Roberto Silva: toda una creación visual
Aunque nos cruzamos varias veces por los pasillos de la Escuela Central de Artes Visuales, allí entre pinceles, pinturas y lienzos, no fue hasta siete años luego de graduarnos que nos volvimos a encontrar en otro continente, caminando las calles multiculturales del Raval en Barcelona. Recuerdo verlo caminar por la escuela con sus cuadros gigantes mientras su pelo rebelde era domesticado con un pincel que le servía de hebilla. Siempre tenía esa mirada ausente que te hace pensar que su cuerpo estaba allí, pero su mente se encontraba creando otras cosas. En aquel entonces ya de por si era un joven talentoso, sabía dominar el lápiz, los colores y las texturas. Pero no era sólo el dominio de la técnica lo que lo hacía interesante, sino que era de los pocos estudiantes cuya obra despertaba sensaciones.
Encontrarme con él casi una década más tarde no fue algo planificado sino todo lo contrario. Para ser honesta yo ni me había percatado que estaba tropezándome, no sólo con un antiguo compañero de clase a nivel preparatorio sino con uno de los artistas contemporáneos más ingeniosos que le ha dado Puerto Rico al mundo. Fue así como la vida me puso otra vez al tanto de Roberto Silva, un joven puertorriqueño que ha experimentado el mundo llevando consigo la creatividad y su pincel a todos los lugares que lo han acogido.
Luego de graduarse de la Central de Artes Visuales en el 2002 decidió dedicarse de lleno al campo del arte, algo ya de por sí bastante valiente. Con tan sólo diecisiete años fue aceptado como aprendiz del maestro de las artes visuales boricuas Rafael Trelles. Luego, el clímax de su vida ocurre a sus diecinueve años cuando fue galardonado con una beca de la Cátedra de Artes Plásticas y Música para hacer sus estudios en la Academia de Bellas Artes San Alejandro en La Habana, Cuba, llevándole hasta la fecha a un exilio voluntario.
Su vida en la Habana lo sensibilizó y se topó ante un mundo que desconocía. Su estancia en la hermana isla caribeña le brindó las herramientas necesarias para descubrirse como artista, explorarse y entender que él era hijo no sólo de una nación, sino del mundo. Luego de vivir tres años en Cuba, un año y medio en Gran Canaria, tres años en Barcelona y actualmente siete meses en Noruega, Roberto entiende que ha sido esta multiculturalidad la materia prima para sus obras. Cada una de ellas contiene una parte de sus vivencias, de su interior, de su ser.
Ver las obras de Silva es verse en un espejo de sensaciones donde los colores, el dominio del dibujo y ante todo la intelectualidad y profundidad de sus pensamientos se hacen presentes en sus creaciones. Por eso no hay que ser de ninguna parte específica para sentir a través de sus trabajos alguna cercanía a los sueños y las repulsiones que él busca crear. De sus exposiciones en Cuba, Puerto Rico, Macedonia y España la más reciente que tuvo lugar en Noruega el pasado 28 de octubre de 2010 contiene fragmentos de varias de sus obras que presentan a un Roberto más completo y sobre todo focalizado.
Su última exposición llamada “Fragmentos” me causó una diversidad de sensaciones. Todas están trabajadas arduamente, pero debo confesar que mi favorita fue “Pendulus”. Al ver la obra y su título me recordó el libro de Humberto Eco “El péndulo de Foucault”. Según él “Pendulus” que significa péndulo en latín, fue el nombre escogido para la obra ya que la cabeza del hombre suele significar más allá de lo obvio, sino también el concepto de ideas, de la razón, de su juicio y prejuicios. En este caso su cabeza que se encuentra suspendida en el aire tiene la idea de demostrar que muchas veces su punto de vista puede cambiar, pero siempre sus ideas vuelven al punto de origen. La decapitación de sí mismo es por una analogía entre la palabra razón y la palabra en inglés “razor” que significa navaja. La técnica utilizada para esta obra de 70 x 100 cm fue carboncillo.
Conocer las obras de Roberto Silva es ver el arte desde otra perspectiva, es sentirse que uno es parte de su mundo y su creación. Es por esta razón tan peculiar, que vale la pena que los puertorriqueños conozcan la figura de este artista que pone en alto nuestra bandera en cada exposición que asiste; llenando con orgullo y talento el nombre de Puerto Rico en los rincones más apartados del planeta. Para más información de sus obras pueden acceder a http://robertosilva-art.blogspot.com/