Tocino blanco
Dedicado a Pedro Albizu Campos
Bandoleros, se creen el último oasis en el desierto,
pues son una gran mentira, nada de eso es cierto.
Son una plaga que hay que arrancar de raíz,
creídos de maestros cuando aún son aprendiz…
Son unos peleles, unos muñecos de figura humana,
débiles, manipulables, que se levantan en la mañana
a dañar nuestro entorno; no lo vamos a permitir,
no señores, esta tierra nos la quieren exprimir…
Cenizas es lo que pueden esperar en los cañaverales,
fuego volando por encima de las calles transversales.
Habrá que salir corriendo para evitar el desastre
que han provocado estos locos, este lastre…
Tiranos no se quedarán con nuestras calles ardientes,
si se interponen, en la boca, no les quedarán dientes,
porque esta raza no es mala pero se sabe defender
y no nos van a espantar de continuar nuestro proceder…
Inútil será su emboscada, infértiles quedarán sus niñas,
porque siempre ha de derramarse sangre en las riñas,
siempre quedan unos cuantos solos, desamparados;
es que siempre hay unos que quedarán mal parados…
Fuerza bruta habrá que usar contra todos nosotros,
pues ustedes han sido responsables de los destrozos.
¡Ahora moveros! que en las calles habrá moros, prietos,
blancos, zambos, altos, bajos, estarán en aprietos…
Todos de todos lados, todos los nacionalismos
sin nacionalidades, sin dictaduras, ni despotismos,
fanatismos, absolutismos; aquí se acaba el atraco,
comienza el amor, no queremos más tocino blanco…