La universidad que queremos
El sentido de este escrito
Este documento, producido y suscrito por un grupo de profesores, tiene la intención de discutir asuntos centrales a la hora de contribuir a gestar la universidad que queremos y producir las condiciones necesarias para hacerla viable. Como manera de contextualizar la discusión del momento presente, el mismo contempla un recorrido por los eventos que más recientemente han convulsado el sistema de la Universidad de Puerto Rico. Es nuestra intención convocar a todos los colegas interesados en el diálogo y la discusión acerca de los asuntos que aquí se dilucidan, así como de otros temas y problemas que se puedan suscitar, mediante la celebración de foros, conversatorios o encuentros de diversa naturaleza que propicien la oportunidad de ponderar y elaborar tanto interrogantes y reflexiones como posibles estrategias y respuestas a nuestra actual situación como docentes.
¿Qué ha pasado posterior a la “resolución” –en el sentido de apertura física de la Universidad y la reanudación de las labores– del pasado conflicto? Aparte de una desmoralización generalizada se han producido, en unos casos, silencios tensos y, en otros, la renuencia al debate. Junto con éstos, existe un temor generalizado, fundado o no, en torno a la posibilidad de que todo pueda moverse hacia una mayor precariedad.
Los profesores llevamos mucho tiempo denunciando la falta de democracia por parte de las administraciones de turno, la expropiación de nuestros espacios deliberativos, el simulacro de nuestras asambleas claustrales, en fin, nuestra impotencia a la hora de incidir sobre un proyecto de universidad que tome en cuenta la especificidad de nuestro trabajo, la singularidad del quehacer intelectual, de la investigación académica y de la tarea docente.
La pregunta es ante todo un ejercicio político que nos lleva a plantearnos cómo podríamos actuar o incidir como profesores frente al orden existente en la Universidad actual, sin que esto constituya recurrir a otra huelga, cuyo saldo final nos ha dejado con muy pocas ganas de celebrar y una atmósfera laboral deprimente. Si la huelga no contribuyó a un mejor estado de cosas en la Universidad –salvo quizás, por la petición de la Middle States Commission on Higher Education de que la administración discuta sus finanzas con los universitarios– es oportuno entonces pensar en lo político desde otro lugar.
Si proponemos estas interrogantes es porque reconocemos que gran parte de las medidas cautelares propuestas, en el contexto de la crisis por la que atraviesa el sistema de la Universidad de Puerto Rico, ya han sido implantadas en su mayoría, y un nuevo estado de situación ha sido impuesto ante los ojos de todos. Levantamos igualmente estas interrogantes porque reconocemos que no se trata tampoco de la defensa de la Universidad previamente existente pues, en ausencia de la presente crisis, podemos claramente identificar todo un trayecto de crítica recorrido por muchos de los docentes que al presente estamos vinculados a este nuevo esfuerzo.
Hay un lugar de enunciación y un lugar de observación que estamos privilegiando en este documento. Éste es un discurso situado desde nuestra lectura y desde nuestra posición como profesores y de lo que constituye nuestra singularidad dentro de ese entramado discursivo que nombramos “comunidad universitaria”. … Lea el documento completo presionando este enlace.