Talibanes imaginarios
El sargento del ejército estadounidense Robert Bales, destacado cuatro veces en Irak y Afganistán durante una década, fue puerta por puerta, disparó metódicamente y asesinó a diecisiete civiles afganos recientemente en la provincia de Kandahar. Entre las víctimas había nueves niños, uno de ellos de dos años de edad, y un grupo de mujeres.
La madre sobreviviente del niño de dos años, Gul Bashra, gritaba desconsolada al corresponsal de guerra de Prensa Asociada: “¿Era éste un talibán? Todavía no he visto a un talibán de dos años de edad. No hay talibanes aquí. Ellos (los soldados estadounidenses) siempre nos están amenazando con perros y con incursiones nocturnas de helicópteros”.
Se aduce que el sargento Bales padecía de alto nivel de estrés por haber sido destacado muy seguidamente a zonas de combate. Empero, algo que provoca escepticismo en cuanto a ese diagnóstico surge de la propia acusación en su contra por la forma metódica en que disparó contra mujeres y niños. Oficiales del ejército que contrarrestan el señalamiento del estrés del sargento Bales indican que hay otros soldados que también han sido enviados igual número de veces al combate en Irak y Afganistán.
Este no es el único incidente de esa índole en ambos países. En 2008, el The New York Times reseñó que dos marines al frente de un pelotón se dedicaron a balear indiscriminadamente a coches y transeúntes afganos a lo largo de 16 kilómetros. Mataron en su recorrido a 19 civiles e hirieron a otros 50. Adujeron que habían sido tiroteados y que habían tenido que defenderse. Ninguno fue procesado.
El 19 de noviembre de 2005, un grupo de marines masacró a 24 iraquíes desarmados en Haditha, una ciudad de la provincia de Al Anbar al occidente de Irak. Entre los asesinados había niños, mujeres y ancianos desarmados. Una corte marcial desestimó las acusaciones contra siete de los ocho marines juzgados. El único procesado fue el sargento Frank Muterich, a quien se le sentenció por negligencia en el cumplimiento del deber y se desestimó el cargo de homicidio involuntario que pesaba en su contra.
Entre las filtraciones de Wikileaks hay un cable diplomático dirigido al Departamento de Estado que revelaba el allanamiento a residencias en Irak por parte de soldados estadounidenses antes del repliegue de tropas de ese país el pasado diciembre que resultó con la ejecución de un hombre, cuatro mujeres, dos niños y tres infantes. Nadie fue condenado por esos hechos.
Sin dudas, hay talibanes verdaderos, pero los hay también imaginarios; una alucinación que se repite peligrosamente.