“¿Quién le teme a ser llamada feminista? Yo no.”
Libro: “Brujas y Rebeldes”
Editorial: Boreales
Editora: Yolanda Arroyo Pizarro
Día, hora y lugar de presentación: martes 5 de junio, 7:00 pm, Colegio de Abogados
Dónde estará a la venta: Librería Mágica, Librería La Tertulia y Librería Norberto Gonzalez en Río Piedras.
Una entrevista a Amárilis Pagán Jiménez
Cuando era una niña, encontró en los libros a los héroes que luchaban contra la injusticia. En ese momento hizo un pacto: “para esas cosas yo quiero trabajar”. Con el paso de los años aprendió que había muchas heroínas también, aunque no fueran mencionadas. Y ahora, una parte importante del trabajo de Amárilis Pagán Jiménez es a través de la escritura: escribir contra la injusticia.
Su primer libro titulado “Brujas y Rebeldes” recoge sus columnas –publicadas en diferentes medios en Puerto Rico– que abarcan una diversidad de temas: feminismo, mujeres, género, política, sexualidad, educación, economía, pobreza, racismo y los fundamentalismos religiosos, entre otros. Este abanico de temas parten, precisamente, de sus múltiples identidades y posiciones como madre, lesbiana, compañera, abogada, trabajadora, activista, poeta y pintora. Una constante que atraviesa todos estos temas, y todas estas identidades, es su práctica feminista, que asume de manera integral y subversiva.
En esta entrevista Amárilis Pagán –directora de la organización Proyecto Matria e integrante del Movimiento Amplio de Mujeres– conversa sobre su vida, su escritura, su práctica política, los feminismos, los movimientos feministas y sociales en Puerto Rico, el papel del estado y de los medios de comunicación, entre otros temas.
¿Cuándo y cómo te nació la consciencia?
La consciencia se va construyendo por eventos a través de la vida, y recuerdo de bien pequeña estar consciente de dos cosas: una que no era blanca, todavía hay gente que me dice que no soy negra… Viviendo en un pueblo como Aibonito, donde la mayor parte de la población es blanca, yo tenía como cuatro años y en la escuelita uno notaba que cómo trataban a las nenas que eran rubias y las nenas que no eran rubias, a las que escogían para ser la Virgen María. Después, en la adolescencia, fue cuestionar por qué a las mujeres nos tratan distinto, aunque no era el caso en mi casa. Era la mayor de dos hermanos varones y yo hacía de todo. En casa esa distinción no la sentía. En la niñez no la noté, pero en la adolescencia lo noté, por ejemplo no pude entrar en un equipo de pelota y Mami y Papi me dijeron “en eso no te podemos complacer”.
Lo otro es que en casa, Mami y Papi tenían toda clase de libros. Los dos fueron maestros toda la vida, y ellos me permitían leer lo que fuera. Siempre me encantó leer. En la adolescencia me leí todo lo de Enrique Laguerre, tu ves esos héroes, todos eran héroes, ninguna heroína, que toman consciencia sobre la pobreza, la nacionalidad. En la adolescencia yo me dije “para esas cosas yo quiero trabajar”. Pero darme cuenta que era feminista me tomó años. Fue en la escuela de derecho.
¿Por qué crees que fue así?
No se me atravesaba en el camino, yo veía las injusticias, pero de ahí a formar parte un movimiento, eso me tomó mucho tiempo.
¿De dónde surge “Brujas y Rebeldes”? ¿Por qué brujas? ¿Por qué rebeldes?
Desde pequeña me llamaban la atención las historias de brujas. Y eso es por mi papá, fíjate, porque él era la que me hacía todas esas historia. Pero cuando una sigue leyendo sobre esas brujas que quemaban, entonces una se da cuenta que las brujas no eran brujas. Eran mujeres que retaban el status quo. Y para mi, y para muchas feministas, las brujas representan esa transgresión, de querer cambiar los valores y las normas culturales. Y lo de rebelde, cuando una pregunta mucho, te ponen la etiqueta de rebelde, y yo digo “pues sí, rebelde”.
¿Qué lugar tiene la escritura en tu activismo político?
Considero que me he ido construyendo desde la escritura, y cuando digo eso me refiero a que en la cotidianidad una va pensando cosas, pero cuando una se sienta a escribir amplía esos significados. Escribir una columna no me tarda tiempo, pero ya llevaba días reflexionando sobre el tema. Es la culminación de un proceso de reflexión, y, a la vez, lo completa. Inclusive, si tú miras las columnas, al principio yo hablaba de igualdad y ahora ya no hablo de igualdad sino de equidad. Mi proceso de escritura fue transformando mi entendimiento sobre lo que es la equidad.
Sí, el concepto de “equidad” es una constante en tus columnas. ¿Cómo defines la equidad? ¿Cuál es el espacio para “la diferencia”?
Para mi el concepto de equidad lo primero que hace es reconocer la diferencia, y al reconocer la diferencia, reconocer que no podemos tomar decisiones estándares pensando que toda la sociedad se va a beneficiar. Estoy hablando del tipo de análisis que tú haces mirando la diferencia: mirando la vulnerabilidad que esa diferencia toma en distintas poblaciones. Y tomando las medidas necesarias para contrarrestar ese estado de vulnerabilidad y dar una oportunidad de desarrollo y de felicidad a esas poblaciones vulnerables.
En tus columnas cubres una gama amplia de temas, educación, economía, pobreza, ambiente, racismo, sexualidad y fundamentalismos religiosos, entre otros, que van más allá de lo que tradicionalmente se asocia con “las mujeres”. ¿Cómo se entrelazan todos estos temas en tu proyecto feminista? ¿Cómo defines el feminismo o los feminismos?
Yo una vez escuché o leí que Tati Fernós dijo que una mujer que era feminista no podía ser racista, o atentar contra otras poblaciones, porque eso no era ser feminista. Y eso describe perfectamente por qué yo escribo de otras poblaciones, porque si tú estás escribiendo sobre los derechos humanos, y el centro de análisis es mirar todo lo que ese ser humano necesita para ser pleno, ser feliz, no te queda otro remedio que hablar sobre muchos otros temas. Como feminista partía de las mujeres, pero cuando empiezo a hacer trabajo de desarrollo socioeconómico tienes que abogar por todos. Parto de la verdad que la felicidad es para todo ser humano, no solo para un grupo. Y parto de mi misma, lesbiana, mamá… Mirándome a mi que soy una, y tengo tantas intersecciones, si pienso en el macro entiendo que hay muchos temas que tengo que tratar. Y habrá más temas que tocar. Una de mis columnas, “Un modelo universal”, una de mis favoritas, trata de si te preguntas cómo un modelo se replica te das cuenta que todo se relaciona, que todo tiene implicaciones.
Siempre trato de definir los feminismos de la manera más simple posible, porque como son tan diversas. Pero trato de decir que una feminista aboga por los derechos humanos de las mujeres, por sus derechos, necesidades, pero respetando sus diferencias. Todavía me pasa mucho que no coincido con otras definiciones de feminismo, es una situación muy compleja y aprendo todos los días.
En varias de tus columnas invitas a las mujeres a participar más activamente en la estructura formal política en PR y abogas por la representación de un 50/50: ¿Hasta qué punto participar en la maquinaria formal política puede lograr transformación social? ¿Qué garantiza la presencia de mujeres en la política formal?
Trato eso en la columna “Mujeres con vergüenza”, sobre las mujeres que están en la política ahora mismo en Puerto Rico y cómo nos hacen daño, porque no se trata solo de ser mujeres, sino de cómo se forman esas liderezas. Eso es parte de cómo respetar la diferencia, porque por mucho tiempo he pensando que los partidos políticos no sirven, pero entiendo que hay mujeres que quieren estar ahí, y pienso que ya que están ahí tenemos que preparar a mujeres con perspectiva de género. Creo que sí pueden lograr una diferencia, pero requiere una valentía extrema enfrentarse a la maquinarias de los partidos y a la maquinaria del estado.
No podemos cegarnos y decir “vota por esta mujer porque es mujer”, porque sino estaríamos avalando a Evelyn Vázquez, a Norma Burgos, que son mujeres que no actúan a favor de las mujeres. Estoy consciente que las maquinarias de los partidos todavía no están preparadas para recibir a las mujeres. O sea, hay que preparar a las mujeres y también a los partidos, y a la hora de participar políticamente las mujeres tienen otras necesidades. Puede haber mujeres que están totalmente preparadas, ser muy valientes, pero la manera en que trabajan los partidos y el estado, es que no existe nada más, ni hijos, ni padres, ni nada más, y las mujeres no podemos pensar así. Pero si nos metemos y nos atrevemos nunca vamos a cambiar el sistema…yo creo que es posible pero va a requerir sacrificio de las atrevidas.
En línea con la pregunta previa, en tus columnas es evidente que entiendes que el estado debe ser uno de los blancos principales de los movimientos sociales. ¿Qué proyecto político feminista existe más allá del estado?
Para empezar, estoy convencida de que la única razón por la que un estado existe es para garantizar el bienestar social porque si no tiene esa capacidad se convierte en un mero mecanismo de control y opresión de unos sectores, y yo pienso que eso es un estado ilegítimo. Por eso es que ves en las columnas que digo que el estado tiene que cumplir con esa misión, y si no está cumpliendo con esa función hay que cambiarlo, por el medio que sea. Lo que pasa es que en este país solo se piensa en que eso se hace cada cuatro años.
Sobre el proyecto político feminista más allá del estado, tiene que ser ahora que se plantee ir a la calle con las mujeres comunes y corrientes, porque definir un proyecto feminista que trate de abarcar a todas las mujeres de la Isla no se puede hacer desde un grupo. No estoy invalidando lo que se está haciendo ahora, la fiscalización, la denuncia. Estamos aportando una mirada distinta y hemos influenciado el estado, pero un proyecto a largo plazo, poderoso y democrático, necesita ir a la base. Y pienso que el eje debe ser un discurso de derechos humanos, porque cuando se habla de una perspectiva de género hay que hablar de derechos humanos.
En otra de tus columnas dices: “De todas las minorías, la más estigmatizada y aún más odiada, es la de la comunidad homosexual, lésbica, bisexual y transsexual”. ¿Por qué crees que la minoría más estigmatizada es la LGBTT?
Es la comunidad más odiada porque cuando tú miras en Puerto Rico ya no es políticamente correcto ser racista y aun hablar ciertos temas de las mujeres no son políticamente correctos. Pero todavía lideres religiosos, sociales, y políticos se sienten en la libertad de hablar de nosotros como depravados, y para colmo otras comunidades marginadas también se sienten en esa libertad. Grupos como los que se mueven en el mundo del narcotráfico, también maltratan a los que somos LGBTT. O sea que están bajo fuego en todos los sectores, en eso hay unión en este país.
¿Podemos separar las “identidades” sexuales de otras, como género, raza-etnia y clase, etc.?
Creo que no se pueden separar, porque tú como ser humano tienes todas esas cosas unidas en ti. Por ejemplo, la comunidad LGBTT que es la comunidad más odiada, pero no es lo mismo ser un homosexual negro de la barriada Morales en Caguas que ser un homosexual blanco de Garden Hills. Se sufre la desigualdad de distintas maneras. La desigualdad yo la defino como “falta de acceso a”. Así es que eso de las intersecciones de las identidades, en la medida en que tienes acceso a ciertas cosas para tu desarrollo, pues aminora el impacto.
La mayoría de las columnas en el libro fueron publicadas en El Nuevo Día (2006-2011). ¿Qué te ha ofrecido publicar en este medio?
Si te fijas el lenguaje de las columnas es bien sencillo y las columnas son bien cortas, también porque el medio así lo exige para publicar. Pero a mi me gusta que sean bien sencillas y cortas porque permite que mucha gente las lea. Y estar en un medio con tanta circulación le llega a mucha mas gente que a través de un blog. Independientemente que yo esté de acuerdo o no con sus líneas editoriales, en algunos momentos ofrece una oportunidad para que muchas más personas reflexionen. Y una escribe para eso: para generar un cambio, y eso es algo que ese medio ofrece.
Sé que también tienes un blog, Brujas y Rebeldes y, además, publicas en las redes sociales y en otros medios alternativos como Revista Cruce, Claridad y Prensa Comunitaria. ¿Qué otras posibilidades te han abierto estos espacios?
Yo escribo distinto para los otros espacios porque son públicos distintos. El blog tiene la maravilla que lo accede cualquier persona de cualquier punto del planeta, así es que da un acceso a un público distinto. No le he podido sacar la ventaja a ese blog como quisiera. Con las otras revistas, como Cruce, me permite interactuar con otras personas que tal vez nunca han escuchado de Matria. Prensa Comunitaria, para mi es bien importante, porque lo leen líderes comunitarios y escriben líderes comunitarios. Me interesa establecer un diálogo con ellos porque están en el día a día y están construyendo conceptos, y yo trato de pasarle algo sobre lo que he ido reflexionando, y he hablado con gente que me ha dicho “eso me hizo click”. Claridad, en términos de análisis de la realidad nacional desde otra perspectiva, es un medio importante. Claridad es un periódico importante, y me ha permitido establecer contacto con personas que han enriquecido mi análisis.