La iguana verde en Puerto Rico: mitología y realidad
El debate científico sobre la iguana verde que se ha generado en varias revistas, entre ellas Biological Invasions, clarifica ciertas ideas y mitos sobre este reptil que ahora es tan común en Puerto Rico. A continuación presentamos algunos de los puntos más importantes de este interesante debate:
La iguana verde sí tiene depredadores naturales en Puerto Rico
En Puerto Rico se han documentado casos de falcones, garzas y boas puertorriqueñas cazando a la iguana verde. De hecho, existe una foto de un falcón comiéndose a una iguana juvenil en Guánica. Estudios científicos en Venezuela, Panamá, Florida y las Antillas también confirman que diversas especies de aves y reptiles, muchas de ellas nativas de Puerto Rico (o muy similares a las que se encuentran aquí) se alimentan de iguanas. Algunos ejemplos son la yaboa, el águila pescadora, los guaraguaos y la culebrita Borikenopsis portoricensis (antiguamente conocida por el género Alsophis).
La iguana verde es vegetariana
La iguana tiene un sistema digestivo muy especializado adaptado casi exclusivamente al consumo de plantas y a la fermentación de la fibra vegetal (celulosa), al estilo de los conejos y caballos. El problema es que la iguana, a simple vista, tiene el mismo aspecto de un reptil depredador, cosa que nos impresiona y confunde. Es como el tiburón ballena, que a pesar de ser tiburón se alimenta de organismos microscópicos y en asuntos de cadena alimenticia, es más parecido a un coral filtrador que sus parientes tiburones.
Es importante dejar claro qué es altamente probable y qué no lo es en la naturaleza. Por ejemplo, es extremadamente improbable que la iguana se alimente de coquíes vivos. Primero, porque la iguana es diurna y los coquíes son nocturnos. Segundo, porque las iguanas no “cazan”: más bien “pastan” aburridamente entre los árboles. Sin embargo, y quizás como contraste sorprendente, el pájaro carpintero de Puerto Rico sí tiene una dieta variada, que incluye desde insectos, escorpiones y frutas hasta coquíes, como se aprecia en la foto. El pájaro carpintero característicamente “hurga” entre los recovecos de la vegetación y de las bromelias en busca de animalitos, que ocasionalmente resultan ser jugosos coquíes. Claro que una iguana en cautiverio, o en condiciones semidomésticas, podrá comerse casi cualquier cosa que le lancemos a la boca, pero muy distinto es lo que hacen individuos en estado silvestre. Podríamos citar cientos de casos documentados en que un animal aparece comiendo algo raro o atípico para su especie. Por ejemplo, algunos agricultores han visto a vacas comiendo roedores, y no por eso las vacas dejan de ser herbívoras. De la misma manera se ha observado iguanas comiendo heces fecales, lapas, cangrejos, huevos, insectos y otros animalitos, pero eso no implica que las iguanas que habitan en Puerto Rico hayan dejado de ser herbívoras. Recientemente un estudio utilizando isótopos estables mostró que las iguanas verdes de Puerto Rico no dan signos de ser carnívoras y que son principalmente herbívoras. Por lo que la iguana verde, dada la evidencia científica hasta la actualidad, no representa una amenaza como depredadora, quedando muy por debajo del efecto causado por nuestras múltiples especies nativas de depredadores que diariamente comen millares de otros animales, sean nativos o no. Para completar nuestro argumento, los expertos en crianza de iguanas confirman que el consumo de proteína animal les causa daño a las coyunturas y riñones, reduciendo así su expectativa de vida.
En Puerto Rico no hay cuatro millones de iguanas
El origen de este cálculo alarmante de las autoridades sigue siendo un gran misterio. ¿De dónde sale ese número? La cifra parece proceder de censos de iguanas en lugares sobrepoblados por la especie (como el Parque Lineal de San Juan), que luego se presumen válidos para otros lugares de Puerto Rico. Solo bajo estas premisas el cálculo de la cantidad de iguanas en Puerto Rico resulta en un valor tan alto. Esta manera de determinar cuántas iguanas hay en la Isla resulta tan errada como sería, por ejemplo, contabilizar los residentes del municipio de San Juan y presumir que la misma densidad es válida para el resto de los municipios.
La iguana verde es nativa del Caribe, Sur América y Centro América
La primera iguana verde descrita por la ciencia fue un espécimen capturado en la isla caribeña de Guadalupe. Las iguanas verdes son consideradas nativas y protegidas por ley en St. John y St. Tomas. Estas islas se encuentran a sólo 70 km de Puerto Rico, y hace aproximadamente 7,000 años formaban parte de una sola isla que se extendía desde Cabo Rojo hasta la isla de Anegada. Las iguanas son excelentes nadadoras y pueden estar sumergidas hasta cuatro horas y media sin tomar aire. Incluso hay ejemplos de grupos de iguanas que han viajado sobre árboles arrastrados más de 200 km sobre el Mar Caribe por los huracanes del 1995. Aunque la mayoría de las iguanas llegaron a Puerto Rico vía la trata de mascotas, existe la posibilidad de que algunas hayan llegado sin la ayuda de los humanos, pues han vivido de forma natural en islas muy cercanas.
La iguana trae beneficios económicos y sociales
A muchos turistas les fascinan las iguanas y preguntan por hoteles donde puedan observarlas y alimentarlas. Incluso más: procuran y compran artefactos turísticos que tengan representaciones de las iguanas. En varios lugares del Caribe y Centro América existen reservas ecológicas y hoteles que explotan el turismo en torno a este reptil, fenómeno que quizás debería imitar Puerto Rico. Es igualmente cierto que la iguana puede destruir cultivos agrícolas y causar problemas estructurales y daños a la propiedad en aquellos lugares donde abunda. Pero la iguana puede también significar para el puertorriqueño, en caso de crisis alimentaria, un nuevo recurso de proteína animal, como lo fueron en el pasado los jueyes y las palomas. Los intentos del gobierno actual de crear una industria de exportación de carne de iguana, que lamentablemente están basados en la fantasía numérica de las cuatro millones de iguanas, son evidencia del potencial de esta especie para el consumo humano. De hecho, la carne de iguana era sumamente apreciada por nuestros taínos antes de que llegaran los españoles. Varias crónicas anteriores al siglo XVII documentan cuán codiciada era la carne de este reptil (muy similar a las iguanas del cercano género Cyclura, que comían nuestros taínos). Las iguanas se consideraban comida especial para los caciques y las elites precolombinas de América. Estos datos apuntan a que la iguana es una especie que históricamente pertenece a la región caribeña, y que en Puerto Rico podría aprovecharse para el consumo, el turismo y, en fin, el disfrute de los puertorriqueños.