Se viene una explosión de literatura gay
«Un transexual va a presentar un libro en la FIL», fue la primera información que llegó a la redacción de diario16 sobre este personaje que, esa misma tarde, se presentaría en la Feria del Libro de Lima. Poco después, y semi empapados en datos sobre la alucinante historia de vida de Lizza o Luis; nos recibió en el stand “Puerto Rico” de la feria. Peluca rubia, voz gruesa, vestido y saco rojo.
«Ya sé que parezco una lesbiana en vez de una mujer», fue lo primero que nos dijo Luis Felipe Díaz, profesor(a) de Literatura hispanoamericana que cada vez más personifica en su vida diaria a Lizza Fernanda, quien fuera su álter-ego en las noches de Puerto Rico, en cabarets y discotecas, imitando a cantantes como Rocío Durcal.
Lizza dice que disfruta más vestirse como una señora distinguida cuando dicta sus conferencias y como una dragqueen en sus fiestas y presentaciones artísticas. Así, sin más preámbulo, comienza la entrevista.
-Has hecho shows travestido desde hace 40 años a la par de tu trabajo como profesor. Hace tres, decidiste aparecer en la universidad más importante de Puerto Rico vestido de mujer ante tus alumnos. Ahora, ¿debo llamarte Luis Felipe o Lizza Fernanda?
Yo he insistido en la Academia para que los estudiantes me llamen profesor Luis Felipe Díaz. Y como no he cambiado mis papeles ni nada, sigo siendo varón formalmente.
-¿Eres una dualidad?
No. quizá sí para el mundo que está afuera, pero no para mí. Ha sido toda una transición y todo un quehacer que me ha llevado a ser un híbrido de hombre y mujer, «un shemale». Aunque ya estoy interviniendo mi cuerpo, aunque no es mi intención ser transexual: a lo más lejos que llegaré será a transgénero.
-Has dicho que «se viene una explosión de literatura gay a nivel internacional». ¿Por qué, si ya hay libros que incluyen la temática?
Porque la gente gay no ha podido sacar su otredad, y recién ahora empieza a articularse, a convertirse en texto para la comunidad en general. Y hay tanto dentro de nosotros, y somos tantos y tantas… hay tantas maneras de ser lesbiana como hay tantas maneras de ser heterosexual, hay tantas maneras de ser un gay varón, como hay tantas maneras de ser un hombre, va del hombre brutal al metrosexual. Los gays no hemos enseñado nuestro verdadero rostro, lo estamos construyendo con lenguaje, con presencia en la cultura global.
Muchos escritores puertorriqueños, peruanos, cubanos, argentinos, etc., están creando textos que aunque tratan de temas gay pueden ser leídos por la comunidad en general, porque tratan sobre el ser humano, al fin y al cabo.
-Ser gay no es un tema solo sexual… ¿qué es? ¿Una cultura?
Exactamente. Todavía hay mucha gente que piensa que ser gay o transexual o transgénero es primordialmente un significante sexual. Pero es un signo de género, de una conducta de un comportamiento, de una subcultura, de unos gustos, de una manera de ser que no necesariamente tiene que ver con sexualidad.
Yo misma a veces hablo en femenino, otras en masculino. Y aunque aparente ser una mujer en la calle, en las discotecas imitando a Rocío Durcal y a Rocío Jurado; mi sexualidad es distinta. En la cama, en el aspecto sexual, soy un homosexual, mis relaciones tienen que ser de hombre a hombre, y yo no me siento mujer. Claro que cuando uno se somete a este proceso de trans pasan muchas cosas. Pero es un autodescubrimiento de cada uno. Veo mi clóset y veo cómo mi ropa de hombre se va enmoheciendo. Huele a hongo. Cada vez la uso menos, pero no miro con tristeza, sino con extrañeza, misterio. Y sí, un poco de nostalgia, porque yo era un varón bien masculino, de abuelo capataz, mulatos jíbaros de la montaña con algo de tradición andaluza.
-¿Crees que el problema es que la gente «necesita» encasillar, y en el caso de los gays es tan amplio el espectro que «no los entienden»?
Y los mismos gays a veces también se encasillan. Entran también en el juego de las dicotomías, de ser o blanco o negro, de ocupar un espacio que el Poder, así con mayúscula, la cultura oficial, lo define. ¿Quién dice que tiene que ser así? Un padre heterosexual se levanta por la mañana y es de una forma con sus hijas, de otra con su esposa, con su jefe, etcétera.
-¿Cómo te recibieron en la universidad cuando decidiste ir así?
La ley me protege, eso lo sabía yo. La ley puertorriqueña parte de la Constituyente Federal Norteamericana. Ojo, la línea es muy delgada porque cualquier cosa que haga también puede ser ilegal. A mí me expulsaron de un colegio donde enseñaba a jornada parcial. Vieron que yo ya era ateo, estructuralista, postmarxista y lacaniano; y empezaron a verme llegar con prendas de mujer…
-Hasta lacaniano nada más te aguantaron…
¡Eso! Bueno, era un colegio católico y cuando vieron cómo me vestía comenzaron a boicotear mis clases y hacer los juegos que se suelen hacer. Yo me largué.
-¿Y en la universidad de Puerto Rico?
Allí la mayor parte de los profesores y alumnos me habían visto travestido en uno de mis shows en Internet, había salido en la televisión y los periódicos. Hubo muchas impresiones, discursos y opiniones que no llegaron a mí. Yo le hice caso a la gente que me sonreía y estaba de acuerdo con lo que hacía. Los demás eran minoría, porque no sabían ni que es ser gay ni qué es ser travesti. La gente que me rodea en la universidad del país es de la más inteligente del país, con el concepto humanista de la enseñanza. Y me sentí bienvenida.
– Estás en Lima para participar de la Feria Internacional del Libro, donde Puerto Rico es el invitado especial.
Sí. Presenté mi libro «Modernidad, postmodernidad y tecnocultura actual», que es una crítica a la modernidad desde el siglo XV. Además voy a hacer la crítica del libro de un puertorriqueño, la novela Simone, que habla de la historia de una lesbiana y un escritor heterosexual, de la degradación de la ciudad y de nosotros mismos, de cómo el concepto freudiano de la penetración sexual está tan enquistado en la mente del varón, mientras que para la mujer la penetración no es imprescindible para disfrutar.
“Los gays estamos en un
periodo de enseñanza”
-¿Qué baño usas en público?
Uso el baño de hombres, vestida de mujer. Y la gente echa a correr, o se acerca y mira. Yo les digo «no se preocupe, este es el baño de hombres, lo que pasa es que soy un hombre vestido de mujer». Me pasa en hospitales, tiendas, dondequiera. Estoy en un permanente acto de informar, de enseñar.
-¿Travestirte fue en principio un acto de provocación o de aceptación contigo mismo?
No fue un acto militante de provocación. Vino todo poco a poco, es el deseo, es lo que me fue llegando: La definición de mi identidad gay, como ser humano. Yo tengo 67 años, mi madre de 92 me ve llegar como hombre y me pregunta «¿dónde está Lizza?
-¿Qué le espera en el futuro a Lizza y a Luis Felipe?
Vivo un proceso, una transición suave. Yo he preparado al mundo y el mundo me ha preparado a mí. Los gays debemos ser conscientes de que estamos en un periodo de enseñanza, debemos mostrar lo mejor de nosotros, no explotar ante las críticas. Con quien hay que ser agresivo es con el Estado, para que las leyes reconozcan la existencia y los derechos.
-¿Qué opinas de lo que dijo el Papa, de que no era quién para no aceptar en la Iglesia a una persona gay?
Creo que lo que él ha dicho es más importante que lo que hizo en su momento Ricky Martin, que fue salir del clóset.
*Publicado en Diario 16.