribeña que dialoga pero también opera fuera del paradigma teórico del holocausto judío (Hirsh). En otras palabras, los pueblos caribeños no tienen un punto de origen único que se desarticula por medio de la diáspora; estas son comunidades que emergen de la translocalidad y la creolización, de modo que el trabajo que hace la memoria no es recuperar un origen unívoco, sino darle espacio a los relatos de una multiplicidad que encuentra en esta región una serie de puntos de inflexion en común. Por lo tanto, con este proyecto no intento resolver los fallos o problemas de los archivos caribeños, sino que propongo en vez una suerte de rearticulación subjetiva y pasajera para pensar el modelo archipelágico como acercamiento complementario —multifocal y multidimensional— a los otros proyectos de archivo que se están llevando a cabo en el Caribe y entre caribeñistas. Siguiendo ese mismo modelo archipelágico, Katerina González Seligman encuentra un rico archivo pancaribeño en las revistas que se publican en el Caribe francés, español e inglés en las décadas del 1940 en su reciente libro Writing the Caribbean and Magazine Time (2021). Mi trabajo dialoga con las contribuciones de estas colegas para proponer un proyecto archipelágico de historia oral que busca recuperar los legados de las mujeres en el Caribe.
En la tercera entrega de estan columna, me gustaría aludir a mi iniciativa de investigación más reciente, en la que exploro el género de las historias orales para construir un archivo archipelágico para aprovechar la conexión que Enmanuel Martínez establece entre estos dos términos en su tesis doctoral titulada “The Archipelago and the Archive”. Mi objetivo es recuperar las contribuciones y agencia de mujeres caribeñas en proyectos y movilizaciones comunitarias y políticas de las décadas del 1970 al 1990. La selección de la historia oral para este proyecto que no va a ser un libro no es casual, sino muy intencional. Las historias orales funcionan como contra-narrativas (Fernández) que complementan las lagunas de las narrativas oficiales, al mismo tiempo que se encuentran suspendidas entre el espacio subjetivo de la memoria, la especulación imaginativa y el recuento histórico. El componente archipelágico de este proyecto se articula a partir de la intervención teórica de lo que Glissant concibe como el pensamiento archipelágico (Glissant, 2006, 33)
Quisiera concluir esta meditación compartiendo la trayectoria que me llevó a pasar de la crítica cultural a las historias orales como objeto de estudio, o lo que concibo como el paso de la investigación que culmina con artículos, capítulos o una monografía académica al trabajo de remediación de archivos que se articula por medio de la recolección de testimonios de quienes presenciaron e hicieron possible el contexto en el que vivimos. Este será el tema de la tercera columna sobre la dificultad de recordar en el Caribe que será parte de la próxima entrega para 80 grados.
Referencias:
Anderson, Benedict. Imagined Communities. Londres: Verso, 1983.
Bastian, Jeanette. Owning Memory. How a Caribbean Community Lost its Archives and Found its History. Libraries Unlimited, 2003.
Bastian, Jeannette A. “The Records of Memory, the Archives of Identity: Celebrations, Texts and Archival Sensibilities.” Archival Science. 13.2 (2013): 121–31.
Bastian, Jeannette A., et al. Decolonizing the Caribbean Record. Litwin Books, LLC, 2018.
Bennett. Herman. African Kings and Black Slaves/. Sovereignty and Dispossession in the Early Modern Atlantic. Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 2020.
Brewer-García, Larissa. Más allá de Babel: La traducción de lo negro en Perú y la Nueva Granada en el siglo XVII. Planeta/Uniandes in 2022
Caswell, Michelle. “Inventing New Archival Imaginaries: Theoretical Foundations for Identity-Based Community Archives.” Identity Palimpsests. Los Angeles: Litwin Books, 2014. 35-55.
Caswell, Michelle; Alda Allina Migoni; Noah Geraci; and Marika Cifor, “‘To Be Able to Imagine Otherwise’: Community Archives and the Importance of Representation.” Archives and Records 38.1 (2016): 1-20.
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Fuentes, Marisa. (2018) Dispossessed Lives: Enslaved Women, Violence and the Archive. Universidad de Pennsylvania.
Fuentes, Marisa. (2018) “Reading the Specter of Racialized Gender in Eighteen Century Bridgetown, Barbados.” Sexuality and Slavery: Reclaiming Intimate Histories in the Americas. Eds. Daina Ramey Berry and Leslie M. Harris. Athens: The University of Georgia Press. 49-70.
García Peña, Lorgia. The Borders of Dominicanidad: Race, Nation, and Archives of Contradiction. Duke University Press, 2016.
Glissant, Édouard. Poetics of Relation. University of Michigan Press, 1997.
Glissant, Édouard. Traité du Tout-monde. Paris: Gallimard, 1997
Guha, Ranajit and Gayatri Spivak. Selected Subaltern Studies. Oxford University Press, 1988.
Hirsch, Marianne. The Generation of Postmemory: Writing and Visual Culture After the Holocaust. Nueva York: Columbia University Press, 2012.
Martínez, Enmanuel. “The Archipelago and the Archive: Transnational Archival Practices and Mediums in Caribbean Literatures and States”. Tesis doctoral, Program in Comparative Literature, Rutgers New Brunswick, 2017.
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Tinsley, Omise’eke Natasha. Thiefing Sugar: Eroticism Between Women in Caribbean Literature. Duke University Press, 2010.
Valerio, Miguel. Sovereign Joy: Afro-Mexican Kings and Queens, 1539-1640. Cambridge University Press, 2022.
Walcott, Derek. “The Sea is History.” https://poets.org/poem/sea-history