La metáfora del dolor y la poesía hecha de presentes en Julia de Burgos
A partir del vínculo con la realidad histórica, Julia de Burgos se define a sí misma a manera de un tríptico en el que se entrelaza el ser mujer consciente de su especificidad, el ser puertorriqueña que reivindica la independencia nacional como proyecto histórico y el ser poetisa que dialoga consigo misma en la construcción del poema. En ese sentido, la triada mujer-puertorriqueña-poetisa resulta en Julia una identidad que se transforma en poesía. Julia de Burgos construyó en su poesía un ciclo de vida afincada en su intimidad, en contacto con la naturaleza y vinculada indisolublemente con los problemas existenciales e históricos de su época.
Los grandes paradigmas de la existencia humana, como son las nociones acerca de la vida y la muerte, el amor, la identidad del ser, su relación con la naturaleza, la praxis social, los conflictos con las nociones culturales predominantes y la soledad como momento de introspección en que el yo dialoga consigo mismo y permite el acto creador o la conciencia desgarradora del abandono, fluyen en la obra poética de Julia de Burgos. Como acto creador consciente Julia de Burgos construye y deconstruye su existencia social y emocional a través del mundo poético que elabora mirándose a sí misma, su experiencia de vida, el entorno que la circunscribe y sus sentimientos. A través de la poesía, Julia de Burgos elaboró el entramado de la esfera privada de su intimidad donde afloran las imágenes poéticas con que describe la realidad existencial de sus pensares y sentires, de sus nostalgias y tristezas; de su compromiso con el amor, con la patria irredenta, con los sectores empobrecidos de la sociedad y su solidaridad con la España republicana y “todos los pueblos del mundo”.
La mujer que en la esfera de su intimidad llora por el dolor de la patria y otras patrias; que clama por los trabajadores que consumen su vida en la hambruna del arrabal y del caño; que exterioriza su yo interior a los ojos del mundo, es la mujer que se enfrenta a los cánones sociales que pretenden definir la feminidad a partir de nociones culturales patriarcales basadas en ideología de la domesticidad. Frente a la ideología del patriarcado, que no admite la transgresión de las fronteras que separan al sujeto-pensante-mujer de la esfera pública y establece una relación de género basada en la subordinación de la mujer al hombre, Julia de Burgos construye su identidad y su obra poética desde una perspectiva de ruptura con las nociones de ese saber-poder excluyente de lo femenino en el espacio público.
Ese enfrentamiento con las prácticas culturales tradicionales predominantes que no admiten que la mujer abra las puertas de su intimidad al espacio público, que confina la feminidad a la esfera privada del hogar y define su rol en función de ser hija-esposa-madre-ama de casa, Julia de Burgos lo asume desde su intimidad. Enfrentándose consigo misma en un acto de introspección que le permite elaborar, a manera de un diálogo en contrapunto entre su universo interior y el mundo exterior que pretende imponer sus nociones culturales patriarcales, construye su identidad de género y reclama la participación de la mujer en condiciones de igualdad junto al hombre en la lucha por la independencia y las causas sociales de su época.
Otras de las identidades presentes en la obra poética de Julia de Burgos es la de su identidad cultural. En ella las construcciones culturales de nación y patria interaccionan con la metáfora del dolor para construir la identidad en que se afinca. El dolor como expresión de la experiencia humana se transforma en lágrima y llanto. Sin embargo en Julia, ese dolor que representa la existencia de una patria irredenta, se antepone a la intimidad de su propio llanto. Así lo expresa en el surco imaginario que construye para rememorar su lecho materno, su niñez, la adolescencia, y su contacto con la naturaleza campestre: Río Grande de Loíza. En la última estrofa transforma las aguas del río en el llanto que incorpora todos los llantos de un pueblo esclavo que no ha advenido a la libertad y al que supedita su propio llanto. Al no ser una expresión mimética del entorno en que se afirma logra trascender la pura actitud contemplativa de la situación que provoca su momento creador para afincarse en su propia condición humana. Esa relación entre la poetisa y su tiempo histórico se percibe en la que la palabra poética que asume la identidad nacional como uno de los temas de su creación.
Así por ejemplo, en Una canción a Albizu Campos la palabra discursiva para la denuncia política se transforma en la metáfora del héroe. Es un poema en que la sensación de tristeza y melancolía que se percibe en Río Grande de Loíza se sustituye por el carácter épico de un cantar de gesta en que los montes, los niños y el aire saludan al héroe encarcelado. En dicho poema, el río se personifica, no a través del llanto por un pueblo esclavo, sino en la consagración de la heroicidad de Albizu Campos y el significado de su encarcelamiento
La noción de patria en Julia de Burgos no es una entidad abstracta que se idealiza al margen de sus contradicciones o se mira a la distancia y en el recuerdo. Es una realidad social que se manifiesta en los sectores marginados de la sociedad. Es, como expresa en su poema Desde el Puente Martín Peña, una tierra de pobreza. Ante esa tierra rota con sus siglos de ayuna, Julia de Burgos toma partido con los hombres y mujeres de la tierra haciendo un llamado a transformar la plegaria en lucha contra la opresión y mirar, no al otro lado de la laguna, sino a los trabajadores que luchan contra la injusticia.
Desde esa patria en que Julia de Burgos afirma su historicidad y asume su esencia de mujer afincada en un presente y su futuro imaginado, construye también su dimensión universal. A través de ella elabora su poesía en sintonía con los pesares y sentires de otras voces y otros pueblos desgarrados por la barbarie y el holocausto de la guerra. Aquí vemos a una Julia que siente en su intimidad, no sólo el llanto y el dolor que le toca de cerca, sino el de otros pueblos y otros artífices de la poesía. El río que fue poema de los primeros sueños y despertó el alma de Julia, que llora ante el dolor de la tierra y canta la gesta del patriota puertorriqueño, es el río que lame la sangre de la España republicana cuyos sueños y utopías mueren al fragor de la guerra y apaga una de las voces literarias de mayor proyección internacional, Federico García Lorca. Ante el genocidio de un pueblo, que trataba de conquistar un porvenir de libertad, y el asesinato de una de las voces poéticas más hermosas, Julia de Burgos lanza su palabra enternecida ante la muerte del poeta granadino que cantó a la vida, a las multitudes, a los gitanos de la tierra, a la fuente de la niña del agua. Así es Julia y su poesía, toda hecha de presentes.
Referencias mínimas:
Julia de Burgos, Antología Poética. San Juan, Puerto Rico, Ediciones Borinquen, Editorial Coquí, 1967.
Julia de Burgos, Poema en veinte surcos. Edición especial con grabados del portafolio Río Grande de Loíza de José R. Alicea. Río Piedras, Puerto Rico, Ediciones Huracán, 1982.
Sara Rivas y Adelaida Bidot, “Cartas y poema inéditos de Julia de Burgos (años 1943 y 1945), en: Revista de Literatura y Expresiones Artísticas, Núm 5, Año 5, Ponce, marzo de 1996.